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Otra de las gestas olvidadas de España en América fue la conquista, colonización y evangelización de la enorme región del Chaco, entre lo que hoy es el noroeste de Argentina y parte de Paraguay. Fue una penetración en la que fue necesario afrontar la durísima resistencia sobretodo de los indios Calchaquíes y de los guaraunos (no confundir con los guaraníes, que fueron estrechos aliados de los españoles). Desde el punto de vista espiritual los jesuitas tuvieron un gran protagonismo en la evangelización de esta zona.
 
La colonización española de la zona se inició con la fundación de las ciudades de Santiago del Estero (1533) y San Miguel de Tucumán (1565) por los capitanes españoles Diego de Rojas y Francisco de Aguirre. En 1585 Juan de Torres y Navarrete fundó la ciudad de Concepción. En 1582  Hernando de Vera había fundado Salta.Y en 1584 Francisco de Murguía fundó Jujuy. 
 
En 1616 el capitán Martín de Ledesma fundó Santiago de Guadalcazar, que se convirtió en un nudo de comunicaciones con Potosí y sus minas y con Paraguay y el Río de la Plata. En 1630 estalló la primera gran sublevación de los indios Calchaquíes que fue muy sangrienta y no fue sofocada hasta 1636. Nuevas sublevaciones estallaron entre 1660 y 1690. Los Calchaquíes tenían ya caballos y empezaban a usar armas de fuego por lo que su sometimiento y evangelización fue lenta y  difícil.
 
Durante el siglo XVIII continuaron los combates en la zona mucho, más extensa que la propia España, destacando especialmente como comandante militar el gobernador de Tucumán don Esteban de Urízar y Arespacochaga ( otro de los muchos grandes vascos hispánicos de América olvidados).
 
En la zona de Paraguay la penetración fue más propiamente religiosa y las famosas Reducciones jesuitas de Paraguay de indios guaraníes jugaron el papel principal. Los guaraníes fueron indios extraordinariamente leales a la Corona y muy proclives al catolicismo. Los guaraníes, valientes guerreros, tuvieron una función muy importante como auxiliares militares. Lucharon bravamente contra los indios charrúas del actual Uruguay, o contra otras tribus hostiles como los guaraunos. Incluso contra los portugueses, que desde Brasil lanzaban ataques contra el Paraguay hispánico.
 
Desgraciadamente un siglo más tarde la Corona abandonó a los guaraníes con el funesto Tratado de Límites de 1750 que entregó parte de la zona a Portugal con lo que las misiones jesuitas quedaron disueltas y los guaraníes volvieron a la selva tras haber intentado resistir y permanecer hispánicos hasta el final. Este tratado fue en parte fruto de la fobia «ilustrada» hacia los jesuitas y de las maniobras ocultas del embajador británico en Madrid, Benjamin Keene, (Portugal era aliada de Inglaterra) que consiguió además que el rey Fernando VI se deshiciera del primer ministro, Marqués de la Ensenada, que se oponía al tratado y sobretodo estaba impulsando una política de construcción de buques de guerra que fortalecía a la Armada española e inquietaba a Londres.
 
En cualquier caso la colonización del Chaco, sobretodo en su vertiente argentina, acabó siendo un éxito, aunque difícil y trabajado. El coronel del ejército argentino, historiador experto en el tema, Emilio Bidondo, escribía al respecto en 1988 que » la colonización del Chaco es una tarea que enorgullece a España y a su Ejército cargado de glorias y a nosotros, los argentinos, que tanto disfrutamos de ese afán». Y añade que serían necesarios varios volúmenes para explicar bien esta » magna empresa». 
 
Se podría añadir que los diversos tomos de la «Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia de Paraguay», gran recopilación de documentos que compiló el Padre Pablo Pastells entre los años 20 y 40 del siglo XX quizá sean la fuente más interesante para conocer los detalles de esta gesta espiritual y militar, en lo que hoy son Argentina y Paraguay.
 

Autor

Rafael María Molina
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