26/04/2024 04:53
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Luis Miguel Sánchez Tostado (Jaén, 1962) es historiador, criminólogo y escritor con 58 obras publicadas entre novelas, ensayos, cuentos y guiones cinematográficos. Ha sido galardonado en 22 certámenes literarios nacionales e internacionales y algunas de sus obras han sido llevadas al cine.

¿Por qué un libro sobre la historia desconocida de Jesús?

Mi nueva obra no es un tratado de religión escrito por un teólogo cristiano, sino el criterio de un historiador laico más interesado en la historicidad de Jesús que en el Cristo de la fe, como paradigma teológico.

Siempre me fascinó la figura de Jesús de Nazaret. Con los años, me fui preguntando si aquel rabí de un pequeño grupo de judíos del siglo I tuvo realmente la capacidad de hacer milagros prodigiosos y de resucitar por ser el hijo de Dios, o se trató de una divinización escrita décadas después de su muerte por autores que jamás lo conocieron y a quien adjudicaron las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.

Mi obra aporta una mirada heterodoxa surgida del cuestionamiento y es fruto de mi persistente búsqueda de respuesta desde una perspectiva histórica y científica.

La Biblia, sobre todo el Nuevo Testamento, es una antología bellísima que contiene una ética extraordinariamente elevada, pero no puede considerarse un libro histórico aunque aparezcan algunos personajes reales como Poncio Pilato o Herodes el Grande.

Muchas de las cosas que se afirman en el libro chocarían abiertamente con el dogma católico, como que María no fue Virgen o que el propio Jesús se casó y tuvo hijos…

Es posible. Siempre he escrito desde la libertad y, como digo, es una visión heterodoxa que no está sujeta al fideísmo. Tengamos en cuenta que el dogma de la Inmaculada Concepción, aunque proceda de una tradición antigua, es de 1854. El concepto de “eterna virginidad” no es del tiempo de Jesús porque aquella idea se empezó a defender por un pequeño grupo de la Iglesia a partir del siglo II. El problema es que la existencia de, al menos seis hermanos carnales de Jesús reconocidos en Mateo 13:55.56, entra en contradicción con el dogma de la perpetua virginidad de María. De hecho Tertuliano, uno de los padres de la Iglesia, no creía que María permaneciera virgen después de primogénito.

Además, hay historiadores que señalan un error al traducir al griego la cita de Isaías 7:14 que los primeros cristianos interpretaron como el anuncio del futuro nacimiento del mesías. En la traducción griega de la Biblia de los Setenta aparecía como “una virgen está encinta y dará a luz un hijo”. Se empleó la palabra hebrea almah, pero este término se utilizaba para designar indistintamente a una muchacha joven y virgen pues, por entonces, toda mujer casadera debía reunir las dos condiciones. De haberse querido especificar con claridad que se trataba de una doncella que parirá siendo virgen, se debió emplear el término bethulah y no almah; por lo tanto, la afirmación original debió ser que Cristo nació de una mujer joven, no de una mujer virgen, y así aparece en algunas traducciones.

Sobre si Jesús se casó, la Biblia no dice que estuviera soltero y él defendía el matrimonio tradicional (Mt 19:3-6). Siendo un rabí fiel seguidor de la Ley, era muy extraño que no estuviera casado. Algunos autores sostienen que este hecho pudo silenciarse en los primeros evangelios. El catedrático Antonio Piñero cree que lo más probable es que, antes de su vida pública, Jesús fuera casado o viudo.

También chocaría el origen paulino de la Iglesia Católica…

En mi opinión, Pablo es la pieza clave del cristianismo. Pablo era un viajero incansable y un apologista excepcional. Deseaba acercar su doctrina a los gentiles y, para conseguirlo, moderó el estricto cumplimiento de la Ley judía, relajó algunos tabúes y costumbres como la prohibición de ciertos alimentos o la circuncisión, que frenaban la conversión entre los no judíos. Con su nueva teología, para salvarse era suficiente la fe en Cristo, en su resurrección y en su ascensión al Reino de Dios.

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Pablo, y más tarde los evangelistas, ofrecieron un mesías respetuoso con el poder que invitaba a poner la otra mejilla y dar al César lo que es del César, lo cual gustaba a Roma porque no suponía ninguna amenaza desestabilizadora como los judíos. Este nuevo credo fue primero permitido y más tarde impulsado como religión oficial de Roma, lo que permitió su vertiginosa expansión, ya con el imperio de su parte. La estrategia de Pablo se llevó a cabo con los judíos derrotados y el Templo destruido. Había interés en que los creyentes del mesías Jesús, ahora manso y apolítico, no fueran confundidos con los revoltosos judíos anti romanos, incluso se trasladó la responsabilidad de la muerte de Jesús a los judíos haciendo que Pilatos se lavara las manos.

¿Se pone en duda la resurrección de Cristo?

La resurrección pertenece exclusivamente al ámbito de la fe, no al de la historia y es lógico ponerla en cuestión. Para el cristianismo es la base fundamental de su doctrina: “Si Cristo no resucitó, vacía es nuestra predicación, vacía es también nuestra fe” (I Cor 15:14).

Mi libro aborda las múltiples teorías que justificarían la prodigiosa resurrección de Jesús: que se lo llevaran a otra tumba, que el cuerpo fuera robado, que la resurrección fuese solo espiritual, que sufriera catalepsia, que fuera una experiencia psicológica colectiva como propone Geza Vermes, o una versión tomada de otras deidades antiguas como Horus, Atis, Krishna, Mitra y Dioniso, que también resucitaron al tercer día, hacían milagros y tenían discípulos que les seguían.

Expertos independientes sostienen que los cristianos primitivos tenían una tradición anti veneración de la tumba de los profetas. Esa costumbre fue más tardía y, lo más probable, es que Jesús fuera enterrado en la fosa común de los bandoleros y sediciosos crucificados. Versión más verosímil que llevarlo al sarcófago de un rico sanedrita como José de Arimatea.

Sea como fuera, la resurrección ofreció la maravillosa esperanza de seguir viviendo después de la muerte y ser eternos.

¿Hasta qué punto son fiables los estudios de exégetas, paleógrafos y científicos en el último siglo?

Eso es como preguntar ¿hasta qué punto es fiable la ciencia moderna si ya tenemos tradiciones milenarias? La crítica bíblica surge en el siglo XIX y, hasta entonces, los dogmas y las tradiciones religiosas eran irrebatibles, hasta el punto de considerar la Biblia como historia universal incuestionable por ser un libro revelado por Dios. Es a partir de ese siglo cuando se empiezan a cuestionar muchos planteamientos bíblicos a través del método científico. Por ejemplo, Charles Darwin, cuestionó la creación del Génesis con la teoría de la evolución de las especies. Después surgió el gnosticismo inglés, aparecieron autores como Schopenhauer o Nietzsche y el Modernismo Teológico, que sería declarado herejía. En el último siglo, disciplinas como la arqueología, la crítica literaria, la historia, la filología, la antropología y las ciencias sociales han evolucionado mucho y nos ofrecen teorías alternativas impensables en otros tiempos.

¿Es consciente del revuelo que puede formar negar abiertamente dogmas sagrados e inamovibles?

No creo que mi aportación desate ningún revuelo. Se han publicado numerosos estudios críticos y no ha pasado nada. La Iglesia es la única institución del mundo que ha resistido todos los ataques y guerras de forma ininterrumpida durante dos milenios. No lo consiguió Darwin, que echó por tierra la tesis creacionista, ni los científicos de tres universidades diferentes (Oxford, Arizona y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich) que demostraron que la Sábana Santa de Turín se fabricó entre los siglos XIII y XIV, ni siquiera cuando los expertos demostraron las interpolaciones textuales cristianas en la Biblia, incluso en textos no cristianos como el testimonio flaviano. ¿Ocurrió algo? Nada. La Iglesia sigue predicando el episodio de Adán y Eva y la manzana, la Síndone sigue recibiendo millones de peregrinos y a las interpolaciones textuales se le restó relevancia, porque para los fieles se trata de una mera cuestión de fe: el mensaje de Jesús sobrevive a las aportaciones de la ciencia.

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Pareciera que el Cristo que presenta no fuese Dios…

Los negacionistas de Jesús consideran que es un personaje de ficción porque no fue citado por ningún historiador o cronista de la época, pues se ha demostrado que las referencias en Flavio Josefo, Plinio o Tácito son interpolaciones cristianas tardías. No existe fuera de los textos religiosos. En cambio, la inmensa mayoría de expertos independientes están convencidos, como yo lo estoy, de que su historia contiene un sustrato real: el auténtico Jesús histórico del que solo podemos deducir con cierta seguridad que fue un líder judío crucificado por sedición.

Cristo es Dios solo para los que creen en esa teología. Doctrina que ha ayudado a muchas personas a encontrarse a sí mismas y albergar la esperanza de alcanzar algún día el reino de los cielos siguiendo su mensaje recogido en los libros sagrados. El problema es que la revelación de los libros sagrados no es algo exclusivo del cristianismo, también el Talmud es un libro revelado por Dios para el judaísmo, y el Corán para el islam, incluso en religiones politeístas como el hinduismo poseen los textos Sruti, escritos por sabios rishis al dictado de los dioses, y son anteriores al Antiguo Testamento. Todos aseguran que son la religión verdadera.

¿Es consciente de que este libro hubiese sido prohibido por la Inquisición?

No creo que la Inquisición se hubiera limitado a prohibir mi libro. Lo más probable es que me hubiesen penitenciado como hereje en un Auto de Fe y me quemaran en los abrasaderos públicos que en Jaén, mi tierra, se habilitaron en la calle Santa Cruz y en la plaza de Santa María. Pero no hay que remontase tan atrás, en pleno siglo XX el nacional-catolicismo aplicó una firme represión contra el quebranto de los sentimientos religiosos como la blasfemia y marginó y estigmatizó a herejes y apóstatas. Una interpretación represiva antagónica al amor y la tolerancia que desprenden los textos neotestamentarios.

Afortunadamente, esos hábitos ya son historia y el hecho de que una entrevista como esta se publique en un medio católico dice mucho del cambio en las actitudes. Lo cual agradezco.

¿Espera alguna reacción en la Iglesia Católica sobre él?

En la democracia del siglo XXI no debería escandalizar que un libro exponga tesis o hipótesis heterodoxas apoyadas en la ciencia, el sentido común y el respeto. Si la Iglesia se toma la molestia de replicar mi obra, que lo dudo, sus argumentos serían tan respetables como los míos y ambos haríamos un uso legítimo de la libertad de expresión que ahora afortunadamente gozamos.

Para concluir, además de agradecer esta entrevista, diré que La historia desconocida de Jesús de Nazaret contiene una amena e ilustrada selección de curiosidades, enigmas y mitos sobre aspectos controvertidos y poco divulgados en torno a la Biblia y a Jesús. No obstante, independientemente de si Jesús fue el hijo de Dios o un personaje mítico, su mensaje, o el que le atribuyeron, no resta un ápice a la grandeza del resultado. Y eso también se hace constar en el libro.

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