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El virrey de Perú José Fernando de Abascal y Sousa, fue el defensor más eficaz de la soberanía española en América contra las rebeliones separatistas a partir de 1810. Sus victoriosas campañas contra los ejércitos rebeldes argentino y chileno prolongaron la soberanía española el continente americano casi 15 años más. Nacido en Oviedo en 1743, siguió la carrera militar y participó en la expedición española que tomó la Colonia de Sacramento ( el actual Uruguay) que estaba ocupada por los portugueses, en 1776. Llegó a general y tras destinos en Cuba y México fue nombrado virrey de Perú en 1806.
La primera sublevación independentista de importancia en la América hispánica fue la de Argentina, en mayo de 1810, aprovechando que España estaba ocupada por el invasor francés. A pesar de hacerse al principio en nombre de Fernando VII en pocos meses los rebeldes bonaerenses se quitaron sus caretas y empezaron a organizar un ejército para independizarse de la Corona española. El virreinato de Perú que a parte de Perú propiamente comprendía lo que hoy son Chile y Bolivia se vio sometido al estallido de focos separatistas en Chile, mientras el ejército de los rebeldes argentinos trataba de apoderarse del Alto Perú ( lo que hoy es Bolivia con sus entonces ricas minas de plata de Potosí), donde también había estallado una sublevación proargentina en torno a la ciudad de Cochabamba.
Al mismo tiempo el desbordado Abascal tuvo que encargarse de afrontar una nueva sublevación independentista en Ecuador a partir de 1811, aunque en teoría no correspondía a su jurusdicción. Lejos de venirse abajo ante la presión, desde Lima, Abascal actuó con eficacia. Reorganizó el Real Ejército de Perú y envió un ejército de 2000 hombre al mando del mariscal Toribio Montes y del coronel Arredondo, que tras duras batallas contra los rebeldes separatistas recuperó Quito y consiguió someter a los rebeldes a lo largo del año 1812.
Pero ya antes, en 1810, había tenido que ocuparse de contener a los rebeldes argentinos que habían organizado un ejército que invadió Bolivia. En enero de 1811 el ejército argentino de 14000 hombres se había adueñado de la mayor parte de Bolivia y llegaba ya a las fronteras de Perú. Pero Abascal no se rindió. Organizó un fuerte ejército ( hay que recordar que la gran mayoría de los miembros del Real Ejército del Perú eran peruanos y no españoles peninsulares,) al mando del general Goyeneche que partiendo desde el rio Desaguadero en la zona del lago Titicaca acometió al grueso del ejército argentino sorprendiéndolo en el valle de Huaqui y derrotándolo completamente en la batalla del mismo nombre( 19 de junio de 1811). Pero todavía quedaba sofocar la revuelta de Cochabamba. Finalmente el ejército realista de Abascal y Goyeneche venció totalmente a estos rebeldes en la batalla de Sipe Sipe ( 13 de agosto). Aún fue necesaria una dura campaña hasta junio de 1812 tras la cual la ciudad rebelde fue tomada.
Siguió una dura guerra contra los rebeldes argentinos. El ejército realista trató de internarse en Argentina pero fue derrotado en las batallas de Salta y Tucumán, tras las cuales el ejército argentino al mando del general Manuel Belgrano trató de invadir de nuevo Bolivia pero fue de nuevo derrotado por las fuerzas hispánicas en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma que costaron miles de bajas a los argentinos, los cuales se vieron expulsados definitivamente de Bolivia .
Quiso Abascal terminar de una vez por todas con la revolución argentina pero entonces se vio maniatado por una nueva sublevación, la de Chile. Los rebeldes chilenos cuyo líder militar era Bernardo O Higgins, ( hijo de un antiguo virrey de Perú, de origen irlandés) se habían apoderado del país y su situación parecía invulnerable pero Abascal envió a Chile desde Perú un ejército realista de 1500 hombres españoles y peruanos al mando del comandante Mariano Osorio. Este ejército se enfrentó al chileno en la decisiva batalla de Rancagua ( 1 de octubre de 1814). La batalla fue muy dura y sangrienta pero terminó con un gran victoria realista cuyo ejército reconquistó Santiago y todo Chile.
Abascal fue sustituido como Virrey de Perú en 1816. Mientras él vivió, Perú fue un bastión realista ( y lo seguiría siendo 8 años más). Aunque no pudo aplastar a los rebeldes argentinos, sí logró que estos no pudieran expandirse hacia Bolivia y con escasos medios salvó la soberanía española en la región durante otros 15 años. Sin Abascal toda la soberanía española en el Cono Sur hubiera podido derrumbarse en 1810. El Perú hispánico continuó resistiendo hasta 1824 y solo sucumbió finalmente ante un gran ejército colombiano al mando de Simón Bolívar, financiado por Inglaterra.
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