21/11/2024 12:55
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María Menéndez. Estudió historia y escribió un libro sobre los Comuneros de Castilla. Madre de 9 hijos, es coordinadora de plataformas por la objeción a Educación para la Ciudadanía, presidente de la asociación de Familias numerosas de Madrid, también en la federación madrileña y fundadora de la plataforma Siempre Seremos Familia junto a Concapa y a la Asamblea por la Vida y Familia (Ceu+Neos).

Hablamos con ella sobre la familia numerosa con ocasión de la mesa redonda que organiza Enraizados titulada El liderazgo que España necesita y que tendrá lugar el 1 de febrero en Madrid.

¿Qué supone para usted participar en esta mesa redonda organizada por Enraizados al lado de Jesús Poveda y Beatriz Morillo?

Un honor que no merezco. Beatriz y Jesús son dos grandes personas influyentes. No me siento líder, pero si tengo la convicción de la necesidad de actuar en lo público, en las sociedad y en la política. Es inherente a nuestra condición de persona la proyección social de nuestra vida.

¿Por qué decidió involucrarse en la defensa de las familias numerosas?

Me llegó sin buscar la oportunidad de liderar la asociación. Me sentí interpelada y no pude negarme. El inicio fue muy duro y sin la ayuda de mucha gente que apoyaron el proyecto desde el principio, no hubiera sido capaz de llevarlo a cabo. También me motivó mi propia situación familiar, tener 9 hijos me llevó también a dar el paso para la defensa y promoción de la familia numerosa.

¿Hasta que punto es heroico formar hoy en día una familia tan grande?

Es totalmente heroico. Los padres de familia numerosa hoy son héroes o somos héroes. No solo por llevar a cabo una misión gigante, complicada de conciliar y que no se acaba nunca. Sino porque hoy en día la familia como tal está desprestigiada y la numerosa está ninguneada. El valor y el regalo que representa una familia numerosa para la sociedad está totalmente difamado y desacreditado, pisoteado. No se valora. La familia es tan valiosa que para desprestigiarla, la han tenido que deshacer y hacer otra cosa que no es familia pero que lo siguen llamando familia. El concepto como tal no se puede eliminar, pero si su contenido. Con lo cual ahora nos tenemos que «pelear» y «enfrentar» con grupos de convivencia, tales como una persona sola o tres amigos o progenitores del mismo sexo con hijos, o progenitores solos, incluso que los animales de compañía también formen parte de la familia. No solo nos meten en ese revoltijo de formas de convivencia, sino que nos dicen que el modelo de familia que llaman tradicional o natural es obsoleto y no se corresponde con la nueva modernidad.

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Pero Dios siempre ayuda y la familia sale adelante y muy fortalecida y unida…

Sí. Efectivamente. La familia es el último refugio de libertad y es lo último que caerá. Con la ayuda de Dios tenemos que resistir el embate, perseverar hasta el final. Es una gran prueba de resistencia. Los padres tenemos esa fortaleza.

¿Hay muchas familias numerosas en España actualmente?

La cifra actualmente en España es de unas 795.923 familias numerosas con el título en vigor. En la Comunidad de Madrid es de unas 130.000 familias numerosas. Y solo 21.600 en España son familias de categoría especial con 5 hijos o más. Estas cifras se pueden encontrar en la web del ministerio de Derechos Sociales.

¿La familia numerosa está en peligro de extinción?

Con las cifras que hemos mostrado en la pregunta anterior está claro que sí. Otra cosa es que llamen familia numerosa a otra forma de convivencia. Pero si hablamos de familias con un número de hijos que garantice el relevo generacional, es decir que supere la cifra de 2,1 hijos por mujer, entonces si estamos abocados a desaparecer.

¿Qué tendría que pasar para que vuelvan a proliferar las familias numerosas como ataño?

Promover la familia con hijos desde las instituciones, darle protagonismo en las políticas públicas, proteger y ensalzar el vínculo matrimonial entre un hombre y una mujer para formar familias fuertes y estables y abiertos a la vida, promover la generosidad, el esfuerzo de comprometerse en la convivencia, dar valor al afán de servicio y a la fidelidad y compromiso. Formar una familia no solo es una decisión personal sino que tiene una proyección social que si no se valora se vuelve imposible. Solamente quedaría un reducto muy pequeño de personas con unas convicciones fuertes y que permanecieran firmes en su resolución de formar familia y tener hijos a pesar de ir contracorriente.

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¿Por qué recomendaría acudir a esta mesa redonda?

En una sociedad como la actual, desorientada y confundida, sin valores firmes en los que sustentar el día a día, vemos la necesidad de encontrar y formar personas singulares capaces de ejercer influencia en los demás para convencer con las palabras y arrastrar con el ejemplo y el testimonio vivo. Ese testimonio que no se demuestra en conferencias sino con el ejemplo de cada día en la privacidad del hogar y en los ámbitos públicos donde se mueve la persona: colegio, trabajo, familia, lugares de ocio y deporte…

La confirmación de asistencia al evento es necesaria por causa de aforo y se realiza a través de este enlace:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeOh0Dco4gzdufb9MJnmJJfceYd7N4-LBMC5IiIam3qAek7OA/viewform

Al final del mismo se servirá un Vino Español.

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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La familia es el padre, la madre y los hijos. Familia Sagrada eran Jesús, María y José. Se fundamenta en el sacramento del matrimonio y en la Santísima Voluntad de Dios contenida en las Sagradas Escrituras (véase Mt 19, 3-9, Palabra de Nuestro Señor mismo). Si falla el matrimonio, falla la familia.

La política ofende gravísimamente a Dios Nuestro Señor, que nos enseñó a dar testimonio de la VERDAD, no del engaño, la mentira, la manipulación y la judía hipocresía farisea (política). Si se sigue ultrajando a Dios, no se salvará nadie. Afortunadamente todavía quedan familias sanas en Cristo.

Los políticos, sean del signo que sean, mienten como satanás. No han traído ni traen más que desgracias, divorcio, adulterio impune, promiscuidad, pornografía (incluso infantil) y todo tipo de perversión propia de anticristos rojos y mercaderes. La solución no es la política, sino Dios mismo, volver al Señor de corazón, no a la acción política que ya condenó Ratzinger en sus memorias.

4º La familia sana es la que nuestros padres, abuelos y antepasados más remotos tuvieron fundada en el amor conyugal, con hasta 12 hijos e incluso más, con muchos medios económicos menos, con muchas menos comodidades, con mucha más fatiga, esfuerzo y sacrificio y con mucha más pobreza, pero con lo esencial en toda familia, con amor entre sus miembros y con confianza plena en Dios Nuestro Señor, no en políticos que, gracias a Dios, no existieron en España durante el pasado salvo en la infernal segunda república y ahora desde el fin del régimen católico de Franco. La familia está en la naturaleza que Dios mismo ha creado desde Adán y Eva. No es una «institución» de «derecho» «tradicional» (de a saber qué «tradición» judía, mahometana, protestante o de qué tipo. No toda tradición es sana y conforme a Jesucristo Nuestro Señor. Véase lo que el Espíritu Santo enseña sobre las vanas tradiciones por medio del apóstol San Pablo). Repítase una y un trillón de veces: la familia no es una «institución» a proteger por «políticos» que buscan medallas, condecoraciones, aclamaciones populares, títulos y admiración vanidosa considerándose «HÉROES», cuando el único PROTECTOR de la familia es Dios mismo, que es el Amor infinito que inunda los corazones que a Él se entregan, y no a la política. A Dios mismo recurren en la oración las familias sanas, que rezan juntos al que todo lo puede, viviendo el abandono en la divina providencia, no la entrega del alma a satanás y sus vástagos políticos embusteros sin alma. La familia es la unión natural, querida por Dios, cimentada en el matrimonio y los hijos, pues no quiso Dios que el hombre estuviese solo y sí que tuviese compañía femenina.

No hay protección de la familia por medio de la política, sino justo todo lo contrario, su destrucción bajo todo tipo de engaños, manipulaciones e hipocresía. A los políticos no les conviene compartir su poder con Dios. Y su rechazo de Dios implica rechazo a todo lo bueno y santo, familia incluida. Los políticos son los Herodes de hoy día. El aborto no debería engañar a nadie. La familia es querida y defendida por Dios Todopoderoso. Lo que hace falta es amar a Dios sobre todas las cosas, para que abiertos de corazón a Dios con humildad, éste infunda la debida vocación a futuros esposos y esposas, uniéndoles en el amor, la donación mutua responsable, haciéndoles fecundos en su amor (por medio de los hijos). Hace falta, pues, CONVERSIÓN y no política que engaña para servirse de los que tienen fe, pero no disciernen el interés vanidoso de esos «héroes» que persiguen otros fines muy distintos a la defensa de la fe, y, por tanto, de la familia fundada en Dios.

6º ¿Qué «defensa de la familia» es esa que tolera (Rm 1, 32) a conveniencia de su política y su partido, y permite el divorcio, el adulterio impune, la promiscuidad, el desprecio al sacramento cristiano católico del matrimonio, calificando como tal a cualquier unión aberrante y abominable, la pornografía (incluso en anuncios de empresas y multinacionales ávidas de beneficios, que la madre que los parió con su asquerosa moral de mercaderes del marketing para vender mucho a esos empresarios y sus millones de accionistas anticristos amorales antifamilia. Ya pagarán, ya….), la prostitución (de todo tipo), la peste lgtbi y de género (marxistas en su origen y propagadas por todas las otras ideologías para ganar elecciones), los anticonceptivos asesinos de vidas (píldora abortiva, cuyas víctimas no cuentan las estadísticas del aborto), el propio aborto, las «parejas de hecho», concubinatos «legales», amancebamientos, incestos, y demás contubernios de degenerados, la perversión de todo tipo (fomentándola incluso en los colegios por razones políticas. Para cogerlos a todos los políticos y sus adláteres y asarlos vivos en los hornos de Auschwitz sin esperar a su propia muerte por agotamiento. Nada es más repugnantemente satánico que pervertir a los niños y niñas en los colegios (y por desgracia los padres lo consienten como auténticos subnormales cobardes como gallinas reumáticas))?

¿Qué «defensa de la familia» es esa que tolera (Rm 1, 32) la democracia, la Gran Ramera de Babilonia en la que se prostituyen todos sus hijos a cambio de un voto (apostasía), lo que diga el «pueblo» en las urnas y no lo que ha revelado el mismo Dios encarnado, Jesucristo Nuestro Señor, es decir el Dios UNO y trino en el que muchos dicen creer, pero al que solo honran con los labios en su partido político?¿Acaso aún no hemos meditado que amplia es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la perdición y que muchos lo siguen, mientras que estrecha es la puerta y tortuoso es el camino que lleva a la salvación y pocos lo siguen?¿Acaso no nos lleva la meditación de la Pasión a entender que la política lleva a elegir a Barrabás y no al que toda dolencia y enfermedad sanaba, para el que se pidió la crucifixión?¿Entonces, a qué viene todavía defender la acción política y engañar con que con ella se «defiende a la familia»?¿Se sigue tomando por tontos a los católicos o se estima que hay muchos que son falsos?

¿Qué «defensa de la familia» es esa que afirma que si se es pobre, si se está en paro, que si no se tiene recursos, que si no se tiene casa u hogar (media España vacía en amplias regiones y falta casa. La hipocresía judía crece sin freno), es decir, que si no se tienen «recursos» económicos y financieros (y, ojo, que incluso obispos engañados han caído en este falaz y demoníaco argumento materialista procedente del mismo satanás), no se puede tener familia, no se puede uno casar y tener hijos, cuando nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc., en aquella España del «hambre» y la «miseria» (no se lo cree hoy nadie), tuvieron 4, 5, 8, 12… hijos e hijas cristianos españoles de pura sangre, los criaron sanos física, mental y espiritualmente, es decir, como fieles a Cristo y a la Santísima Virgen María, en cuyos hogares se veneraban de corazón, y con muchísimos menos recursos económicos de los que hoy se dispone el la inmensa mayoría de la población, y todo ello sin exención de una infancia generalizadamente feliz y sin traumas y cosas raras que hoy tanto abundan?¿Acaso los ricos tuvieron más hijos que los pobres?¿Cuándo, donde y en qué lugar? Son los pobres, los de Nuestro Adorado Dios, los que siempre fundaron familias de Dios y trajeron hijos e hijas al mundo para dar testimonio de la Verdad, no los ricos y poderosos, que materialistas desorejados en su inmensa mayoría, atentaron contra sus propias familias y pervirtieron con su poder a pueblos enteros desde la rebeldía «no serviam» renacentista, protestante, anglicana, iluminista, racional, positivista, empirista, cientificista, revolucionaria francesa, revolucionaria rusa y democrática.

¿Qué «defensa de la familia» es no atacar el problema de fondo por miedo, complejo, cobardía, falta de hombría (o de entereza femenina), interés económico y político, sentido de pudor a hacer el ridículo, el qué dirán, la reputación ante el mundo, la clientela, los jefes, los compañeros, los vecinos, etc., menos ante Dios: los salvajes atentados que contra la cristiana y debida castidad han llevado a la humanidad al trance de correr peligro de perecer por autodestrucción, que hacen al hombre y a la mujer que los perpetra, auténticos narcisos y ególatras, cuando no auténticos psicópatas indeseables para formar matrimonios y familias, que usan al otro o a la otra como mercancía «socializable» de «placer» de uso y tiro, para su placer personal, que no son capaces de amar, de darse al otro o la otra, que no comprenden el amor por su soberbia contumaz y cerrazón de mente y corazón, independientemente de su nivel «económico» o «clase» (invento diabólico de los que no creen en Dios, pues Dios no hace acepciones de nadie y nunca estableció eso de las «clases sociales», tan marxista y tan mercantil)?

¿Qué «defensa de la familia» es esa que no entiende que sin castidad no hay familia sana como Dios manda posible, sino solo egolatría de autodestrucción de generaciones enteras por seguir a falsos profetas y doctores (políticos y adláteres a ellos prostituidos)?

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