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000, 100… decenas de miles que están capacitados para actuar.
Estas son las cambiantes, y nada serias, »a ojo de buen cubero» cifras de terroristas yihadistas, que diversas fuentes oficiales, a gusto del consumidor político e institucional, manejan para España.
Fueran las que fueran, el hecho es que la justicia española, de la mano de los cuerpos de seguridad, así como de los servicios de inteligencia, decidió empezar la pesca »de altura y bajura» y echarles el guante tras el 11S, aunque muchos de los detenidos, finalmente fueran puestos en libertad. ¿En qué quedó la cosa? Unos 40 presos si sumamos los encarcelados por la matanza en Madrid, de la que no se ha esclarecido nada con base sólida y de la que hay aún muchas lagunas y agujeros negros.
El entonces Juez Baltarsar Garzón, como es habitual en él, sorprendió tomando las riendas tras ser propuesto para ello por elementos de los que hemos tratado en pasados artículos.
El 17 de septiembre de 2003, cuando se cumplía el 2° Aniversario del 11S, decidió entregar un Auto de Procesamiento contra 16 personas »todas ellas integradas en la organización terrorista Al Qaeda».
Estableció Garzón que todas las actividades de los acusados finalizaron »con la ejecución de los atentados del 11 de septiembre 2001».
El juez español solicitó para los acusados penas de 30 años »por todos y por cada uno» de los 3000 fallecidos en los atentados de Nueva York y Washington.
Es decir, 90.000 años de cárcel encarnados fundamentalmente en la figura de Imad Eddin Barakat Yarkas »Abu Dahdah», a quien Garzón considera el líder de la Red de Al Qaeda en España desde mediados de los 90, fecha desde la que, según Garzón de fuentes policiales, contribuía al envío de islamistas a Afganistán para participar de la Yihad.
En el mismo Auto, decidió procesar a Osama Bin Laden, siendo la primera acusación formal contra el saudí, lo que fue un gran servicio a los intereses lobistas en EEUU y les evitó el tener que hacerlo directamente.
Según la investigación liderada por Garzón, e impulsada por el fiscal Pedro Rubira, España es el país no islámico más importante en la trama de Al Qaeda y en la preparación de los atentados del 11S.
Las conclusiones del Auto de Garzón fueron recibidas con júbilo por los Bush y los lobistas tras ellos, en especial Henry Kissinger, el CFR y la RAND Corporation, que sostienen la existencia de una red global de terror bajo las riendas de Al Qaeda y sus filiales africanas y asiáticas.
El inmenso »Sumario Garzonita» cobró de nuevo importancia tras el 11M:
Se dio la coincidencia de que algunos de los nombres mencionados por Garzón volvían a aparecer en el 11M como elementos clave de la Red de Al Qaeda afincada en España y, en especial, con Abu Dahdah.
Los vínculos ofrecidos por Garzón son los únicos vínculos que aparecen entre la matanza de Madrid y Al Qaeda.
Fueron el resultado de las investigaciones entre el FBI y el CNP.
Según ellos, »la última fase de la preparación de los atentados del 11S se activó en España, donde Mohamed Atta estuvo entre los días 9 y 17 de julio, dos meses antes de los atentados».
Con las ruinas aún humeantes de las torres, el FBI comunicó al juez y al CNP que Atta tejió la última etapa de sus crímenes, y que lo hizo en nuestro país.
Esto exigía una cooperación mayor por nuestra parte y una entrega mayor en material de investigación.
Poco después se desató La Operación Dátil, ¿encabezada por quien? Eso, por nuestro juez estrella.
Decenas y decenas de supuestos miembros del terrorismo yihadista de Al Qaeda fueron detenidos desde el 18 de noviembre del 2001 con lo que el efecto se conseguía y la invasión en Afganistán se justificaba.
Garzón se encargó de dejar clara constancia de que España (toda la Península Ibérica de facto) se había convertido en una base de operaciones del terrorismo:
Esto justificaba también la creación de más estructuras de seguridad y defensa peninsulares bajo el paraguas de la OTAN. Y esto es lo que ha pasado desde entonces como estamos viendo con las relaciones OTAN-España.
Garzón dejó claro que, de la misma forma que el 11S era una declaración de guerra, el 11M también era una declaración de guerra contra el terrorismo y que debíamos apoyar estas estructuras de Defensa Global contra el Terrorismo.
Las autoridades policiales y judiciales, desde entonces (primero 11S y después 11M) iniciaron una serie de acciones encaminadas a demostrar la implicación de Al Qaeda y la elaboración del plan en España, como base auxiliar.
Era preciso, por tanto, mayor control en España para la Seguridad y Paz Global.
Información policial y judicial que hasta entonces era material de relleno de fichas se convirtieron en pruebas de implicación y arresto. El CNP tenía catalogadas 7500 fichas de islamistas en España y se abrieron.
Como conclusión, volviendo al papel del Juez Garzón, quisiera citar al Jefe del Departamento de Investigación sobre Terrorismo de la ONU, vinculado de facto al FBI, Roham Gunaratna:
»En España hay decenas de miles de musulmanes radicalizados. Se ha convertido en un refugio de reclutadores, financiadores y operativos para planificar atentados. Desde 1997 planificaron el 11S».
¿Cómo era esto posible sin pruebas de ello? Para Garzón lo era y siguió con lo establecido… El plan aún sigue y se llama Nuevo Orden Mundial, tal y como Bush, padre indicó en 1991. En su contra Donald Trump.
De esta cuestión hablaremos, Dios mediante, en próximos artículos.

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Daniel Ponce Alegre
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