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Confieso que mi paso por la Facultad de Filosofía y Letras, de la Complutense de Madrid, fue un verdadero desastre. Porque sólo hice el primer curso y sólo aprobé dos asignaturas: la Historia General de la Cultura, que impartía el catedrático Don Manuel Ferrandis y la Historia del Arte, que daba Don Francisco Javier Sánchez Cantón, por entonces director del Museo del Prado. En mi descargo puedo decir que aquel «desastre» vino porque nada más aprobar el riguroso Examen de Ingreso que nos exigian a los provinientes de Magisterio y no del Bachillerato Superior, supe que tras aprobar los dos cursos Comunes sólo podía elegir la especialidad de Pedagogía y eso no coincidía con mis deseos. Yo quería seguir la rama de Historia… así que sin pensarlo mucho, me pasé al periodismo y periodista he sido y sigo siendo desde 1964.

A pesar de mi abandono la Historia siguió siendo mi pasión y buscando siempre documentación para mis obras (122 publicadas) me pasé más de 50.000 horas entre la Hemeroteca Municipal de Madrid, la Biblioteca Nacional, el Archivo del Congreso de los Diputados y la Biblioteca del Consejo Superior de Investigaciónes Científicas (en esa labor tengo a gala haber  sido uno de los pocos españoles que se atrevieron a desempolvar el legajo de los 18.000 folios de la muerte del General Prim o haber encontrado el discurso íntegro de la Reina Isabel II en el acto de inauguración del primer tren español).

De todos aquellos años y de mi paso fugaz por la Facultad unas palabras se me quedaron grabadas a fuego en mi mente, las que el catedrático Ferrandis nos dijo más de una vez en clase: «Señores, no perdáis nunca de vista algo fundamental para adentrarse en la Historia: LOS HECHOS DEBEN SER SAGRADOS…  y bien separados de las opiniones. Las opiniones, todas respetables, pùeden ser variadas y a veces opuestas, pero los hechos no deben admitir controversias ni opiniones. El historiador no se merecerá llamarse historiador, aunque tenga todos los títulos y doctorados del mundo, si no respeta los hechos o los manipula».

Y con esta guía del profesor Ferrandis me he paseado por lo que fue la Segunda República española. He procurado, a veces con dificultad, separar siempre los hechos y las opiniones, cosa que, lo confieso, me ha granjeado no pocos «amigos», pues, desgraciadamente, y por lo mucho que he leído hay dos versiones claras y enfrentadas sobre lo que fue aquella República.

Así que hoy, y leyendo lo que se está publicando sobre aquellos años aprovechando el «lío» de los restos de Franco y su Jefatura del Estado, me voy a limitar a recordar algunos HECHOS que sucedieron entre 1930 y 1936:

             1) Sucedió en diciembre de 1930 y cuando la Monarquía era todavía la «legalidad vigente», aunque debilitada por los años de Dictadura, y el Rey Alfonso XIII, Jefe del Estado. En esa situación  el «Comité Revolucionario» salido del Pacto de San Sebastián se sublevó y organizó un «Golpe de Estado» para traer e implantar la República. La sublevación, civil y militar, que estaba prevista para el 12 de diciembre, se aplazó a última hora por los miembros directivos del Comité y lo fijaron para el día 15, lo cual motivó que los capitanes Galán y García Hernández, no alertados del aplazamiento, se sublevaran en Jaca y Huesca, fracasaran y fueran fusilados, tras una condena por «rebelión militar». Naturalmente los máximos responsables del golpe (Alcalá Zamora, Largo Caballero, Miguel Maura y otros fueran detenidos y encarcelados. Azaña se escondió y Prieto huyó a París). Fue un rotundo intento de Cambio de Régimen… un claro Golpe de Estado.

Pacto de San Sebastián

                   2) Elecciones del 12 de abril de 1931. Tras la caída y exilio voluntario del dictador Primo de Rivera, fracasado el Gobierno Berenguer, el Rey se vio perdido e intentó volver a la «normalidad» y hasta permitió que Sánchez Guerra, a quien  había pedido que formara Gobierno, se fuera hasta la cárcel para pactar con los republicanos presos por su delito de rebelión. Pero, como no hubo acuerdo el Gobierno del almirante Aznar (el último de la Monarquía) decidió convocar unas Elecciones Municipales como primer paso para comprobar el estado de opinión de los españoles… y las urnas fueron rotundas:  22.150 concejales monárquicos y  5.775 republicanos.  A pesar de lo cual, y amparándose en que las grandes ciudades habían votado contra la Monarquía, las Izquierdas, siempre más arrojadas y más atrevidas que las Derechas, se apoderaron del Poder y el 14 de abril echaron sin miramientos al Rey de España y proclamaron la República, antidemocráticamente (con lenguaje de hoy). En realidad fue un Golpe de Estado. Esos fueron los HECHOS, lo demás fueron y siguen siendo interpretaciones, opiniones. La República llegó con las urnas en contra.

                    3) Elecciones de 1933. Fracasado el Gobierno presidido por Azaña integrado por socialistas y republicanos, el Presidente de la República convocó nuevas elecciones generales. a celebrar en primera vuelta el 19 de noviembre. Pero la situación política era ya de enfrentamiento entre las Dos Españas. Especialmente las Izquierdas, y a la cabeza Largo Caballero, ya líder indiscutible del PSOE, que anunciaron que fuese cual fuese el resultado, lucharían por una República marxista. Y eso fue lo que sucedió al conocerse el resultado de la Primera Vuelta ( 200 diputados la Derecha; 170 el Centro y 103 las Izquierdas. La mayoría absoluta era de 236) ya que Largo Caballero, ya fuera del Gobierno, sin perder tiempo, se puso abiertamente contra la República establecida y legal y a organizar la revolución, incluso con las armas y la fuerza. Como se demostró en octubre de 1934. Se sublevó Cataluña, y los nacionalistas proclamaron el «Estat Catalá» independiente y la República de Cataluña. En Asturias, los mineros se hicieron con el poder a sangre y fuego y dejando tras de sí ríos de sangre… ¡Ay!, pero en Madrid no cuajó la Huelga General Revolucionaria organizada por el PSOE (Besteiro se opuso a Largo Caballero) y el «Golpe» fue un fracaso total e igual en el resto de España. ¿ Resultado?  que el Estado de Derecho ( Jefatura del Estado y Gobierno legal) maniobró y empleó con rigor las fuerzas de seguridad del Estado y hasta el ejército… y en pocos días los responsables de la sublevación fueron detenidos y encarcelados, tras ser juzgados por «Rebelión» y se restableció la legalidad vigente (después vendría una exagerada represión, pero eso sería otro tema).  O sea, otro Golpe de Estado de las Izquierdas ( aunque éste, como diría Salvador de Madariaga, justificaría la sublevación militar de 1936).

 

Elecciones de 1933

                         4)  Elecciones 1936. El Presidente de la República, viendo ya que el Gobierno no era dueño de la situación de enfrentamiento que vivían las dos Españas convocó elecciones para el 16 de febrero, a sabiendas, eso sí, de que las urnas, cualquiera que fuese el resultado, no iban a resolver nada, puesto que las Izquierdas agrupadas en el Frente Popular y dirigidas por un Largo Caballero que había salido de la cárcel más «rojo» que cuando entró (según sus propias palabras) y dispuesto a establecer la República Marxista y la Dictadura del Proletariado. por las buenas o por las malas.  Como se demostró enseguida, ya que en los 15 días de campaña electoral hubo 41 muertos y 214 heridos (80 muy graves).  Pero, y resumiendo mucho (lo que recogen en su obra «1936. Fraude y violencia de las elecciones del Frente Popular», de los profesores Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa, y el «Dictamen sobre la legalidad de los Poderes actuantes el 18 de Julio de 1936», realizado en 1938)  lo que sucedió entre el 16 (el día electoral) y el 19 (el día de la dimisión-huída del Presidente del Gobierno, Portela Valladares) más que un «pucherazo» o un «fraude» fue, como diría Alcalá Zamora en su exilio de Argentina, un «Golpe de Estado Electoral», ya que la manipulación de las actas, como demuestran en su libro Tardío y Villa, le dieron 50 escaños más de los que habían obtenido en la primera vuelta al Frente Popular (190). O sea, que alcanzaron la mayoría absoluta (236)  que les daba el Gobierno gracias a los 50 que «robaron» en el recuento de las mesas de La Coruña, Orense, Cáceres, Málaga, Jaén, Santa Cruz de Tenerife, Granada, Cuenca y varias más. Luego el Gobierno, que presidió en primera instancia Azaña y enseguida Casares Quiroga NACIÓ ilegalmente (como fue ilegal la destitución de Alcalá Zamora como Presidente de la República). Luego ¿dónde estaba la legalidad en los meses que van desde las elecciones a la sublevación cívico militar del 18 de julio?. «Cuando el Poder está en el arroyo – diría Churchill – no debe sorprender que alguien con fuerza y ambición lo recoja del barro».

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Elecciones 1936.

                            y 5)  Otro HECHO. Se está discutiendo estos días el nombramiento-elección de Franco como Jefe del Gobierno del Estado cuando las cosas están bien claras. Tras la sublevación del 18 de Julio España queda dividida en dos: la España Republicana Roja y la España Nacional. ¿Y qué sucedió? Que Azaña siguió siendo Jefe del Estado de la España Republicana hasta la derrota de abril del 39 y que los generales sublevados eligieron a Franco como Jefe del Gobierno del Estado de la España que ya dominaban en octubre. Luego, y a partir de ese momento, bien puede decirse que Franco fue Jefe del Estado de la España Nacional entre el 1 de octubre del 36 hasta el 1 de abril del 39 y Jefe de Estado de la España reunificada desde el día de la Victoria (1 de abril del 39) hasta el día de su muerte (20 noviembre 1975) O sea, que durante los tres años de guerra hubo dos Jefes de Estado, como había dos Españas.

                                    Pero, por hoy es suficiente. Mañana será día de opiniones.

                                                               

                                                                         Julio MERINO 

                                 Periodista y Miembro de la Real Academia de Córdoba.

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