09/05/2024 01:47

Pio Moa

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Veo a un distinguido caco del PSOE atacando en las Cortes a la “España de VOX”, que equipara al franquismo, es decir, a la versión del franquismo que han venido dando los cacos año tras año, apoyados por los señoritos cutres del PP. Cabría señalarles que era una España con pleno empleo, con muy poca deuda pública, con muy poca delincuencia, poca corrupción, con muy poca gente en la cárcel (cosa de cinco veces menos que ahora), sin leyes totalitarias, con pocos abortos, poca difusión de las drogas y poco alcoholismo juvenil, con las tasas de crecimiento económico más altas de Europa, que no han vuelto a igualarse, y sin “estar en Europa”, como dicen los mangantes, sin tensiones separatistas y con mucha mayor soberanía que ahora. Etc. Estas cosas hay que recordarlas. Del franquismo se pasó a la democracia de la ley a la ley, pero la democracia vino muy pronto atacada por unos partidos de cacos –socialistas y separatistas–, ayudados por una derecha envilecida, decididos a imponer leyes tiránicas, a repartirse el poder judicial y a corromperlo todo.
Pero no se trata solo de poner al descubierto la “España de corrupción, puterío, satelización e histeria” que representa el nuevo frente popular. Ante todo de lo que se trata es de definir “la España que queremos”. Sobre todo hay que definir la España deseable, es decir unitaria, democrática y soberana. Y explicar en qué debe consistir todo ello y por qué la atacan los partidos mafiosos. Es fundamental la denuncia de los mafiosos, pero lo es más la exposición de una alternativa clara y comprensible.

Autor

Pio Moa
Pio Moa
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.

En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistasLa quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad DigitalEl Economista y Época.
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Fue Rob

España no tiene arreglo si no se vuelve a una república democrática y si no se levanta un caudillo como Franco.

José Luis Fernández

Hace 45 años los españoles nos dejamos deslumbrar por las palabras «libertad y democracia» y votamos a una Constitución que ha producido frutos amargos. Todo lo que existía en la España anterior a esta Constitución (la paz social, la seguridad ciudadana, el desarrollo económico, la protección de la familia, etc.) lo hemos perdido y, por regla general, nadie valora lo que tiene hasta que lo pierde.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Está claro que España estaba mejor, como sociedad, con Franco que ahora en multitud de aspectos fundamentales. Ahora bien, de ahi no se sigue que la única opción o la única salida sea volver al pasado. Hay que comenzar por reconocer que la chusma española ha mercado la baja deuda pública, el bajo desempleo, la soberanía nacional y más por el «derecho» a ver tetas por televisión o por el «derecho» a satisfacer sus peores pulsiones y taras de resentidos o de hombres masa. Posteriormente, hay que acometer las grandes preguntas existenciales de la sociedad: quiénes somos, qué no pasa, de dónde venimos, a dónde vamos y a dónde debiéramos ir. La chusmocracia kakistocrática me pone de los nervios pero no idealizo el franquismo tampoco. El identitarismo es, básicamente, bueno pero no supremo. No se trata de lo que somos «realmente» sino de cuál es nuestro ideal y cómo podemos erigirnos en su consecución. La España gloriosa de antaño no era identitaria sino que tenía un ideal global: moral, legal, religioso. La identidad es un resultante. Así pues, un nuevo ideal que dé paso a una nueva identidad es lo único que puede sacarnos del marasmo, del cinismo y de la corrupción que interpenetra todo.

José Luis Fernández

Desde que terminó a Reconquista, el año 1.492, la identidad del pueblo española quedó clarísimamente expresada: somos una pueblo (o una nación) cuyas raíces proceden de la Grecia clásica, del Imperio Romano y de la religión cristiana. Eso es lo que somos y por tanto nuestro destino histórico tiene que estar indisolublemente unido al de todas las naciones que comparten con nosotros una misma civilización, la Civilización Occidental, que son las naciones de Europa y del continente americano (desde Canadá hasta Argentina), más Australia y Nueva Zelanda. Pensar que España puede volver a ser el imperio que fue durante los siglos XVI y XVII es desconocer el puesto secundario que ocupa España en el escenario geopolítico mundial.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Bien. Eso es el pasado. Nadie dice que haya que recuperar imperio alguno. Tampoco podemos, no obstante, creer que la civilización anglosangrona es la nuestra. La deriva del Estado globalista y la erosión de las bases civilizatorias actual demuestran que la Anglosfera no es Occidente. La barbarie anglosangrona, por muy tecnologizada que esté o causa de ello, es el problemón de fondo. Los mismos que han infiltrado y socavado la Hispanidad son los que quieren imponernos su idioma y sus «valores». Rusia resiste hoy. España, no realmente.

Minorías conscientes y creadoras debieran constituirse en una masa crítica, con un ideario nuevo y común, recuperando el derecho natural frente a la ingeniería social, la libertad de conciencia frente a unilateralismo dictatorial de los medios y la escuela (modelo educativo isocrático), la primacía de lo sagrado y la naturaleza y, ante todo, la resurrección del cuerpo social en un ideal filosófico ario-platónico. Aprendiendo del pasado, podemos pensar que el colapso de la civilización islámica se produjo por su rechazo al libre pensamiento y que el colapso menor de la por otra parte gran civilización católica también se produjo, a partir de un cierto momento, por la ceguera curil, por las persecuciones contra todo tipo de alumbrados, por el anquilosamiento de la jerarquía eclesiástica y por la contaminación mutua entre ésta y el Estado burgués.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

La Reconquista quedó inconclusa sin el norte de África.

Eduardo

D. Pío siempre da en el clavo.

Dacasper

Nunca mejor dicho, pues su herramienta preferida era el martillo…

Eduardo

Supongo que renegarás también de la proclamación de san Pablo y tantos más por su condición de antiguos persecutores de la incipiente Santa Madre Iglesia. Pues eso.

manuelp

Bueno dado que como historiador es mediocre (toma casi todo de otros autores sin citarlos), como político es mendaz (alaba a Franco y luego dice que su sistema y los franquistas son inservibles) y como persona es morralla (su carácter no tiene nada de valioso), es decir que cumple las tres M con las que él denosta a todo y a todos, no creo que se pueda decir que sea un modelo a seguir.

manuelp

Por cierto si quiere comprobar la infima calidad humana de este individuo no tiene mas que entrar en su blog y llevarle lo mas minimo la contraria, digno seguidor de la escuela marxista-leninista en la que estuvo y a la que sigue fiel en sus formas de actuación.

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