21/11/2024 12:04
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Como era previsible Pedro Sánchez ha llegado a un acuerdo con el pernicioso conglomerado constituido por la extrema izquierda, los golpistas catalanes, los filoterroristas vascos y un despistado nacionalista gallego para la elección como presidente del Congreso de los Diputados de la socialista y pancatalanista Francina Armengol. La primera decisión de la nueva presidenta de la Cámara Baja del Parlamento ha sido la de admitir, sin debate previo y por lo tanto de forma despótica, el uso en el Congreso no solo del castellano sino también del catalán, el euskera y el gallego. Esta medida no solo es anticonstitucional -ya que la única lengua oficial del Estado es el castellano, siendo el resto lenguas cooficiales en sus respectivas Comunidades Autónomas- sino que también es absurda desde una lógica comunicacional –ya que presupone el uso innecesario de traductores- y, en última instancia, es económicamente impresentable –ya que en términos presupuestarios supone un gasto superfluo, así como un evidente coste de oportunidad-. Con ser grave, esta lamentable actuación no es más que un mínimo anticipo de lo que nos espera a los españoles en esta legislatura que a duras penas comienza.

De hecho, dadas las particularidades ideológicas que caracterizan a las fuerzas políticas nítidamente antiespañolas que facilitarán a P. Sánchez la formación de un nuevo “Gobierno Frankenstein”, nos encontramos ante un panorama en el que, con la falsa excusa de desarrollar una mal llamada “agenda progresista”, se procederá a la implementación de una serie de iniciativas espurias, que tendrán la virtualidad de trasladarnos a una sociedad distópica, donde los verdaderos problemas de la ciudadanía se verán sustituidos en el debate político por las exigencias de populistas bolivarianos y caciques territoriales que, ajenos a todo atisbo de racionalidad, tan solo pretenden la destrucción de la nación española y la eliminación del orden constitucional vigente.

Así, de los comunistas de Sumar solo cabe esperar una decidida apuesta por la fragmentación social mediante el fomento de las luchas identitarias, un ataque sin precedentes en la historia española a la institución familiar, una perversa instrumentalización de la violencia contra la mujer y la homosexualidad, una banalización de la transexualidad, un respaldo incondicional a la ocupación de viviendas, un apoyo perverso a las mafias de tráfico de personas, una permanente persecución a jueces y periodistas que no se plieguen a sus enloquecidos postulados y, como no, un decidido propósito de crear un entramado de redes clientelares convenientemente subvencionadas, mientras promueven políticas fiscales confiscatorias fundamentalmente dirigidas a las clases medias, ya que las clases altas son capaces de eludir sus férreos mecanismos de control. Todo ello constituye para la izquierda neomarxista el caldo de cultivo indispensable para dinamitar la Monarquía Parlamentaria e instaurar la III República, esto es, un régimen comunista con reminiscencias hispanoamericanas, donde el autoritarismo, la corrupción y la pobreza camparán a sus anchas en el seno de la sociedad española, mientras los líderes comunistas gozarán de una privilegiada posición siempre y cuando sigan siendo los tontos útiles del globalismo totalitario.

En cuanto a los partidos independentistas vascos parece claro que en la actualidad Bildu con el terrorista Arnaldo Otegi a la cabeza lleva la voz cantante, mientras que el PNV del rudimentario Aitor Esteban ha pasado a ser el perrito faldero de los bilduetarras. Y es que estar toda la vida esperando a que otros muevan el árbol para recoger las nueces inevitablemente te condena a la irrelevancia y de ahí a la servidumbre tan solo hay un paso. El caso es que Arnaldo Otegi, con años a sus espaladas de delirios paranoicos y atrocidades sobrecogedoras, ha hecho de la discreción su “modus operandi” a la hora de negociar con P. Sánchez, si bien de sus manifestaciones públicas se desprende que el objetivo final que guía sus pasos es lograr la independencia del País Vasco y la anexión de Navarra, por más que la existencia de una nación vasca solo haya existido en la perturbada mente de un grupo de sanguinarios asesinos, apoyados por una parte de la sociedad vasca convenientemente adoctrinada en el rencor patológico a todo lo español y en la asunción amoral de la barbarie terrorista. Lo más lamentable de esta situación es que, en lugar de intentar acabar definitivamente con el entramado etarra, el psicópata monclovita, con tal de seguir en el poder, está más que dispuesto a hacer factible la instauración en tierras vascongadas de un régimen nacionalsocialista, lo cual viene a significar el advenimiento del terror nazi en una parte del territorio español.

Por su parte, el independentismo catalán, representado por ERC y Junts, liderados respectivamente por un personaje siniestramente viscoso como Oriol Junqueras y un bufón neurótico como Carles Puigdemont, se ha venido definitivamente arriba como consecuencia de la permanente aceptación de sus demandas por parte de P. Sánchez, amenazando con destruir las propias bases del Estado de Derecho. Así, las condiciones que tanto ERC como Junts van a plantear para apoyar la investidura de P. Sánchez, tal y como han puesto de manifiesto los principales líderes de ambos partidos, fundamentalmente son: en primer lugar y como paso previo a la declaración de independencia, la condonación de los más de 70.000 millones de euros que la Generalidad catalana tiene con el Estado español debido a su pésima gestión económica, para acto seguido proceder al establecimiento de un nuevo modelo de financiación, que a la postre supondrá beneficiar a los catalanes ricos en detrimento de los españoles pobres; en segundo lugar, la profundización en la inmersión lingüística como elemento nuclear de diferenciación dentro del territorio español, a pesar de que ello contraviene las sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña; en tercer lugar, la promulgación de una “Ley de Amnistía” para todos los políticos catalanes que participaron en el Golpe de Estado del 1-O, lo cual vendrá a significar el descrédito absoluto de la nación española, ya que ello equivale a que el Estado se autoproclame de facto enemigo de los derechos y libertades individuales; y, en cuarto lugar, la convocatoria de un “Referéndum de Autodeterminación” (que obviamente intentarán disfrazar con algún tipo de eufemismo) cuya resolución podría suponer la ruptura definitiva de la unidad de España con la enorme problemática que a todos los niveles ello conlleva.

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Ante esta situación, a P. Sánchez solo le quedará recurrir a su habitual discurso populista con el estéril objetivo de adulterar la realidad, de tal forma que comenzará por definir a España como una nación de naciones, lo cual si significa algo es un oxímoron y si no significa nada es un pleonasmo, para concluir señalando que todo lo hecho es en aras de la pacificación y normalización del conflicto catalán y vasco, cuando lo que en realidad supone es la claudicación y rendición del Estado español ante el nacionalismo xenófobo, supremacista y excluyente.

En definitiva, sin apenas margen de actuación por estar sometido a la tiranía ideológica de sus socios comunistas e independentistas, P. Sánchez se ha acabado convirtiendo en la viva imagen de la impotencia, paradójicamente teñida de vacua vanidad e infinita soberbia.

Autor

Rafael García Alonso
Rafael García Alonso
Rafael García Alonso.

Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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Geppetto

Sanchez empezó su vida política como los niños empiezan el colegio, tirandole una tiza al profe para ver como reacciona, cuando el profe o en este caso la sociedad no se inmuta, acaban tirandole el pupitre a la cabeza.
A Sanchez solo le importa la reaccion de la sociedad, si lo sigue soportando es que la cosa va bien y entonces hace lo que le da la gana con el beneplácito de las leyes vigentes o sin el.
Sanchez es un grano en el cogote de España pero si el cuerpo de España, léase sociedad, no se pone crema antigranos el contagio se extenderá…bueno, ya se ha extendido
¿Culpa?
De los españoles sin duda alguna

Ramón

Más que en el cogote, que también, yo diría que es un grano en el culo de cualquier español decente.
Y un grano molesto, que hay que sajar, para evitar que acabe infectando el cuerpo.
Sajar y tirar a la basura, pues mierda ess, y el mierda se convertirá.

Aliena

Vaya, hasta por aquí se dice «Latinoamérica» ( invento de un francés, Napoleón III ) después de tanto rollo con la dichosa «Hispanidad».

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