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Sorprendente, inimaginable, extrañísimo, lo nunca visto; nuevo y desconocido. ¡De la nada ha surgido la violencia!
¿Quién lo iba a pensar, o siquiera imaginar? Que en la pacífica, comprensiva y respetuosa España socio-comunista surgiese, así, como por arte de magia, la violencia consumada. ¡Y ha salido de la nada! , por generación espontánea, sin ton ni son; algo insólito: una espontánea eclosión mundi-social nunca vista. En fin, señores, la total transformación de la vida española convertida de la paz augusta a la violencia absoluta. Todo de la noche a la mañana.
De la sociedad más tranquila, sosegada, más amistosa, cordial y en total armonía que debemos a los poderes, los gobernantes, los partidos, los políticos y sus adláteres; hemos pasado, sin solución de continuidad, a la total violencia perturbadora de la paz y de la concordia reinantes en este remanso de ensueño.
Y eso ha surgido de la nada. Aquí, donde nunca, ni por asomo ha existido ni se ha producido nada semejante, ni parecido hasta que llegó “el cocovox”.
Aquí, en la España del progreso más bendito, donde solo ocurren cosas tan pacíficas y socio-comunistas anti-violencia como estas ejemplares:
Salvajear las calles y todo cuanto y cuantos a su paso se ponen
Vandalizar sedes de partidos con promesas de bendiciones
Legalizar los piquetes sindicales para que besen al que trabaja
Gobernar localmente los que mataban a cualquiera
Apedrear a candidatos en campaña por ser de otras ideas
Patear, pisotear, machacar a policías porque se ponen delante
Asolar comercios, bancos y calles por pura diversión
Lanzar a la policía indefensa contra las hordas bien armadas
Robar millones a los desempleados desde las instituciones
Instigar matonismo por parte de dirigentes políticos
Justificar desde los poderes y partidos todo lo anterior y más
Matar por llevar la bandera de España, disculpable políticamente
Alentar y jalear todo lo anterior desde medios políticos y atar las manos a la justicia para que no actúe contra tanta bondad.
Añadir aquí los múltiples lapsus de mi pobre memoria, que se olvida de las infinitas caricias propiciadas por nuestra pacífica gobernanza progresista.
Y, en este remanso de la paz imperturbable, ahora, extrañamente, como llovida del cielo y por arte -¡seguro!- de los nazis redivivos, esos que muchos saben quienes son porque son los mismos de todo lo anterior…Culpables, malditos que inundan con un sunami de proporciones dantescas toda España de punta a punta y de cabo a rabo; sin que falten Moncloa y Podemia.
Una bomba atómica caída del cielo sobre la madre-patria, no habría producido tan hecatómbico pasmo. Y todo por ser vos quien sois, y todo porque toca a tres y no a tres millones que sufren mucho más y peor cada día.
Aquí el mal no es mal por serlo; es mal según y cómo, según a quién le toca, según quién lo hace y tiene una SOLA Y ÚNICA DIRECCIÓN. No importa su dimensión, su profundidad y el grado de maldad; solo importa si le toca a cierta clase, a cierta casta, a ciertos sujetos. Si al resto les toca, ¡que se pudran!
¡Ah! Y no olvidarse de decir que este escrito justifica o blanquea esa súbita violencia surgida de la nada. Este escrito la justifica y blanquea exactamente igual que todas las demás aquí citadas y las no citadas.
La violencia engendra y pare violencia. Los violentos paren violentos, y hoy nuestra sociedad cultiva con gran esmero esos engendradores-paridores desde las instituciones TODAS ¡tan democráticas!
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