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Emilio Ablanedo Reyes pertenece al Cuerpo Superior de Letrados de la Administración de la Seguridad Social. Ha sido profesor asociado de la Universidad de Barcelona durante doce años y subdelegado del Gobierno en Barcelona y Tarragona entre 2012 y 2018. Gran aficionado a la Historia, especializado en la Guerra Civil en los Estados Unidos, ha escrito diversos artículos e impartido conferencias divulgativas en esta materia.
Autor del libro Confederación. Los Estados Confederados de América y la Guerra Civil -1861-1865-, publicado con la editorial ACTAS. Un trabajo sin duda pionero, pues no había nada escrito al respecto en español, igual que este último trabajo, una biografía sobre el general Lee, el más famoso de los sureños, sobre el que le hacemos la entrevista.
Usted ya escribió un libro sobre la Guerra de Secesión. ¿Por qué ahora uno sobre el general Lee?
En mi libro “Confederación” analizo los principales aspectos políticos, sociales, económicos, culturales y militares del viejo Sur, la secesión, la Guerra Civil y la postguerra. También cómo la memoria de estos trágicos acontecimientos está presente hoy en día en los EEUU. Con mi biografía del general Lee ofrezco una visión de estos hechos a través de los ojos de uno de sus protagonistas más destacados, polémicos y legendarios. Un general cuyo recuerdo actualmente provoca una gran crispación política al otro lado del Atlántico.
El general Robert E. Lee se convirtió en la figura militar más icónica de la guerra. ¿Se debió sólo a su talento militar?
Desde muy joven, Robert E. Lee causó una honda impresión en la mayoría de las personas que le conocieron por su apariencia física, elegancia, dignidad y encanto personal. Además se regía por sólidas convicciones y traslucía honradez y autoridad moral, especialmente en la derrota. Estas cualidades le ayudaron a convertirse en la encarnación del viejo Sur idealizado por el Mito de la Causa Perdida, en lo más parecido a un santo laico en una sociedad protestante.
Da la sensación en la guerra civil de Estados Unidos que el Sur era el bando que tenía los mejores generales y los soldados más valientes pero aún así no pudo ganar. ¿A qué se debió ello?
Creo que la derrota del Sur no era inexorable, a pesar de la gran superioridad humana y material del Norte, y aporto pruebas para ello en mi anterior libro. Y es que a los sudistas les bastaba con resistir para vencer, mientras que los yankees estaban obligados ocupar todo el territorio de los estados rebeldes, a quebrantar de forma abrumadora el espíritu de resistencia de los separatistas mediante una victoria total y rotunda. No obstante, fue la voluntad de lucha del Norte la que se tambaleó en ocasiones a lo largo del conflicto. El propio Lincoln llegó a prever una eventual victoria confederada en una fecha tan avanzada como la primavera de 1864. Al final se impuso el más fuerte, pero la Historia nos ofrece notables ejemplos de que esto no siempre ocurre.
¿Cuáles fueron los mayores éxitos militares del general Lee durante la Guerra de Secesión?
Sus logros más conocidos fueron alejar a los federales de Richmond en las trepidantes batallas conocidas como Los Siete Días, también la campaña que culminó en la Segunda Batalla de Bull Run, la batalla de Fredericksburg, y la de Chancellorsville. Me fascina especialmente esta última, donde su virtuosismo táctico brilló como nunca. Algunos de sus críticos más feroces no dudan en alabar sus méritos defensivos en Wilderness o Spotsylvania, en la campaña Overland, en 1864, parando in extremis los colosales envites de los yankees dirigidos por el general Grant. Otros de sus grandes éxitos no son tan conocidos, como la organización de la defensa de Virginia al principio de la guerra, la protección de la costa sureña, o su formidable despliegue táctico en North Anna River.
Lee fue junto con Stonewall Jackson de los generales más destacados de la Confederación y casi de la guerra de Secesión. ¿Cómo fue la relación entre ellos?
Jackson era una persona muy peculiar y excéntrica, hipocondriaco, con importantes carencias sociales y de una religiosidad profunda y exaltada que le hacía “vivir conforme al Nuevo Testamento y combatir según el Antiguo”. Al frente de su ejército demostraba el más elevado virtuosismo táctico. Convirtió a su infantería en una auténtica “caballería a pie” y con sus rapidísimas marchas, contramarchas, flanqueos y ataques electrizantes desbordaba al enemigo. Admiraba profundamente a Lee y gozaba de su plena confianza. Se convirtió en su mano derecha en la implacable máquina de guerra que era el Ejército del Norte de Virginia, en el más hábil ejecutor de sus órdenes y en un experto creador de oportunidades.
Es curioso cómo tanto Lee como otros líderes sudistas no eran al principio partidarios de la Secesión pero ante todo se consideraban ciudadanos de su Estado, Virginia en el caso de Lee, antes que de Estados Unidos…¿No fue así?
La conducta de Lee en los días en que se produjo la secesión de Virginia es una cuestión controvertida. ¿Fue un patriota virginiano abnegado, dispuesto a renunciar a la importante oferta de mando que le hizo Abraham Lincoln, o un traidor a los Estados Unidos? La respuesta no es sencilla. Primero habría que analizar si la secesión de Virginia fue legal, o no, y, por consiguiente, si su conducta chocaba frontalmente con su compromiso con la Unión y la Constitución de 1787. En aquellos momentos, muchos defendían la doctrina constitucional de los derechos estatales y consideraban la secesión como un derecho inalienable. La mayoría de los militares profesionales sureños tampoco eran partidarios del separatismo, pero cuando estalló la guerra se encontraron ante la disyuntiva diabólica de luchar con unos o con otros. Y casi todos optaron por unir su suerte a sus familiares y amigos defendiendo a sus estados de origen.
¿Por qué casi todas las batallas de la Guerra de Secesión tuvieron lugar en Virginia? De hecho casi más parece que fuese la guerra de Secesión de Virginia que la de los Estados Confederados.
Porque Richmond, la capital de Virginia, resultó elegida como la capital de la Confederación. Esto se debió, por una parte, a que Virginia era el estado más importante del nuevo país por su población, recursos agrícolas, infraestructuras y producción industrial; por otra, a que el gobierno confederado esperaba que la capitalidad de Richmond animara a los indecisos estados fronterizos a sumarse al proyecto confederado. Asimismo, el establecimiento de la capital rebelde a tan pocos kilómetros de Washington D.C. (170 kilómetros) era valorado como un gesto de desafío y de orgullo: la Confederación estaba dispuesta a plantar cara a la Unión y a luchar por su existencia como nación independiente.
¿Cómo era Lee como persona al margen de la guerra y el Ejército? ¿Era un hombre afable o severo? ¿era religioso?
Lee era una persona muy compleja. Para la mayoría de los autores, su personalidad profunda todavía es un misterio. Sí que es indiscutible que era muy caballeroso y educado, y que tenía un alto sentido del honor y del deber. Su trato con los demás solía ser cordial y afable aunque no demasiado cercano. Profesaba una fe recia que marcó toda su vida. Lo que más me sorprende de este militar es su trato con los niños y su cortesía seductora con las mujeres, incluso en presencia de su esposa. Hay anécdotas tan inverosímiles como divertidas. También es llamativa su humildad y su trato atento y considerado con los soldados rasos. Por otra parte, de ciertos hechos se puede deducir que en su ser más profundo subyacían pulsiones más oscuras y reprimidas.
¿Cómo fueron los últimos años de Lee tras la guerra?
Fueron años muy, muy interesantes y mucho más importantes de lo que se suele pensar. Lee llega a convertirse en el gran referente del Sur derrotado y trabaja por la reconciliación con el Norte. Llega a comparecer ante el Congreso de los Estados Unidos y a visitar a su antiguo enemigo, el general Grant, en la Casa Blanca cuando este se convierte en Presidente. Dirige una universidad y tiene que afrontar situaciones muy delicadas y comprometidas en el turbulento periodo de la postguerra. Su relación con las personas negras en esa etapa es muy llamativa.
Por último, ¿cómo está en el Sur ahora mismo la cuestión de la «memoria histórica»? ¿Se han retirado las estatuas de Lee y otros sudistas, se mantienen o qué lugar ocupan en el discurso oficial?. Dicho de otra forma, ¿es tan estricta la llamada «memoria histórica» políticamente correcta como en España?
Desde los años 80 hasta la actualidad, la presencia de símbolos confederados en espacios públicos ha generado grandes polémicas entre sureños blancos y negros, y en estos últimos años esta controversia se ha extendido a las estatuas de Lee y a su memoria. Estas estatuas hoy en día son percibidas cada vez más como un símbolo del supremacismo blanco que de la realidad histórica de la Confederación o de la valía militar de uno de sus generales.
Esta controversia se ha exacerbado a raíz del ataque racista perpetrado contra una iglesia de Charleston, el 17 de junio de 2015, en el que fueron asesinados nueve afroamericanos. También a los graves incidentes ocurridos en agosto de 2017, con ocasión de la retirada de una estatua del general Lee en Charlottesville, Virginia, que se saldaron con una persona muerta y varios heridos. Estas estatuas se han convertido en uno de los objetivos prioritarios del movimiento Black Lives Matter y el debate sobre su futuro es objeto de intensas confrontaciones políticas de gran resonancia en los EEUU. Paulatinamente las estatuas dedicadas a Lee, así como los días festivos consagrados a su memoria, están siendo objeto de un ataque implacable. Lee está dejando de ser un héroe para convertirse en un villano, sin solución de continuidad. Desgraciadamente, la imagen positiva aunque borrosa y difuminada de Robert E. Lee que la propaganda sureña había propagado por todo el mundo, está siendo sustituida por otra igualmente inexacta de signo contrario.
Autor
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.
Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.
Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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