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FOTOS CEDIDAS POR LA ARMADA CHILENA

El 21 de octubre de 1520 las cuatro naos de la expedición comandada por Magallanes -la Santiago se había perdido al encallar semanas antes- llegaban a un cabo al que llamaron de las “Once mil Vírgenes” y que daba entrada al tan anhelado paso entre ambos océanos. 

Ese día todavía no lo sabían pero, efectivamente, aquella entrada de mar que tardarían en surcar casi un mes era el estrecho que comunicaba el atlántico con la mar del sur descubierta por Vasco Núñez de Balboa en 1513.

El primer gran objetivo de la expedición se había logrado. Quedaba por delante el segundo, llegar a las islas Molucas y regresar cargados de especias a España. Lo de dar la vuelta al mundo y continuar navegando hacia el occidente fue por obra y decisión de Juan Sebastián de Elcano, quien completó aquella inmensa gesta tres años después de la partida de las naos, instalando su nombre en el panteón dorado de la historia.

Tres sencillos y emotivos actos

En esta semana se ha conmemorado en Chile, en el estrecho de Magallanes donde se sitúa la ciudad de Punta Arenas, aquél primer gran hito de la expedición española de hace 500 años, el descubrimiento del estrecho y, por ende, del actual territorio chileno.

Marcada dicha efeméride por la terrible pandemia que padecemos, los actos fueron sencillos, sin apenas público y con dos grandes protagonistas, el buque escuela de la Armada española “Juan Sebastián de Elcano” y su homólogo, el buque escuela “Esmeralda” de la Armada chilena.

De hecho, el barco español y su dotación están siguiendo la ruta de aquella expedición gloriosa en su actual crucero de instrucción para rendir homenaje a aquellos hombres. Por ello, el “Juan Sebastián de Elcano” arribó al estrecho de Magallanes pocos días antes del 21 de octubre para participar en los actos previstos de conmemoración en territorio chileno.

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El primero de ellos fue el domingo 18 de octubre cuando el velero español entraba en el bahía de Punta Arenas y disparaba 21 salvas de saludo que fueron replicadas con otras tantas lanzadas desde tierra por la Guarnición de Infantería de Marina de Orden y Seguridad de Magallanes, en señal de la más cordial bienvenida.

El segundo fue el martes 20 de octubre, día en el que se ofició una misa desde la cubierta del “Esmeralda” y con presencia también del “Juan Sebastián de Elcano” frente a la bahía de Fortescue, el lugar que los españoles denominaron hace 500 años como bahía o puerto de las Sardinas por la abundancia de estos peces.

Allí, la Armada chilena instaló hace unos meses una gran cruz de 2 toneladas y 10 metros de altura para marcar el lugar donde se celebró la primera misa en territorio chileno. En aquella ensenada estuvo unos días el grueso de la expedición de Magallanes y Elcano esperando mientras algunos seguían en chalupas surcando ese brazo de mar para comprobar si llevaba a la tan ansiasa salida al otro mar. Al fin, a primeros de noviembre, Pigaffetta nos narró el emotivo y exitoso desenlace…

Los marineros de la chalupa volvieron el tercer día, y nos comunicaron que habían visto el cabo en que terminaba el estrecho y un gran mar, esto es, el Océano. Todos lloramos de alegría”.

21 de octubre, quinientos años después

El último y principal acto tuvo lugar nuevamente en la ciudad de Punta Arenas el miércoles 21 de octubre. Allí llegó el presidente de Chile Sebastián Piñera para inaugurar un monumento instalado en la costanera y posteriormente, en el muelle Prat y flanqueado por el “Juan Sebastián de Elcano” y el “Esmeralda”, pronunciar una sentidas palabras como homenaje a aquellos hombres de hace 500 años y a la inmensa gesta por ellos protagonizada.

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Hoy estamos conmemorando quinientos años de una hazaña, de una epopeya que revolucionó la comprensión de nuestro planeta tierra y que significó un gran salto hacia la globalización… Magallanes y ElCano navegaron hacia un mundo desconocido, lo hicieron contra viento y marea, enfrentando todas las dificultades, atravesando tormentas, pasando frío, acechados permanentemente por las enfermadades y por la muerte. De hecho, la inmensa mayoría de los que zarparon nunca regresaron a puerto.

¿Han visto algo de esto en los grandes medios de comunciación españoles?¿Ha tenido la cobertura mediática que se merecía? A mi juicio no, escasísima para algo tan grande y digno de una mucha mayor cobertura y difusión. Tan  sólo en las redes sociales se han compartido fotos y vídeos de estos actos.

Luego nos quejamos de que nuestra historia esté olvidada y en muchas ocasiones, mancillada. Lo que no se cuenta, lo que no se recuerda, apenas existe para la mayoría. Honor y gloria a Magallanes, Elcano y los 250 hombres que protagonizaron aquella tremenda epopeya.

Daniel Arveras es periodista y escritor. Autor de “Conquistadores olvidados”, publicado por SND Editores.

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REDACCIÓN