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La vuelta al mundo de Magallanes

A los que indagamos con frecuencia en los archivos y documentos históricos, suelen llamarnos ratas de biblioteca. Porque eso es lo que hacemos muchos periodistas. Esta temporada, después de obtener la firma digital, que me permite entrar en numerosos fondos documentales desde casa; últimamente nos estamos asomando con frecuencia al Archivo de Indias sevillano. Pues en esta ocasión, en lugar de descubrir a un personaje famoso, lo que hemos hallado es, simplemente, un modesto grumete que participaba en la expedición de Magallanes.

El 25 de enero de 2020 se cumplieron 500 años de la muerte accidental por ahogamiento de un humilde grumete de la nao Concepción de la Armada de Magallanes, en el Río de la Plata; no eran infrecuentes estos accidentes entre los marinos, pues, paradójicamente, muchos marineros no sabían nadar. De aquel grumete no conocemos apenas más que su nombre, Guillermo o Guillén, igual que su padre, y que era natural de “Galbay”. Así nos lo cuentan en la relación de tripulantes (Archivo General de Indias, Patronato Real, 34, R. 6) y en el listado de fallecidos de aquella expedición, y lo que ganaban por la información sobre los sueldos que se les debían a los participantes.

Más allá de los grandes personajes que comandaron o tuvieron un papel destacado en la Armada a las Islas de las Especias, al rememorar la muerte de Guillermo queremos llamar la atención sobre los escalafones más bajos de los trabajadores del mar: la marinería, los grumetes y los pajes. Los grumetes solían ser adolescentes que aprendían de los marineros el oficio, normalmente haciéndose cargo de las tareas físicas más exigentes. En esta Armada, un grumete como Guillermo cobraba 800 maravedís mensuales frente a los 1.200 que cobraba un marinero adulto. Por su parte, los pajes, que apenas eran unos niños, cobraban 500 maravedís mensuales a cambio de encargarse de las labores consideradas menos dignas, como limpiar la cubierta, hacer la comida o dar la vuelta a la ampolleta –el reloj de arena– mientras cantaban una oración para mantener despierto al que estaba de guardia. Mientras menor era la edad, más expuestos estaban estos jóvenes y niños a abusos de todo tipo, incluidos los de índole sexual.

Nuestro personaje, descubierto para la historia después de dormir en el anonimato cinco largos siglos, resurge en nuestra memoria, como emergiendo del fondo del mar, gracias al diario de navegación de la nao Concepción, para que lo recordemos en pleno siglo XXI, al rememorar la gesta de la primera vuelta al mundo de Fernando de Magallanes.

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El grumete Guillén o Guillermo, tripulante de una nao que exploraba la ruta de las especias para las Españas, muerto ahogado un 25 de enero de 1520, había acumulado una soldada de cinco meses y medio a bordo del Conçebçión, que fue como lo escribieron los amanuenses de la Armada, equivalente a 4.400 maravedíes, menos cuatro meses de paga que se le dieron de socorro en Sevilla.

También conocemos el nombre de los compañeros de los tripulantes fallecidos, desertores o dejados en las Molucas, con posterioridad a 1522-7-14. Anotación literal: Guillermo, grumete, a Miércoles veynte e çinco días del mes de enero de 1520, se ahogó Guillermo, grumete de la nao Conçebçión, el qual cayó de la nao Conçebçión estando en el Río de Juan de Solís, que es en la costa del Brasil. Y prosiguen otras anotaciones: Iohán de Olibar; Chirstóbal Dacosta; Gonçalo de Vigo; Pedro de Muguertegui; Martín de Ynsaurraga; Rodrigo Maçías; Iohán Nabarro; Iohanes de Tuy; todos grumetes.

En esta misma columna relatamos hace tiempo la muerte en combate de Esteban Puelles Murillo. Fue brigadier de guardiamarinas, nacido en Ábalos, quien hallándose en el navío «Poder», murió peleando gloriosamente en la batalla de Tolón contra la escuadra inglesa, que intentaba cortar el paso a las tropas españolas hacia Italia por el Mediterráneo, el sábado 22 de febrero de 1744.

Pues bien, entonces nos escribieron unos riojanos para solicitar más información de su glorioso antecesor. Es una pena que de este modesto grumete no dispongamos de más datos, por si alguno de nuestros lectores se sintiera identificado con este expedicionario de la ruta de las Especias de Magallanes, también gloriosa.

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REDACCIÓN