Internet ha cambiado para siempre la manera en la que accedemos, consumimos y compartimos información. Lo que antes requería de infinitas visitas a bibliotecas, consultas a enciclopedias o conversaciones de horas con expertos, ahora está a un clic de distancia, en nuestra propia mano. La conexión en la red ha cambiado muchos aspectos de la vida cotidiana, como la forma en la que aprendemos, trabajamos y nos comunicamos.
La democratización del conocimiento
Siempre se dice que internet ha supuesto la democratización del acceso al conocimiento, ya que elimina las barreras geográficas, económicas y sociales que antes limitaban la disponibilidad de la información. Antes, el acceso a las fuentes de información tenía restricciones: solos los que podían acceder a bibliotecas bien surtidas o comprar libros y enciclopedias costosos podían llegar hasta el conocimiento. Hoy en día, la web permite a todos acceder a los datos que necesite desde cualquier lugar del mundo, igual que a las fuentes de entretenimiento como las plataformas de streaming o la ruleta online; sin necesitar de un espacio físico concreto.
Wikipedia, Khan Academy y miles de sitios educativos en línea ofrecen acceso gratuito a recursos educativos de alta calidad. Universidades de prestigio global han puesto a disposición del público cursos en línea gratuitos o de bajo coste, lo que permite a millones de personas conseguir una educación a la que antes no podían llegar. Así, las personas logran mejorar su nivel de estudios y sus habilidades sin importar su bolsillo o su lugar de residencia.
Además, la información ya no está en las manos de unos pocos. Cualquiera puede crear contenido y compartir su conocimiento en los diferentes formatos que permite la world wide web. Por ejemplo, los grandes jugadores de casino están desvelando sus trucos y compartiéndolos en la red, algo que era prácticamente impensable en el pasado. Así, han aparecido voces diversas que enriquecen el discurso público y ofrecen distintas perspectivas que antes podían pasar desapercibidas.
La velocidad y la actualización constante de la información
Otro aspecto fundamental del surgimiento de internet es que, además de un acceso tan amplio, también se actualiza de forma prácticamente inmediata. Antes de la era digital, la actualización de la información publicada en libros o enciclopedias podía tardar años, esparciendo así datos incorrectos por todo el mundo. Ahora, las noticias y los conocimientos pueden compartirse de manera instantánea después de que ocurran los eventos, lo que permite que los datos puedan actualizarse minuto a minuto.
Esta actualización constante ha cambiado la manera en la que la sociedad consume las noticias y se mantiene informada sobre los acontecimientos a nivel mundial. Los medios tradicionales han tenido que adaptarse a esta nueva realidad, compitiendo contra blogs, redes sociales y otras plataformas… o directamente entrando en ellos. Así, los usuarios tienen acceso a una visión más completa y actualizada del mundo, lo que les permite tomar decisiones informadas con mayor rapidez.
Pero el problema de este flujo constante de información radica en lo fácil que es mandar algo que no esté debidamente contrastado. La velocidad con la que internet funciona hoy en día acorta mucho los tiempos de investigación acerca de la veracidad de los hechos que se exponen, lo que baja enormemente la calidad de la información y se cae en el riesgo de publicar datos falsos. A veces es por este exceso de velocidad, pero también puede ser por algo malintencionado.
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