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Hoy voy a hablar un poco de estos dos reyes y emperadores. No sobresalieron con la espada pero si animaron su época con su sabiduría.
Nuestro Alfonso X de Castilla fue un erudito que dominaba varios idiomas. Se rodeó de sabios, impulsó la escuela de traductores de Toledo y escribió varios libros, el más conocido de todos fue las Cantigas de Santa María. También tuvo una obra legislativa importante que puso al reino en la modernidad e impulsó así el desarrollo económico.
Federico II Hohenstaufen llamado también Stupor Mundi, fue otro rey sabio, pariente del primero. Hablaba siete lenguas al menos y escribía correctamente en cinco, en una época en que había muchos reyes analfabetos. También se rodeó de una corte de sabios y creó la escuela de poesía de Nápoles. Escribió varios libros, el más famoso un tratado de cetrería. También tuvo una importante labor legislativa de tradición normanda que impulsó el desarrollo económico en Sicilia. Fué cada vez más extravagante y gustó de desafiar los convencionalismos de la época.
Ambos tuvieron numerosas amantes y al final de su reinado tuvieron problemas debido a los gastos y revueltas que les venían por el hecho de ser emperadores.
Viene esto a cuento de que si el Señor no parece que quiera mandarnos un guerrero, que al menos nos mande un sabio que guíe al país por los senderos de la modernidad y el verdadero progreso, el económico.
Así pues tendríamos en Madrid un Camelot con gente de valía que nos sacasen de este triunfo de la mediocridad en que nos vemos imbuidos en los últimos tiempos. Gente que destaquen por sus méritos personales y no por tener el carnet de un partido y ser serviles.
Hoy no tengo mucho tiempo para escribir y tengo además problemas con el ordenador. Por ello voy a ser breve. Imagínense un gobierno que lo compusieran los verdaderos líderes sociales del país y no cuatro cantamañanas. Seguramente nos sacarían de esta atonía y decadencia. Serían los faros que nos guiasen y no los perseguidos que son ahora.
Así que me voy a trabajar dejando esta idea en el ambiente. Ojalá que el Señor escuche esta petición mía. Yo me voy a podar las parras, que ya va terminando Febrero. Me darán jugosos racimos en Septiembre al igual que estos hombres darían abundantes frutos, todos ellos positivos para la nación. Si no nos manda Dios un César que al menos nos mande un Stupor Mundi. Sería una salida para nuestro atasco y nuestras miserias.
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