22/11/2024 00:44
Getting your Trinity Audio player ready...

EL MILAGRO ESPAÑOL, llamado así por el Japón, fue producto de una inmejorable dirección de presente y futuro, junto a un pueblo trabajador

En la época más fructífera, jamás conocida en el mundo, la España del Régimen católico y patriótico de D. Francisco Franco, se construyeron Mega Estructuras, para uso, disfrute y beneficio de sus ciudadanos.

¡FRANCO SIEMPRE PENSABA EN TODO, PARA QUE SU PUEBLO SALIERA DE LA RUINA Y SE CONVIRTIERAN EN HOMBRES LIBRES, CATÓLICOS, CON EDUCACIÓN, ESTUDIOS Y CUBIERTAS TODAS SUS NECESIDADES!

Al parecer, nuestro Caudillo, según el rojerío nacional y los gusanos traidores, solo hizo esta fantástica obra, que la odian por su belleza, religiosidad, una Obra escultural, monumental y museística al aire libre,  única en el mundo, pero estas gentuzas, se olvidan deliberadamente de todas las Mega Estructuras que hizo, para el bien de todos los ciudadanos españoles, también para LOS ROJOS  perdedores, los de la Hoz y el Martillo que solo las usaron para asesinar a inocentes católicos.

Están empeñados en destruir el Templo y los monumentos que le rodean, así como la Cruz más alta del mundo, sin embargo, no quieren dinamitar los cientos de pantanos, millones de pisos, carreteras, redes de alta tensión, las Universidades,  la Seguridad Social, …. Y tantas excelsas Obras, que realizo en solo 36 años.

RECINTO Y CONSTRUCCIONES DE EL VALLE DE LOS CAÍDOS:

 

.- EL SANTO CRISTO CRUCIFICADO DE BEOBIDE:

La impresionante escultura del Santo Cristo, que está asentado en el Altar Mayor de la Basílica del Valle de los Caídos, es una inmensa Obra realizada por el escultor vasco Julio Beobide de Goiburu (Zumaya 19-12-1891 – 11-09-1969). De una familia con gran sentido artístico, era el pequeño de 4 hermanos, uno de ellos fue el gran compositor y organista José María Beobide

¿Quién era Beobide?

Siendo niño le impulsó hacia el dibujo, teniendo su primer contacto con la escultura en el taller de Artes y Oficios del Colegio Laboral de Salesianos de Baracaldo, en Vizcaya, donde ingresó a la edad de trece años. Allí tuvo contacto con el artista Asorey, quién le inició en los rudimentos de la talla.

Entre 1936 y 1950 se produjo el periodo de madurez del artista. Es la etapa de mayor producción de Beobide. Se siente la influencia de los imagineros barrocos, sobre todo en el carácter expresionista de las formas de sus obras, en especial las de temática religiosa.

Historia y avatares del Cristo de Beobide:

 

Durante nuestra Guerra de Liberación, permaneció en su casa-taller de Zumaya. En esa época, vecino suyo e inmenso Pintor ya muy valorado, D. Ignacio Zuloaga pinta el Retrato de Julio Beobide, una de sus obras preferidas, siendo el único cuadro suyo que colgó en su museo. También Beobide hizo varios retratos del escultor: busto de escayola en «Kresala», el único que le hizo en vida. Los otros bustos del pintor que realizó Beobide fueron posteriores a la muerte de Zuloaga en 1945; el del Museo de San Telmo de San Sebastián, el medallón de Zumaya o el monumento en Bilbao.

La obra más célebre de Beobide, el Crucifijo del Valle de los Caídos, data de esta época.

 

En 1940 Zuloaga ofreció una recepción en su residencia, a la que acudió entre otras personalidades el general Franco. Ese día Franco descubrió en la capilla de la residencia de Zuloaga la talla que Beobide, que había realizado para su amigo unos años antes y que el propio Zuloaga había policromado, quedando muy impresionado por el Cristo.

El propio general solicitó al Pintor Zuloaga que gestionara la compra de dicho Cristo o de uno similar para su ubicación en el santuario que estaba planteando construir en Cuelgamuros.

Zuloaga mintió inicialmente a su amigo escultor, sobre el destinatario final del encargo, ya que temía que Beobide, que era simpatizante del nacionalismo vasco, se negara a tallar la escultura para Franco. Sin embargo, tras descubrir la verdad, éste accedió a acabar el encargo, por el cual recibió un pago de 20.000 pesetas.

 

Al fin el General Invicto, se hizo con ella, la maravillosa talla del Cristo, que además está policromada por Zuloaga. Y ya con su Cruz, permaneció más de 15 años en la Capilla del Palacio del Pardo, en dónde el ferviente católico, nuestro Caudillo, postrado, arrodillado ante ella, rezaba cada día y en varias ocasiones, esperando pacientemente que las obras de la Basílica del Valle de los Caídos tocaran a su fin.

LEER MÁS:  La “Quinta Columna” controlaba las radios clandestinas en Madrid durante la guerra civil. Por Antonio de Lorenzo

 

Desde 1958 se encuentra presidiendo el altar mayor de esta basílica.

Esta bonita historia, desconocida para la mayoría, encumbra más aún a un Caudillo Vencedor, pero siempre como ferviente católico, arrodillado y solo ante nuestro Santo Cristo Salvador.

Se dice y así siempre lo he tenido en mi mente, que nuestro Caudillo se adentró en el monte, del Recinto del Valle y eligió el enebro y ordenó su tala, empezando él hacerlo.

¿Es la cruz del Altar Mayor del Valle de los Caídos, de madera de Valsaín?

Unos autores lo ven posible. Otros no.

 

Esta bonita historia, desconocida para la mayoría, encumbra más aún a un Caudillo Vencedor, pero siempre como ferviente católico, arrodillado y solo ante nuestro Santo Cristo Salvador.

Se dice y así siempre lo he tenido en mi mente, que nuestro Caudillo se adentró en el monte, del Recinto del Valle y eligió el enebro y ordenó su tala, empezando él hacerlo.

¿Es la Cruz del Altar Mayor del Valle de los Caídos, de madera de Valsaín?

Unos autores lo ven posible. Otros no.

 

 

Cruz de enebro con el Cristo de Beobide

Sí, está constatado, que en enero de 1940, Franco y el general Moscardó, escalaron juntos el cerro pedregoso conocido como el Risco de la Nava. Acompañado por el héroe, en la defensa del Alcázar de Toledo, el Generalísimo eligió esta zona de la Sierra de Guadarrama para construir el Valle de los Caídos, el colosal monumento y mausoleo en honor a los fallecidos «de la Gloriosa Cruzada Nacional». Lo eligió personalmente el Caudillo, que también supervisó de forma  directa —y con frecuencia— las obras del monumento, que se prolongaron 19 años. El Caudillo también eligió y encargó las esculturas que adornan el complejo, tanto las que están en la base de la cruz de piedra, de 152 metros de altura, como las de la fachada de la Basílica.

Y decía la periodista y escritora Victoria Prego:

“Aunque se exhumen sus restos y se trasladen al cementerio de El Pardo, donde está enterrada su mujer, el Valle de los Caídos siempre conservará la huella de Francisco Franco. Es imborrable”

En esta obsesión de El General Invicto, por vigilar cada detalle de una «obra» que consideraba majestuosa, también se le atribuye la elección del enebro que, convertido en una  Cruz, preside el Altar Mayor del Valle de los Caídos.

No hay constancia documental, aunque una de las teorías que manejan los investigadores, es que Franco quiso que la madera procediera de los montes de Valsaín.

Así se refleja en el libro ‘La vida secreta del Franco’, en el que sus autores, David Zurdo y Ángel Gutiérrez, hacen referencia a la tala de este enebro explican que existen «sospechas» de que el enebro, poco labrado, al que se dio forma de Cruz, situado en el Altar Mayor del Valle de los Caídos, «lo taló Franco en persona» o, al menos, «con toda seguridad, se hizo en su presencia». 

«No está confirmado, aunque se sospecha que procede de Valsaín, del bosque de Riofrío o que El Generalísimo, lo talase en el propio Risco de la Nava». Sea desde Segovia o desde La Nava, de lo que sí hay constancia, es de que el árbol se condujo a la capilla del Palacio del Pardo, donde se le dio, la forma de Cruz y se le colocó la talla del Cristo de Beobide.

Según las instrucciones precisas de Franco, el conjunto se instaló después en el Altar Mayor de la basílica el 16 de abril de 1956. El generalísimo acudió con su esposa al Valle ese mismo día, a la hora del crepúsculo. Fue, además, la primera ocasión en que se encendía la iluminación nocturna de la Santa Cruz.

«El Valle de los Caídos está lleno de obras de arte cristianas y no parece casualidad que eligiera una madera de enebro, un árbol que se considera sagrado desde tradiciones muy antiguas, desde el budismo hasta Egipto, pasando por los antiguos pueblos europeos, que creían que era un escudo contra las energía del mal y los malos espíritus»

LEER MÁS:  Biografía de Don Joaquín Bayona Lapeña. Por Francisco Pato Fandiño

El ENEBRO común (Juniperus communis) es una especie de árbol con madera muy dura y leñosa, con muchas ramificaciones. Madera muy dura para cortar con hacha, pues dependiendo de su edad, la parte leñosa del tronco se convierte en una “piedra”. Puede llegar a vivir más 800l años. Las bayas del enebro, han sido utilizadas como medicina en muchas culturas ya que, si se consumen, actúan como un fuerte desinfectante de las vías urinarias. Fueron utilizadas por los indios navajos como un remedio herbal para la diabetes.​ Hoy en día, las tribus americanas occidentales combinan las bayas de Juniperus communis con la corteza de la raíz de Berberis en un té de hierbas. Los nativos americanos también utilizaron las bayas de enebro como un anticonceptivo femenino. También, sus bayas son utilizadas, en bebidas alcohólicas como la ginebra.

¿Curioso, no?

El tal Zurdo opta por la prudencia e insiste en que existen tres versiones de la procedencia del árbol, aunque sí considera «creíble» que el Generalísimo participara en la tala tras su elección. «El propio lugar donde se erigió el Valle de los Caídos lo eligió personalmente, no preguntó a nadie y siempre estuvo muy pendiente de todo el proceso. No me parece imposible», explica el investigador. A su juicio, la elección del enebro, un árbol «muy simbólico»,  reitera, «no parece una casualidad», como tampoco, añade Zurdo, «que el risco donde se erigió el monumento tuviera forma piramidal o que al altar mayor tenga forma circular, lo que no es habitual en las creencias cristianas, o que se construyera en el complejo una gruta, lo que recuerda a tradiciones clásicas, que hablan de grandes sabios que descubrieron en ellas su camino». 

Lo que sí se llevó Franco al Valle de los Caídos fueron unos tapices procedentes del Palacio Real de La Granja. Eran tapices que recreaban escenas correlativas al Apocalipsis de San Juan, que el Caudillo mandó trasladar desde La Granja y colocar en los espacios entre las capillas laterales de la nave central de la cripta. Con el tiempo, la humedad amenazó su deterioro. «Fueron devueltos y sustituidos por unas copias», explica Zurdo.

Valle de los Caídos. España en la Memoria. Alfonso Arteseros

https://www.youtube.com/watch?v=9h6mRQvgxYI&t=1565s&ab_channel=PabloLinares

 

¡ATENCIÓN!

A todos os recuerdo, que si queréis pasar unos días inolvidables, en un sitio aislado, dentro de un recinto sagrado, boscoso, con unas vistas inimaginables y paradisiacas: En un sitio silencioso, en el que cantan los ángeles de las Voces Blancas en la Santa Misa y los ruiseñores entre los árboles, en un maravilloso lugar para encontraros con la Fe, la espiritualidad y homenajear a nuestro Santo Cristo redentor, no hay otro sitio en el mundo, como el Valle de los Caídos, los Caídos, que no hay que olvidar que cayeron por Dios y por la Patria.

Los interesados os podéis poner en contacto:

Dirección: Carretera de Guadarrama/El Escorial s/n. 28200 San Lorenzo de El Escorial. (Madrid) ESPAÑA
Teléfono: +34 91.890.55.11
Móvil: +34 620.633.083
Correo: info@hospederiasantacruz.es

Reservas:

Para cualquier consulta sobre hospedaje, celebraciones o reuniones, por favor pónganse en contacto con la Hospedería Santa Cruz a través del:Tlf.: +34 918905511 o del Móvil: +34 620 63 30 83 – Email: info@hospederiasantacruz.es

La Hospedería Santa Cruz dispone de 220 plazas distribuidas en 120 habitaciones, bar-cafetería, restaurante con menú diario, ocho salas de reuniones, dos auditorios, biblioteca, capilla y aparcamiento gratuito.

¡ORGULLOSO COMO ESPAÑOL, DE TENER EN NUESTRA PATRIA, EL MAYOR, MARAVILLOSO, ESPIRITUAL, PRECIOSISTA Y ESPIRITUAL DEL RECINTO DEL VALLE DE LOS CAÍDOS!

La envidia, la admiración, de todos los Países del mundo, no entienden, ni comprenden como unos TALIBANES, CON GENES CRIMINALES, pueden y se empecinan con acabar con esta Obra descomunal, Excelsa y maravillosa, erigida a la reconciliación y elevada a los altares del Altísimo.

Autor

REDACCIÓN