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Israel, acabó de elegir a su nuevo primer ministro, el ex ministro de defensa, Naftali Bennett. El otrora premier Benjamin Netanyahu, fue el primer ministro más joven hasta el momento en la historia del moderno Estado hebreo, también es el que más tiempo mantuvo el puesto, incluso por encima del legendario David Ben Gurion, quien fue el primero en ocupar ese cargo en 1948.
Bennett, encabezó la coalición de partidos para destituir a su anterior aliado y jefe Netanyahu. A Netanyahu se le critico por ser de derecha durante su largo periodo de más de una década, sin embargo, Bennett es de una derecha más radical y religiosa, pero que se ha aliado con partidos liberales, asimismo con partidos religiosos judíos y con un partido árabe -Raam-; que demuestra la real democracia que tiene Israel (en el Mundo Árabe no es concebible un partido político judío).
Ahora bien, Bennett es el líder ultraderechista del partido nacional-religioso «Yamina» y la coalición que también comprende a Yair Lapid, quien pudo haberse convertido en primer ministro, pero seguro espera convertirse en quien suceda a Bennett.
Lapid es el líder del Yesh Atid, que es un partido centrista y laicista, mucho más moderado y liberal que los religiosos y los de derecha, y que no es tampoco de izquierda. Así bien, fue Lapid, quien formó la coalición que dejó al exministro Bennett a la cabeza del Gobierno israelí. Aunque algunos expertos predicen que este Gobierno tendrá problemas a la hora de tomar decisiones por la gran polaridad que hay dentro de la misma coalición ahora gobernante. Deberá Bennett y Lapid -nuevo ministro de exteriores- llegar a acuerdos y mantener la armonía política. Sobre todo, de ese statu quo, que mal que bien Netanyahu mantuvo.
Del mismo modo, en Irán, un nuevo gobierno se irguió, dentro de la elevada abstención en las urnas. El nuevo presidente es Ebrahim Raisí, conocido como «el carnicero de Teherán». Amnistía Internacional lo acusa del asesinato, la desaparición forzada y la tortura a disidentes políticos; y por su participación en la comisión de la muerte de los años 80. Lapid dijo que Raisí estaba comprometido con las ambiciones nucleares del régimen y su campaña global de terror. Y el nuevo primer ministro expresó que «Israel no permitirá que Irán se equipe con armas nucleares. Israel no forma parte del acuerdo (nuclear) y mantendrá total libertad de acción». Para Bennett, Raisí es «el verdugo de Irán». Israel teme por su interés en la carrera nuclear.
Así mismo, Netanyahu puede convertirse en la nueva oposición, junto al Likud, su partido. Por su parte, el tema del grupo terrorista Hamas, liderado por Yahya Sinwar, será uno de los retos del nuevo gobierno, teniendo en cuenta que el cese al fuego indefinido, en cualquier momento podría terminar. Y, a pesar de la superioridad militar israelí, de inteligencia y estratégica, cualquier enfrentamiento con Hamas, hace que Israel quede al ojo público.
De forma muy audaz y perspicaz, el nuevo gobierno deberá afrontar todos estos retos y desafíos que se convertirán en el día a día de un gobierno que está previsto para esto mismo, gobernar en presente, sin miras al pasado y sin mucho interés por el futuro próximo.
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