21/05/2024 08:41

Yo conocí a José María Ruiz-Mateos y digo, viendo que aquello no ha terminado.

«AQUÍ HARÍAN FALTA 100 RUIZ-MATEOS PARA ACABAR CON EL PARO»

«El 23 de febrero se ha cumplido el 41 aniversario del mayor ATROPELLO ECONÓMICO de la Historia (como reconoció el Tribunal Supremo diez años después y reconoce actualmente)”

EL PSOE EXPROPIÓ RUMASA, UN GRUPO DE EMPRESAS CON CASI 100.000 EMPLEADOS FIJOS Y 300.000 INDIRECTOS, CON NOCTURNIDAD Y ALEVOSÍA, Y  A MANO ARMADA.

Cuando por mediación de un compañero de “Arriba” (1965) le entrevisté para llenar mi columnita de aquel día, recuerdo que al margen de lo que hablamos de su Imperio (un imperio que aquella “Rumasa” ya dominaba 800 empresas, 20 bancos y más de 60.000 empleados directos) le pregunté por qué entre sus empresas no figuraba ningún periódico ni ninguna emisora de radio; su respuesta fue rápida:

  • Joven Merino, es cierto, no tengo ningún periódico ni radio. ¿Y sabes por qué? Porque, pienso, que los periódicos están para contar la verdad de lo que pasa a su alrededor y eso aquí no puede ser. Así que me conformé y me sigo conformando con lo mío, que es crear empresas, trabajo y riqueza.
  • Sí, don José María, pero si usted no habla de la obra que está realizando ¿no teme que lo hagan otros?
  • ¿Y qué pueden decir de “Rumasa”, una empresa que de entrada da trabajo a más de 100.000 personas, entre fijos y esporádicos?
  • Pues, ya sabe, no olvide que el mayor pecado de los españoles es la envidia…
  • Lo sé, lo sé señor Merino, y sé que más de uno, y entre ellos gente muy importante, hasta se han quejado a Franco y critican mi obra… pero, ya ve, con el Generalísimo no tengo problema.
  • Bueno, bueno, pues si yo fuese usted procuraría tener mis propios medios de comunicación.

Y aquel día así acabó la conversación.

Tuvieron que pasar 7 años más para volver a vernos. Para entonces yo ya era Subdirector de “Pueblo” y fue, precisamente, en una de aquellas cenas de gala de la entrega de “Los populares de Pueblo”. Fueron solo 5 minutos, ya que estábamos en mesas separadas.

  • Señor Merino, hombre, me alegro de verle, ya veo que le va bien en la vida.
  • Trabajo, trabajo, trabajo, según me recomendó usted cuando nos vimos… pero por lo que veo mejor le va a usted.
  • Eso es verdad y no me puedo quejar, también le va mejor a España y eso es bueno para todos.
  • Y al “OPUS” –le insinué con una leve sonrisa.
  • Bueno, ya sabe que yo soy amigo de todos –respondió con risas y recordando lo que le había dicho en aquella primera entrevista.
  • Sí, eso es verdad, don José María, pero eso no vale, cuando las cosas van bien el mundo aplaude y más si hay publicidad de por medio… Pídale a Dios que no se le tuerzan las cosas, porque entonces se acordará de mí –le dije cuando ya se lo llevaban para su mesa.
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Años más tarde volví a verle. Ya era yo director de “El Imparcial” y a petición mía acudí a su “Santa Santorum” de su Estado Mayor. Naturalmente, todo había cambiado. Franco había muerto y España ya no era la misma y había un Rey y una Monarquía… y Suárez era Presidente del Gobierno, y las Izquierdas, sobre todo el PSOE de Felipe González y el PC casi tocaba ya el Poder. La economía se hundía.

  • Veamos ¿ qué le pasa a mi joven amigo?
  • Dios, don José María, me pasa que me ahogo, vamos que me están ahogando.
  • ¿Y eso? ¿Quién te ahoga?
  • Pues, me ahogo porque estoy apunto de perder “El Imparcial” y me ahoga el traidor Suárez, que me está cerrando todas las puertas.
  • Pero eso, según me dicen, es normal. Tú le has declarado la guerra y él te responde.
  • Sí, pero el corrupto es él y el que lleva España al desastre es él.
  • Bueno, bueno ¿y en qué puedo ayudarte yo?
  • Quiero que compres el Periódico… por 4 perras te puedes quedar con él.
  • ¿Y cuánto es eso?
  • Teniendo en cuenta que las acciones del periódico están divididas entre 4 al 25% cada parte y estamos divididos en dos y dos, si compras el 50% de los “Suaristas” no solo te quedarías con ese 50% sino que yo y mi compañero de fatigas te entregamos gratis el otro 50%.

Entonces se levantó, se acercó y se sentó a mi lado y con gran cariño me dijo:

  • Mi querido Merino, la verdad es que me gustaría ayudarte, es más, te aseguro que si me pidieras esa cantidad para comprar una farmacia, por ejemplo, una gestoría, un criadero de pollos, una fábrica de patés… cualquier cosa, tendrías esos millones en el acto… pero, para un periódico, NO. No quiero prensa, entre otras cosas porque no la entiendo… Merino, pídeme lo que quieras, pero para el periódico nada… y menos para “El Imparcial”, que quiere cargarse Suárez… y Suárez tiene mucho Poder.
  • Pues… lo siento, José María (y por primera vez le llamé solo por su nombre), lo siento, porque eso quiere decir que ya puedo hacer las maletas y abandonar el periódico.

Y me levanté, le estreché la mano y me despedí. Aunque todavía, y ya desde la puerta me atreví a decirle con una voz tenebrosa:

  • Lo siento, algún día, te acordarás de mí y te recuerdo unos versos que tengo en la memoria de mi Córdoba natal: “Como te ves/yo me vi/como me ves/tu te verás/…piénsalo bien/y no pecarás”. José María, seguro que te acordarás de mí.

Y efectivamente así fue, y para su desgracia, porque tan solo unos años después (cuando en 1989 ingresó por primera vez en prisión) me mandó un recado simple y muy sincero con uno de sus compañeros de celda que salía:

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Merino, te aseguro que más de una noche en estos años me he acordado de ti y más cuando he pisado por primera vez en mi vida la cárcel. Tenías razón. Tuve que invertir en prensa y en política. Porque ni mis amigos, ni mucha gente que yo ayudé han dicho ni una palabra a mi favor. Sí, tenías razón. Tuve que repartir millones en los medios de información como hacen otros y el Gobierno el primero”.

Y después no tuve más relación con él. Quizás porque su vida y la mía habían cambiado tanto que ya cada cuál teníamos nuestros problemas personales e intransferibles, ya que también yo pasé mi viacrucis cuando llegó la libertad y eso que llaman Democracia.

Pero, en esta ola de recuerdos y de resumen no puedo dejar de puntualizar algo que siempre pensé. José María Ruiz-Mateos fue un empresario único, ejemplar, de esos que si los dejas sueltos en el desierto te acaban haciendo una Catedral, veía negocios solo con asomarse a la ventana de su casa y había conseguido que la gran “Rumasa” se sostuviera milagrosamente, aunque estuviese cogida con alfileres. Él era y fue mientras lo dejaron, como la piedra angular que sostiene el edificio.

Otra cosa, creo, fue la “Segunda Rumasa” y otra han sido, por lo que me dicen, sus hijos y herederos.

Pero como esos y los juicios que se están celebrando no son mi tema no quiero ni opinar. Por eso, aquí lo dejo.

Julio Merino

Periodista y Miembro de la Real Academia de Córdoba

Cuadragésimo primer Aniversario del golpe delictivo contra RUMASA. Por Ignacio Fernández Candela

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Hakenkreuz

Pues hay más de 1000, solo que han generado pleno empleo esclavo en el infierno rojo de China.

Aliena

Pues yo juraría que el Felipe González y el Rubalcaba del Sr. Merino tuvieron algo ( mucho ) que ver con el paro de marras.

Xavier

Efectivamente, había muchos empleados de don José Maria, incluso izquierdistas, que sabían que Ruiz Mateos era de fiar y cumplía con sus obligaciones. Ojalá existieran muchos como el en esta España decadente.

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