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Entrevista con Nona Mamulashvili, diputada del parlamento de Georgia desde noviembre de 2020 por el Movimiento Nacional Unido (Oposición Unida). Nona Mamulashvili es licenciada en Administración de Empresas por la Universidad Internacional del Mar Negro, Máster en Diplomacia y Relaciones Internacionales por la Universidad de Westminster (Londres) y Máster en Historia de las Civilizaciones Árabes e Islámicas por la Universidad de la Sorbona (París). Es Doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad de la Sorbona, presidenta de la Asociación Empresarial Georgiano-Suiza y vicepresidenta de la Unión de Mujeres Empresarias de Georgia.

El 24 de febrero del 2021 el líder opositor Nika Melia fue detenido acusado de organizar el asalto al parlamento dos años antes. ¿Qué ha pasado desde entonces?

Sólo estuvo un par de meses en la cárcel por las presiones de la Unión Europea. Pero la situación en Georgia tiene poco que ver con una democracia al uso. En 2012 nuestro partido, con el presidente Mijail Saakashvili, perdió las elecciones. La gente estaba bastante descontenta con algunos errores del MNU y ese fue el precio político que hubo que pagar. La gente quería echar al MNU del gobierno y ese fue precisamente el lema de la oposición, “acabar con el régimen de Saakashvili”.

La nueva coalición que llegó al gobierno, “Sueño Georgiano”, fue fundada y liderada por Bidzina Ivanishvili, un oligarca que creció e hizo su fortuna en Rusia, por lo que, a pesar de ser georgiano, tenía una mentalidad más propia del KGB. El nuevo gobierno mostró pronto su intención de abandonar el camino pro-europeo y de volver a colocar el país bajo la influencia rusa, y destruyó uno por uno todos los cimientos construidos por el gobierno anterior para acercar a Georgia al mundo occidental. Desgraciadamente, nuestros amigos europeos no lo creyeron entonces, pero diez años después es evidente que se trataba de una operación especial, que es como lo llaman los rusos. Hasta 2016 “Sueño Georgiano” mantuvo esa imagen prooccidental, pero se hizo con las instituciones, el gobierno, el poder judicial, el parlamento, los medios de comunicación e incluso con parte de la oposición. De hecho, cuando la Unión Europea inició en marzo el proceso de adhesión de Georgia, Ucrania y Moldavia, nuestro gobierno se aseguró de que Georgia no cumpliera ninguno de los requisitos europeos. Lo que quería el gobierno no era posicionarse en contra de la adhesión, sino que fuera la Unión Europea la que dijera que no estamos preparados.

Sin embargo, la Unión Europea manifestó que quería incluir a Georgia.

Sí, pero el gobierno georgiano se ha asegurado de que eso no sea posible. Hace un mes detuvieron al director general del mayor canal de la oposición. Llevaba encausado cinco años y deciden detenerlo justo ahora, violando además sus derechos, para que la Unión Europea determine que no hay libertad de prensa en Georgia. Por si fuera poco, también han acusado en numerosas ocasiones a funcionarios europeos y estadounidenses de interferir en la política interna de Georgia. Y al final lo han conseguido, el pasado 21 de agosto la Unión Europea descartaba a Georgia por su “falta de garantías democráticas”. Lo cierto es que Georgia no cumple ninguna de las condiciones porque estamos siguiendo la senda rusa.

Pero la mayoría de la población es partidaria de la Unión Europea.

Así es, un 85% de la población georgiana según las encuestas es partidaria de entrar en la Unión Europea y en la OTAN.

El expresidente Saakashvili fue encarcelado e hizo una huelga de hambre en octubre del año pasado que requirió su hospitalización. ¿Cuál es su situación actual?

Sigue en prisión. Regresó a Georgia unos días antes de las elecciones municipales y fue arrestado, y por esa razón empezó una huelga de hambre. Su salud se deterioró mucho, pero no le permitieron salir de la cárcel. Luego le trasladaron al hospital de otra prisión para obligarle a alimentarse. Violaron todos sus derechos y no le permitieron mantener contacto con nadie, ni con su familia, ni siquiera telefónicamente. Le mantuvieron aislado por miedo, porque el gobierno sabía que Saakashvili tiene muchos seguidores (más de 700.000 georgianos votaron a MNU por él). Ahora su situación es aún peor, sufre varias enfermedades y tiene problemas neurológicos. Se ha solicitado su traslado a una clínica en el extranjero por motivos humanitarios, pero el gobierno se ha negado. Como miembro del parlamento tengo derecho a visitarle en prisión, sin embargo soy la única diputada que no recibe permiso de la Cámara para hacerlo.

¿Por qué motivo?

Realmente no lo sé. Supongo que se debe a que le acompañé en la mayoría de sus viajes al extranjero y quizás esa es la razón por la que no me permiten tener un contacto directo con él.

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Manifestación en Tiflis en apoyo de Ucrania

Antes ha mencionado las elecciones municipales de 2021. En esas elecciones hubo muchas acusaciones de fraude.

Sí, por supuesto. El gobierno dispone de muchas formas para falsificar el resultado de las elecciones y saben cómo hacerlo, y en este caso usaron sobre todo las restricciones del Covid y el pequeño número de observadores internacionales. Además, se creó un electorado central que, como muchas otras agencias estatales, no se sabe por quién está formado. De hecho, el Estado es el mayor empleador mediante la creación de agencias que, en realidad, sólo sirven para dar un salario a sus votantes. Estos “funcionarios” representan un 20% de la población. Y luego están los elementos criminales que emplean para supervisar las mesas electorales y que amenazan a la gente para que vote al gobierno. Desgraciadamente, los observadores internacionales se contentan con cumplir unos criterios mínimos, pero cuando no están presentes suceden todas estas cosas. Proporcionamos toda la información relativa al fraude electoral a los observadores, que admitieron que las elecciones no habían sido “justas”, pero no cambió nada y en la mayoría de los canales de televisión, controlados por el gobierno, se habló de elecciones “libres y justas”. También se dieron casos en los que se hizo un segundo recuento, sin la presencia de ningún candidato de la oposición.

¿Podría Georgia convertirse en un país como Bielorrusia, donde las elecciones son un mero formalismo para el régimen?

Considerando que tenemos un oligarca que está dispuesto a sacrificar cualquier cosa por mantener su poder y su confort financiero, no estamos tan lejos de Bielorrusia. Incluso aunque técnicamente somos una democracia, el parlamento está bajo el control de los oligarcas, como lo está el gobierno, el poder judicial, la fiscalía y los grandes medios de comunicación. Los medios de la oposición sufren una presión enorme en lo económico y en lo judicial, ya que todos ellos están inmersos en procesos judiciales. No sé cuanto se diferencia esto de Rusia, pero me parece que estamos jugando según el manual de Putin. Y pensar que esto no puede pasar en Georgia porque somos un país avanzado es un error, porque se están asegurando de que mucha gente abandone el país y al mismo tiempo está llegando inmigración rusa que está formando una autentica minoría. Y muy pronto pedirán privilegios. Lo más curioso es que dicen abandonar Rusia por culpa del régimen de Putin, un régimen que ocupa un 20% de nuestro territorio, pero si les preguntas si están en contra de esa ocupación, te responden que no quieren meterse en política. Esto lo hemos visto en otros países, los georgianos se van a trabajar a Europa y Estados Unidos, mientras que los rusos vienen aquí y crean una minoría. Demográficamente éramos 3 millones y medio, pero desde la llegada al poder de “Sueño Georgiano” en 2012, más de 600.000 georgianos se han ido a trabajar al extranjero y más de 300.000 rusos han venido a Georgia. Desde el punto de vista demográfico este va a ser un reto muy importante para nuestro país.

Y una minoría rusa es la excusa perfecta para iniciar un conflicto.

Exactamente. Nos sabemos bien esa lección.

¿Cómo se está viendo en Georgia la guerra de Ucrania?    

Para nosotros la guerra de 2008 es aún muy reciente. Cuando Rusia atacó Georgia en 2008 empleó el mismo escenario que utilizaría en Ucrania en 2014 y que está utilizando de nuevo ahora. Para Putin, Georgia fue un campo de pruebas en el que utilizó sus tácticas de guerra híbrida. Lo que pasó seis meses después de la guerra de Georgia es que el Departamento de Estado de la administración Obama pulsó el botón de reinicio y empezó de nuevo la relación con Rusia. Putin entendió que podía hacer lo que quisiera porque nadie iba a reaccionar. Todo el mundo quería el gas barato y tener relaciones diplomáticas con Rusia después de la guerra, o como dice ahora Macron, “no hay que humillar a Rusia”. Desafortunadamente, esta es la mentalidad del mercantilismo y de la “realpolitik”, como la llaman, pero no funciona porque Putin entendió que Europa quiere una vida confortable que él podía proporcionar con su gas barato. Sin embargo, en realidad no es barato, es muy caro porque cuesta las vidas de la gente de Ucrania y de Georgia. Esto es lo que pensamos.

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Su hermano Mamuka es el comandante de Legión Nacional Georgiana que combate en Ucrania.

Sí. Nuestra familia ha estado en guerra con Rusia desde el siglo XIX, así que podemos decir que seguimos la tradición familiar.   

Nona Mamulashvili con su hermano Mamuka y varios legionarios.

Nueve legionarios han caído en Ucrania, ¿reciben sus familiares algún tipo de apoyo?

No. Intentamos introducir una ley en el Parlamento para que estos caídos en Ucrania fuesen considerados igual que los que murieron por la independencia de Georgia y que tuviesen la misma asistencia que los caídos en la guerra de 2008, pero el gobierno se negó. No obstante, hay personas y organizaciones de la iglesia que ayudan a estas familias.          

El gobierno también ha intentado desanimar a los posibles voluntarios, pero no ha tenido demasiado éxito.

Cuando empezó la guerra hubo muchos georgianos que quisieron alistarse, más aún cuando el presidente Zelensky anunció la creación de una legión internacional. La embajada ucraniana organizó los viajes y preparó un proceso de reclutamiento para aceptar voluntarios con experiencia militar, no aventureros que fueran por el romanticismo de la guerra. Se consiguieron muchos voluntarios, pero cuando esperábamos en el aeropuerto con el personal de la embajada, las autoridades prohibieron el aterrizaje de los aviones que los iban a llevar a Ucrania. Así que los voluntarios tuvieron que ir individualmente o en pequeños grupos, volando a terceros países y cruzando la frontera por tierra. En 2015 el gobierno preparó una ley que convertía a los voluntarios que peleaban en Ucrania en “combatientes ilegales”, “terroristas” o “mercenarios”, con la excusa bastante absurda de prevenir que nadie pudiera ir a combatir a Siria. Sin embargo, el gobierno no sacó adelante la ley por el enorme apoyo popular a la Legión.     

Muchos creían que Ucrania no resistiría una semana, pero ya han pasado seis meses, ¿qué cree que va a pasar en la guerra?

Lo que ha hecho Ucrania es demostrar al resto del mundo que Rusia no es tan aterradora como pretende ser. El segundo mejor ejército del mundo ha resultado ser un ejército regular de alcohólicos que no saben manejar sus armas de la Segunda Guerra Mundial. Este es el verdadero rostro del Ejército Ruso. Lo que si tienen es armamento nuclear que utilizan para amenazar al mundo civilizado y ese es su único poder junto con el gas. Creo que Occidente tiene todos los instrumentos para asegurarse de que Putin, o cualquiera que venga después porque este es un problema de mentalidad y de régimen, sea derrotado. Es un problema de sistema no de una persona, porque si Putin es derrotado pero el sistema no cambia y Rusia no es castigada como lo fue la Alemania Nazi, aparecerán otros como él. Hay que acabar con la mentalidad imperialista rusa que cree que Rusia tiene el derecho de aplastar la soberanía de sus países vecinos para salvar al mundo no se sabe bien de quién. Esto es lo que hemos vivido los últimos 200 años y muchos nos han tachado de exagerados, pero entonces la guerra llama a tu puerta. Los occidentales tienen que entender que Rusia es una amenaza existencial para los países civilizados.

El problema viene quizás de que no hubo un Nuremberg al comunismo, a lo que representó la Unión Soviética y a sus millones de víctimas.

Así es. Nunca hubo un juicio por todos los crímenes que la Unión Soviética cometió contra su propia población. Mientras que la Alemania Nazi atacaba a otras naciones, la Unión Soviética hacia la guerra a su propio pueblo.

Quería preguntarle por Stalin.

No es nuestro mejor referente.

Desde luego, me refiero a si existe algún tipo de controversia con su figura. En su ciudad natal, Gori, hay un museo, pero ¿hay nostálgicos del estalinismo?

Tristemente sí, aún hay georgianos que creen que Stalin fue un gran líder y que tuvo que comportarse como lo hizo por un bien mayor.

El comunismo siempre ha tenido muy buena propaganda.

Sí, y lo mismo pasa con Rusia. La propaganda rusa fue subestimada, ahora está en todas partes y estamos pagando el precio de no tomarla en serio.