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La importancia de nuestros políticos ha sido fundamental para el desarrollo político, económico y cultural de España. Ahora bien, todo ese trabajo hubiera sido baldío sin la ayuda de unos pocos que hicieron fuertes las ideas de nuestros representantes públicos. Me estoy refiriendo a los publicistas y periodistas. En esta sección hablaré sobre los publicistas y periodistas carlistas que, mediante sus artículos, sus diarios y sus revistas, divulgaron la propaganda que los políticos necesitaban para obtener sus anhelados propósitos.
Francisco de Paula Oller, editor, publicista y periodista, fue el hombre de confianza en América del Sur de Carlos VII, Jaime III y Alfonso Carlos I. Carlos VII durante los desagradables días que antecedieron a la pérdida de Cuba y las Filipinas le escribió en los siguientes términos…
“España, que engendró a América a la civilización, cumple hasta el fin su misión histórica, oponiendo en ese continente la última barrera a la rapacidad de una raza absorbente. Si esa barrera es franqueada, el genio y el espíritu latino están llamados a irremisiblemente eclipse en el continente que nuestros padres supieron descubrir y vivificar… Aún es hora de salvar el honor de España y con él el porvenir de la América latina … Se que trabajas por difundir esta luminosa verdad en nuestros hermanos de allende el Atlántico, y quiero enviarte una palabra de aliento. Gracias, mi querido Oller, por lo que en este terreno consigas, y gracias a todos los que te secunden”.
Años después, cuando Alfonso Carlos de Borbón tomó las riendas del carlismo, al morir su sobrino Jaime de Borbón, escribió a Oller unas palabras de agradecimiento, al haber recibido de éste y de otros residentes en América del Sur, cartas de adhesión a su figura…
“Puedes figurarte que pena nos causó la muerte de nuestro queridísimo Jaime… pero además de esto fue una bomba que cayó sobre nuestras cabezas. A los ochenta y dos años, cada uno pide su retiro para bien prepararse a la muerte, mientras que a mí me toca trabajar ahora como si tuviese treinta años. Al primer momento dije que no podía aceptar, a mi avanzada edad, la cuestión política de Jaime; pero el buen Pujadas (que tomé a mi lado como Gentilhombre y Secretario) me hizo presente que todos los carlistas contaban conmigo y que si yo no aceptaba se perdía España. Entonces reconocí era mi deber de aceptar y que por mi sola comodidad no podía retirarme”.
Francisco de Paula Oller nació en Barcelona el 17 de febrero de 1860. Dedicó su vida a publicar revistas y periódicos relacionados con la Causa Tradicionalista. Fundó la editorial La Biblioteca Tradicionalista y como publicista imprimió Lo Crit d’Espanya; La Carcajada y El Estandarte Real. Sobre su labor publicista escribe Navarro Cabanes…
“El señor Oller era muy emprendedor. Su casa editorial era la admiración de los carlistas. Publicaba este periódico (se refiere a El Estandarte Real) Lo Crit d’Espanya, La Carcajada, almanaques, libros políticos y literarios, presentados a todo lujo. Tan buena labor no tuvo por parte de los correligionarios todo el apoyo necesario, y el señor Oller tuvo que cesar en tan magna empresa y emigrar a Buenos Aires, en donde organizó el partido y fundó varios periódicos…”.
La Biblioteca Tradicionalista, aparte de editar libros políticos y literarios, puso a la venta obras de otras editoriales que, por su temática a favor del carlismo y de la religión católica, merecían la pena ser distribuidas. Entre los títulos incluidos en el Almanaque anual cabe destacar Episodios tradicionalistas de Joaquín Llorens; Citas de la manifestación de Burgos evacuadas por Franco Leal; Combates del corazón drama en dos actos y prosa de Francisco de P. Oller; Los Dioses del Olimpo de Gay-Lussac; La Heroína de Castellfort de Jorge de Pinares; María de Turena; L’estel de nostra vall de Miguel Bosch; Álbum de personajes carlistas, en tres volúmenes, de Francisco Oller; Deux Rois del príncipe de Valori, traducido por Oller; Blanca y Leopoldo de Flordelís; El ejemplo de un gran rey de Ramiro Fernández Valbuena; Recaredo y la Unidad Católica de Modesto Hernández Villaescusa; Lo que pide el obrero, recopilación de artículos de José de Liñán; Confesiones de un carlista de Pérez Llach; Curso elemental de armas portátiles de fuego de J. Génova; y Manual del Voluntario carlista de Reynaldo Brea.
La actividad de Oller en España duró hasta finales del 1892. Problemas financieros obligaron al cierre de la editorial y a su emigración hacia América Latina, concretamente a Buenos Aires. Sobre el cierre y posterior marcha de Oller, un artículo satírico firmado por José Roca y Roca, aparecido en La Campana de Gracia, 19 de noviembre del 1892, con el título de El Petardo, afirmaba lo siguiente…
“no opinava així cert ardorós apòstol del rei de les hungares. Aquest infeliç les havia empreses per les lletres de motllo, sense considerar que la immensa majoria de les honrades masses no saben de lletres, ja que si en sapiguessin no serien carlistes com son, perquè llegint, llegint se tornarien calvos del clatell, es a dir, los hi cauria la llana: Les lletres espavilen , tal i com les preocupacions embruteixen… El petardo ho ha tirat tot en l’aire… llibres, folletos, periódics, Estandarts, Crits i Carcajadas… al Sr. Oller, la força mateixa de l’explosió va llençar-lo fins al cel en cos i ànima; però com al cel, segons notícies, no s’admeten carlins per por que no armin allí alguna gresca, lo desventurat Sr. Oller va tornar a la terra, sols que no ha vingut a caure a Espanya, sinó a Mèxic, a l’altre banda de l’Atlàntic”.
“no opinaba así cierto ardoroso apóstol del rey de las húngaras. Éste infeliz las había emprendido por las letras de molde, sin considerar que la inmensa mayoría de las honradas masas no saben de letras, ya que si supieran no serían carlistas como son, porque leyendo, leyendo se volverían calvos, es decir, se les caería el pelo: Las letras espabilan, así y como la preocupaciones ensucian… El petardo lo ha tirado todo por los aires… libros, folletos, periódicos, Estandartes, Chillidos y Carcajadas… al Sr. Oller, la fuerza misma de la explosión lo lanzó hasta el cielo en cuerpo y alma; pero como en el cielo, según noticias, no se admiten carlistas para que no armen allí ninguna revuelta, el desventurado Sr. Oller volvió a la tierra, aunque no ha venido a caer a España, sino a Méjico, al otro lado del Atlántico”.
El nombrado por Roca como rei de les hungares es Carlos VII, el cual fue bautizado con este seudónimo a raíz de su relación con la húngara Paula de Samoggy. El articulista también satiriza sobre el carlismo y sus seguidores. De ser ilustrados y cultos no serían carlistas. Así pues, ser carlista era síntoma de analfabetismo. Todo aquel que, por una razón o por otra adquiriera conocimiento, según Roca, dejaría de pertenecer a este grupo político, y enderezaría su camino hacia el verdadero conocimiento, eso es, que el único y verdadero rey de España se llamaba Alfonso XIII. El articulista afirma que menester es del carlista ir al infierno después de muerto, pues por muy católico y creyente que uno sea, siendo carlista las puertas del cielo están cerradas. Una idea absurda y disparatada.
Sobre la marcha de Oller a América, fuentes carlistas aseguraron que fue debida a las fuertes presiones y persecuciones que recibió del gobierno alfonsino. A pesar de todo esto, Oller no cesó en su empeño y continuó su labor como editor tradicionalista. En Buenos Aires dirigió El Legitimista español y España. Otras ediciones publicadas por Oller en Buenos Aires fueron Polémica entre el ex carlista Don Félix Ortiz San Pelayo y Don Francisco de Paula Oller. Suplemento de la revista España; Remembranzas; Toma de Cuenca (julio 1874); Emilio Castellar (1924); Francia y Alemania. Refutación a una conferencia (1918).
En 1936 se publicó, en Buenos Aires, un folleto titulado Laureles a un Carlista. En él se rinde tributo a uno de los más importantes publicitarios carlistas de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Alfonso Carlos I tomó parte escribiendo las siguientes palabras…
“Sería mi deseo quedase expresado en ese álbum de honor el alto aprecio y la grande admiración que tenemos, mi mujer y yo, al valiente publicista tradicionalista don Francisco de Paula Oller por todo lo que hizo durante nuestra guerra, peleando por la Santa Causa siendo él entonces todavía un niño, y después de la guerra con su elocuente y brillante pluma, y muy particularmente con la publicación de su periódico “España” en Buenos Aires por el cual perpetúa los actos heroicos de valor de los defensores de la Causa de Dios, Patria y Rey en nuestra última guerra carlista, a la que tuve la gran dicha de haber podido tomar parte como General en Jefe de los Ejércitos Reales de Cataluña y del Centro”.
El periódico El Pensamiento Navarro también se unió a dicho homenaje y en su reseña titulada Pro Homenaje al Dr. Oller podemos leer…
“Gastada en la propaganda la valiosa herencia que le dejaran sus padres, y siéndole imposible la vida ante el cúmulo de persecuciones y atropellos del Gobierno alfonsino, emigró a América en el año 1892”.
A parte de estos homenajes, participaron, entre otros el Arzobispado de Buenos Aires; el presidente de Argentina; la Biblioteca Nacional de Buenos Aires; don J. Sagariminaga; don Ernesto de Carli; don José María Monner Sans; la Agrupación Tradicionalista Española.
Finalizaremos este homenaje a la figura de Francisco de Paula Oller con un fragmento del artículo titulado Justiciero homenaje para un paladín de España, firmado por el Pbro. Juan Bernanrdino Lertora, que apareció publicado en el periódico El Pueblo, Buenos Aires, 22 de noviembre de 1935:
“Hoy, que todo se subasta, incluso la conciencia; en que se hacen renunciamientos y hasta se vende a Cristo por menos monedas que le vendiera el apóstol traidor, hallar un hombre que dice a toda hora y en todo los terrenos: “Me pertenezco a Dios, soy todo para mi patria y no abandono a mi rey”, hay que inclinarse descubrirse y exclamar: “Tu es ille vir”; eres tú toda una fortaleza y no derriban ni las prepotencias, ni las tiranías”.
Francisco de Paula Oller siguió fiel al carlismo y continuó propagándolo a través de periódicos como Monarquía Española (1931-1932), Boina Roja (1934-1936), El Boletín Tradicionalista (1938-1940) y El Requeté (1938-1943), hasta su muerte, acaecida en Buenos Aires en el año 1941.
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