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La Ley de Memoria Democrática redefine el concepto de víctima, al incluir a toda persona «que haya sufrido, individual o colectivamente, daño físico, moral o psicológico, daños patrimoniales, o menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales» como consecuencia del franquismo.

Así, las personas exiliadas, enviadas a campos de trabajos forzosos, participantes de la guerrilla antifranquista o represaliadas por su condición sexual, serán algunas de las numerosas causas por las que se podrán tipificar como víctimas.

A fin de facilitarles la tarea, a estos “adalides” de la democracia, herederos intelectuales, de los psicópatas y necrófilos, asesinos del Frente Popular, voy a dispensarles unos datos, que hacen referencia a personas que “fueron enviadas a centros de tortura y exterminio”, por analogía a esos mencionados en dicha ley “campos de trabajos forzosos”; con la esperanza de, que esta  “ley de memoria democrática”, les  ilumine la memoria y/o, la conciencia.

 Chekas: estructura, de centros de detención, tortura y asesinato, articulados por el Frente Popular, en connivencia con el gobierno de  la Republica Española.

Chekas en Madrid: más de 200 entre oficiales y oficiosas.

Chekas en Barcelona: 39.

Chekas en Valencia: 35.

Chekas en Alicante: 12.

Chekas en Castellón: 8.

Hubieron muchas mas, a lo largo de la geografía Española, pero para ello, hay obras muy bien documentadas y escritas por  escritores de reconocida competencia, que no es mi caso.

Los centros de detención, tortura y asesinato, “chekas”; lejos de ser una acción de turbas descontroladas como nos quieren hacer creer, no fueron ilegalizadas por el gobierno sino al contrario, fueron fomentadas es decir legalizadas.

Los partidos políticos que hoy en día gobiernan, o están dentro del panorama político, tenían sus propias chekas denominadas con su propio nombre:

Cheka del PSOE, Cheka de Esquerra Republicana, Checa de la UGT, Cheka del PCE…. 

Es decir, que la dignidad y la decencia de dichos partidos brillan por su ausencia, no les avergüenza hacer bandera de unas siglas manchadas de la sangre de tantos españoles inocentes, que murieron bajo terribles y atroces sufrimientos.

Para hacernos una idea, de los sistemas de tortura y asesinatos, importados de la URSS, de la mano de un mal nacido de nombre Laurencic, portador del manual de instrucciones, vamos a examinar algunos desde una perspectiva médico legal; criminológica:

Todas las técnicas eran psicológicas orientadas a debilitar la volición y conseguir
información de los cautivos generándoles:
Debilitamiento fisiológico con déficits alimenticios, de sueño, etc.
Estrés postraumático mediante torturas físicas y psíquicas.

 

Técnica de la paliza: Ataban la víctima por las muñecas con los brazos en la espalda. Varios interrogadores a medida que le hacían las preguntas le pegaban una paliza golpeando las zonas anatómicas de mayor dolor, nariz, abdomen, etc.
Técnica del “submarino seco”: Si la víctima no confesaba, le colocaban una bolsa de plástico que le cubría toda la cabeza hasta el cuello ajustándola al mismo, con el objetivo de generarle asfixia. En ocasiones utilizaban un cinturón que ceñían alrededor del cuello para provocar estrangulación.
Técnica de “la banderilla”: Consistía en inyectar en las manos y pies agua mezclada dolorosos abscesos en los miembros infectados y la funcionalidad de los mismos.
Técnica del “badajo”: Consistía en colgar la víctima con las manos atadas en la espalda. Pasaban una cuerda por una polea y se la ataban a las muñecas, luego tiraban de la cuerda hasta que víctima quedara levantada del suelo.
Técnica del “empetao”: La víctima desnuda era atada en decúbito prono sobre un banco con las piernas a cada lado. Los interrogadores le introducían a la víctima el cuello de una botella por el recto empujando hacia dentro del intestino, una vez introducida media botella tiraban de ella, la cual hacía ventosa y succionaba la víscera.
Técnica de la ratonera: Consistía en colocar una rata dentro de una olla en la que sentaban a la víctima desnuda y atada para que no se pudiera levantar. Seguidamente con un infernillo eléctrico procedían a calentar la olla, lo que provocaba que la rata quisiera salir de la olla al percibir el calor de la misma. La rata intentaba escarbar un orificio a través del cuerpo de la víctima para salir al exterior.
Silla eléctrica: Consistía en un pesado sillón de madera y encima se ubicaba el armazón metálico del asiento de un automóvil de turismo. Dicha silla estaba conectada a unos hilos que conducían por vía subterránea o empotrada el fluido eléctrico. La corriente se establecía por medio de un potenciómetro montado en una especie de estrado.
La víctima estaba desnuda y previamente había sido mojada con agua.
• Durante el interrogatorio era deslumbrada por unos potentes focos
mientras se le administraba las descargas eléctricas
Collar eléctrico: Consistía en colocar un collar de bolas metálicas alrededor del cuello de la víctima que iba conectado a un cable a través del cual se le administraban descargas eléctricas reguladas en intensidad por un potenciómetro. La víctima desnuda, previamente había sido mojada con agua.
Técnica de la ducha fría: La ducha era una pequeña celda en cuya parte exterior se hallaba instalada una manguera que introducía agua fría a gran presión. En ella se encerraba al preso completamente desnudo y era sometido a una prolongada y violenta ducha.
La operación se repetía hasta quebrar la resistencia de la víctima, la cual, a causa
del intenso frío y la fuerza del chorro de agua, no tardaba en prestar las
declaraciones que sus verdugos le exigían.
Técnica de la verbena: Consistía en tres cajones de unos 50 centímetros de ancho por 40 de profundidad, con el techo constituido por una tabla de madera movible de altura graduable. Adosado al fondo, existía un saliente, inclinado y que medía 13 centímetros; estaba destinado a que la víctima encerrada allí pudiese apoyarse por el trasero, pero sin permitirle sentarse completamente en el mismo. La altura de este saliente, colocado a 65 centímetros del suelo, contribuía a conseguir el mismo fin.
La plancha graduable del techo se colocaba de forma que el recluso tuviese que permanecer encogido y con la cabeza inclinada hacia adelante. En cuanto al suelo de esta reducida celda, presentaba la forma cóncava, lo que impedía que la víctima apoyara normalmente los pies, lo que incrementaba su incomodidad y tortura.
• En la cara interna de la puerta de la celda, que era de madera, se fijaba una tabla que, al ser cerrada aquélla, se introducía entre las piernas del recluso, lo que le impedía todo cambio de postura. Además, otra tabla de madera fijada interiormente a la puerta, en posición horizontal, apretaba el cuerpo de la víctima contra la pared de fondo, obligándole a permanecer en una posición muy forzada e incómoda.
• A la altura de los ojos del recluso, se colocaba una bombilla eléctrica de gran. A la altura de la cabeza del preso se colocaba un potente timbre eléctrico, que funcionaba constantemente.
• La permanencia en estas celdas armario se prolongaba generalmente durante tres o cuatro horas.
La Argolla: Procedían a colocar a la víctima desnuda, amarrada de manos y colgado por un pié en una argolla con la cabeza hacia abajo, sumergiendo la cabeza de la víctima a la altura de la nariz en un recipiente con agua o excrementos mientras es azotado. Para poder respirar debían contraerse hacia arriba para sacar la nariz del líquido.
Técnica del Pozo: Consistía en un pequeño calabozo o celda situados en el jardín, el cual se utilizaba para infligir a los detenidos el llamado «tormento del agua». La abertura era muy estrecha y practicada en el techo; sobre ella estaba montada una polea que servía para hacer descender o izar la víctima. Algunas veces se la suspendía por los pies, introduciéndola de cabeza en el pozo y sumergiéndola durante algunos segundos en el agua. En otras ocasiones se colgaba al recluso por los brazos o axilas y se le mantenía sumergido hasta un nivel cercano a la boca, por un largo período de tiempo.
Técnica de la Celda de castigo: El suelo estaba erizado de ladrillos de canto para impedir el caminar en un hueco de la pared, a bastante elevación, se encontraba una cama de cemento. La particularidad de la misma consistía en que su superficie estaba inclinada y cubierta de unas afiladas rugosidades o estrías del mismo material, que se clavaban en el cuerpo de la víctima al intentar tumbarse para dormir. El camastro de cemento tenía 1,50 metros de largo, por 0,50 de ancho y 0,60 de altura máxima, con una inclinación lateral de un 20 %.
Las celdas estaban en total oscuridad. Además, sonaba de forma permanente un metrónomo, que producía un penetrante y continuo tic‐tac.
Técnica de la nevera: Consistían en varias celdas cuadrangulares, estrechas, cerradas por puertas metálicas y revestidas interiormente de cemento poroso. Un depósito de agua situado en la parte superior suministraba el líquido, que filtrándose a través del techo y paredes, convertía dichos calabozos en una nevera. Las víctimas eran encerradas allí completamente desnudas y permanecían con las piernas sumergidas en 40 cm. de agua envasada en el suelo de la celda.
El huevo: Esta celda era de forma cilíndrica, pero con los ángulos redondeados por lo que impropiamente era conocida también por «celda esférica». Su diámetro era de

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1, 20 m. x 1,20 m. Las paredes y el suelo estaban alquitranados. En el techo y en el centro se hallaba instalado un foco muy potente, recubierto de una reja metálica, para impedir que el recluso pudiese romper la lámpara.
• La forma especial y el color y brillo del muro producía en el prisionero una
desorientación completa, pues no encontraba ningún punto de referencia para
orientarse. Además, la falta de ventilación y el calor que desprendía el foco,
caldeaban de tal manera el interior de la celda que la víctima sudaba
copiosamente y al respirar aspiraba un aire caliente muy desagradable, mientras
el olor del alquitrán que revestía la pared se hacía cada vez más penetrante.

 

El gancho: La víctima era atado por las muñecas, y colgado de un gancho fijado en el techo. A los pies de la víctima se ataba pesas, a fin de producir una mayor tracción sobre sus articulaciones. Suspendido de esta forma y desnudo, era azotado para que confesara.
Técnica de la Carbonera: Consistía en una pequeña estancia en la que se extendía una gruesa capa de polvo de carbón. La víctima, totalmente desnuda y después de habérsele dado una ducha, era introducida allí para que el polvo de carbón, se le adherirse a la piel mojada, producía en el individuo una terrible picazón.
Técnica del quebrantahuesos: Ataban a la víctima a una silla con respaldo para brazos, a los que sujetaban fuertemente el antebrazo y muñecas de ambos brazo. Con una tenaza de punta huecas luxaban la falangeta de cada dedo, posteriormente luxaban la falangina y finalmente las falanges. En ocasiones también lo hacían con los dedos de los pies. Con un artilugio denominado “Talón de Aquiles” luxaban todas las falanges de la mano a la vez.
Técnica del Tizón: La víctima era atada por las muñecas a un gancho en el techo con los pies en el suelo. Mientras era interrogado se le producían con cigarro o con una plancha de ropa quemaduras en el tórax y abdomen.
Técnica del “gomazo” Consistía en colocar alrededor de la cabeza una goma elástica ancha a la altura de la frente. De dicha goma colgaba una campanilla de la que tiraban y soltaban para que la campanilla metálica impactara contra el cráneo durante el

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Y asi, sucesivamente, innumerables métodos de tortura encaminados a producir sufrimientos horribles en las personas, cuyo delito era; ser católico, de derechas o no compartir las mismas creencias satánicas  de  los asesinos del Frente Popular.

¿No se les cae la cara de vergüenza, de hablar de víctimas?,  ¿no se les cae la cara de vergüenza de excluir en esta “ley”,  a las víctimas detenidas, torturadas y asesinadas por el Frente Popular?, y ¿no se les cae la cara de vergüenza, de permitir la existencia de partidos políticos, con cuyas siglas se fundaron chekas?….. 

¿Cuándo se creara un museo de las chekas?, ¿cuándo se celebraran conferencias públicas sobre las chekas?

Autor

Andrés Céspedes Ruíz
Andrés Céspedes Ruíz
Andrés Céspedes Ruiz, es Graduado en Gestión y Derecho de la Seguridad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Director y Jefe de Seguridad acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Es así mismo, Perito Judicial en Seguridad Privada e investigación de incendios y Docente de Formacion de seguridad privada, acreditado por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil. Mecánico Armero y Especialista en Armamento y Tiro. Director del Centro de Formacion Onboard Security Academy. Presidente de la "Red Internacional de Profesionales En Seguridad” en 2022, compuesta por veintidós  países. Conferencista Internacional. Presidente de "El Foro" de Agentes de Seguridad Privada de Hispano América. Ostenta el Galardón Internacional a la Excelencia, por el trabajo, dedicación y compromiso, en pro del conocimiento y capacitación de los Agentes de Seguridad Privada de Hispanoamérica. Asesor de Seguridad para diversas entidades públicas y privadas de Costa Rica. Instructor de Defensa Personal Integral. Tiene en su haber más de treinta años de experiencia en seguridad privada desde la escala más básica hasta la alta dirección en seguridad. Director del programa  sobre seguridad, "Zona Protegida", de ÑTV. Caballero de honor de la F.N.F.F.