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Si la frase de Clausewitz “La guerra es la continuación de la política por otros medios” es cierta evidentemente la inversa es igualmente válida.

Precisamente Clausewitz combatió en la batalla de Waterloo como jefe de estado mayor del III Cuerpo de Ejército del general von Thielmann del Ejército del bajo Rhin del mariscal von Blücher cuyo jefe de estado mayor y “cerebro” era August von Gneisenau, el cual sería en 1831 jefe del ejército cuyo estado mayor estaría a cargo de Clausewitz muriendo ambos en ese año por efectos del cólera.

En Waterloo el ejército francés trató de aplastar por separado primero al ejército prusiano y después al ejército anglo-holandés de Wellington. Este conspicuo representante de la oligarquía inglesa pensaba dejar que Napoleón destruyese a los prusianos sufriendo grandes pérdidas para después derrotarle fácilmente y entrar triunfalmente en París.

Pero los prusianos,  aunque perdiendo casi un Cuerpo de los cuatro con los que contaban se retiraron en buen orden para reunirse con Wellington en el campo de Waterloo y ahí es donde entra la genial estrategia de Gneisenau que retuvo a los dos Cuerpos de Ejército que estaban preparados para entrar en acción hasta que comprobó que Wellington entablaba combate a fondo con los franceses.

Al PP (Wellington) le interesa que VOX (prusianos) le saque las castañas del fuego y sea destrozado por el Frente Popular para después obtener una completa victoria a bajo precio. Por ello VOX debería actuar como Gneisenau y dejar que el PP se bata el cobre en primera línea y actuar en el momento decisivo para decantar la balanza en su favor.

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En Waterloo cuando las tropas prusianas entraron en batalla arrollaron a los franceses exhaustos pero a los que los no menos exhaustos anglo-holandeses ya no podían rematar y lanzando a su caballería en persecución fueron los primeros en entrar en París consiguiendo la consolidación como gran potencia europea de Prusia por derecho propio.

Autor

REDACCIÓN