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El concepto de defensa nacional que retomamos en este trabajo trasciende largamente la cuestión militar, pues sostenemos que la planeación de la defensa es un ámbito esencialmente político que compromete a toda la nación. En ese sentido concebimos el tema de la defensa y la seguridad como un asunto de política de Estado, donde se define la función de defensa frente a posibles amenazas y, a su vez, se determina una política sectorial que asegura la reproducción y viabilidad estratégica del Estado como unidad libre, soberana y estable.

Esta concepción supone la definición del Estado que queremos: metas, organizaciones, funciones y procesos, y la definición de una política de defensa que dependa de la autoridad del Estado y que involucre aspectos más amplios que lo puramente militar.

Es usual que la defensa nacional se asocie íntegramente al papel que cumplen los militares dentro de esta esfera. La ausencia de debate sobre el tema, que redunda en la falta de una política pública o, al menos, de una agenda de intereses sobre defensa nacional refuerza esta idea y fortalece el sentimiento de auto exclusión de la administración pública y la sociedad en general en la discusión y presentación de agendas para impulsar dinámicas que resulten en la formulación de una política de Estado para la defensa de la nación.

Pero esta imprecisión conceptual que alcanza hasta al desconocimiento del término y a los procesos que cruzan la «defensa nacional» y, desde luego, a la desatención misma hacia el tema, tiene mucho que ver con el limitado proceso de reflexión de los centros académicos y de la misma comunidad de investigadores del país.

A pesar de que no hay una precisión conceptual existen rasgos generales que, de manera más o menos concluyente, definen el alcance y características de la defensa nacional. En el cuerpo jurídico español la defensa se define como «la disposición, integración y acción coordinada de todas las energías y fuerzas morales y materiales de la nación, ante cualquier forma de agresión, debiendo todos los españoles participar en el logro de tal fin. Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la unidad, soberanía e independencia de España, su integridad territorial y ordenamiento constitucional, protegiendo la vida de la población y los intereses de la patria». En el primer artículo de esta misma ley se determina que la «defensa nacional y la organización de las fuerzas armadas son competencia exclusiva del Estado».

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La defensa de la nación involucra no solo al Estado sino a la sociedad en su conjunto, al afirmarse en la Constitución española que «los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España». Asimismo, asigna a las fuerzas armadas la misión de «garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional».

Asimismo, la directiva de defensa nacional española6 define como finalidad de la política de defensa «dotar e España de un eficaz instrumento de disuasión, prevención y respuesta para garantizar de modo permanente su soberanía e independencia, e integridad territorial, y el ordenamiento constitucional, así como proteger la vida, la paz, la libertad y la prosperidad de los españoles y los intereses estratégicos nacionales donde se encuentren».

En el marco legal chileno la defensa se entiende como una actividad que atañe a todo el cuerpo social, de allí que se insista en que ésta no es de alcance exclusivo de las fuerzas armadas el diplomático. Sobre el alcance del concepto de defensa se explicita que «…la defensa no es un problema exclusivo de las fuerzas armadas, ni siquiera de los campos de acción de la defensa y diplomático combinados, sino que es una responsabilidad de toda la ciudadanía. Para que sea eficaz, además de la función central que cumplen las FF.AA, necesita de la activa participación de todos los campos de acción del Estado. Sin ellos, la defensa estaría trunca y limitada, particularmente en situaciones de crisis o guerra».

La defensa nacional es ubicada en un nivel político-estratégico en el que se desarrollan las condiciones para la seguridad externa ante cualquier amenaza a los objetivos nacionales. Puntualmente es definida como el «conjunto de medios materiales, humanos y morales que una nación puede oponer a las amenazas de un adversario en contra de sus objetivos nacionales, principalmente para asegurar su soberanía e integridad territorial».

En este sentido la defensa nacional es concebida como una condición de seguridad externa que le permite al país lograr dichos objetivos nacionales libre de interferencias exteriores.

El Libro Blanco de la República Argentina define a la defensa nacional como un asunto que compete a toda la nación, y que es resultado de la integración y acción coordinada de todas sus fuerzas y capacidades. Procurará en este sentido darles solución a los conflictos de origen externo y tendrá en las fuerzas militares su pivote central.

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Como política, la defensa nacional apunta a la protección de los intereses vitales de la nación, entendidos éstos como «aquellos que afectan sensiblemente a la nación misma y su población, adquiriendo, por lo tanto, un alto grado de inmutabilidad».

Si bien es definida como una función indelegable de los Estados, en la activa participación de las instituciones, la ciudadanía y su dirección se gesta el consenso para hacer de la defensa nacional una política de Estado.

De las definiciones dadas de «defensa nacional» se observan fácilmente rasgos comunes que se constituyen, de alguna manera en principios básicos en su interpretación. Por un lado, se dice de ella que es un concepto de amplio alcance que va más allá de la función que cumple el dispositivo militar y que, en consecuencia, involucra todas las fuerzas de la nación con sus instituciones. Se le asigna además una condición de externalidad en tanto se constituye en ella, como misión, la capacidad de respuesta frente a amenazas externas que busquen vulnerar la supervivencia y viabilidad de una nación; y se la define también como el marco en que se desarrollan las condiciones para resguardar los intereses vitales de la nación o bien los intereses nacionales.

La vinculación de estos aspectos: el alcance nacional de la defensa referida a la organización de ésta, su condición de proveer la seguridad frente a amenazas externas y la capacidad de garantizar la preservación y cumplimiento de los intereses de la nación referidas a sus funciones serán fundamentales en el análisis de los procesos que pudieran llevar a la determinación de una política de defensa real para la Nación.

Autor

REDACCIÓN