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Consideremos solamente un aspecto formal, al que tenemos que hacer frente en España (como en otros tantos países occidentales especialmente), el de la “plandemia”. Palabra con la que definimos esta psicosis social construida en base a premisas falsas, divulgadas dogmáticamente por los medios, políticos, personal sanitario (coaccionado el que quisiera decir algo), “expertos” de toda clase, y altos magistrados para los que la cuestión de derechos ya no importa tanto. Lo cual lleva a las soluciones más falsas todavía, pensadas de antemano con el fin de imponer un control social pocas veces visto en la historia.
Si tan solamente hace unos años hubiesen dicho a la gente que tendrán que llevar mascarillas por ley, o que se tendrán que inocular ciertas sustancias si quieren seguir trabajando, dirían que basta por favor de cuentos conspiracionistas. O te dirían que esto es imposible en España, o en Europa o en EEUU, tierra de libertades. Sin embargo, aquí tenemos todos esos absurdos, uno tras otro, sin acabar. De lo que no me esperaba es que también en Eslovenia haya un esperpento legislado como no poder repostar combustible en tu coche, sin el certificado covid.
Nos enfrentamos a las leyes promovidas por los gobiernos, a todas luces absurdas a más no poder. Absurdas, humillantes y malas. Es como si pusieran por ley que antes de empezar a trabajar, tienes que tocarte el culo. No es muy fino, pero todavía sería más inocuo de lo que tenemos ahora mismo. Este es el nivel. Sacan una vakuna con la tecnología más avanzada, pero luego sigue siendo necesario que la gente se lleve su mascarilla de trapo. Un insulto a la inteligencia. Como es un delito exigir (los hay que condicionan de ese modo) a la gente vakunarse. En Irán el consejo de ulemas dirá que las mujeres no pueden quitarse el velo de su cabeza en lugares públicos, porque ellos dicen – y a ti no te preguntan – que eso no es bueno para los demás. Porque debilita la pureza de sus costumbres, por lo que sea, pero ellos deciden por ti. Aquí también un consejo decide por ti, que te pongas no el velo, sino la mascarilla, cuando será posible que viajes, y cuando no, etc.
Presenciamos pues esta obra de teatro macabro, con una impotencia inmensa. Nos enfrentamos a alguien mucho más fuerte que nosotros, y por mucho que pataleemos y resistamos, seguimos viendo que son más fuertes que nosotros, y que nos siguen aplastando.
La injusticia que sufrimos no es comparable en dimensión e intensidad a la que están sometidos los cristianos en los países islámicos, por ejemplo, pero existe una analogía en lo despiadado del trato que recibimos. Nuestras quejas, denuncias y solicitudes no están atendidas, viendo nuestros derechos atropellados, y a nosotros humillados. Consideremos dos casos de injusticia gravísima en Pakistán, ocurrido en julio de este año (de la serie de Raymond Ibrahim sobre la persecución de cristianos, julio 2021):
“Un profesor musulmán violó a una niña cristiana de 8 años en el baño de la escuela, y la escuela y la policía lo encubren. Según el informe del 11 de julio, la hija pequeña de Shahzad Masih estaba «temblando y gritando de dolor cuando volvió a casa de la escuela ese día, el 22 de junio, con el uniforme manchado de sangre». «No pronunció ni una palabra en toda la tarde y se limitó a llorar y gritar de dolor», explicó su padre.
Después de mucho preguntar, mi hija le dijo a su madre que la habían violado en su escuela. Corrimos a la escuela Sanjan Nagar Trust, donde mi hija va al tercer curso. En lugar de escuchar nuestra queja, la directora de la escuela, Farzana Kausar, y otra profesora musulmana, Tehmina, se negaron rotundamente a admitir que la habían violado en las instalaciones de la escuela.
Llamaron a los guardias de seguridad y «les empujaron a él y a su mujer fuera del edificio». Cuando fueron a presentar una denuncia ante la policía local, ésta también se negó a escucharles y les dijo que resolvieran su disputa directamente con la escuela. «Volvimos a dirigirnos a la dirección de la escuela, pero se mostraron muy hostiles y nos dijeron que no debíamos involucrar a la escuela en el caso», continúa Masih. «Después alegaron que la había violado un alumno cristiano del séptimo curso». Cuando la niña se opuso, insistiendo en que el responsable era un profesor varón, su profesora musulmana y otros profesores le dijeron que no nombrara al agresor y la amenazaron con expulsarla de la escuela… Los profesores le dijeron a la niña que, en su lugar, debía nombrar a un chico cristiano llamado Joel como culpable…. Entonces nos pusimos en contacto con la familia de Joel, pero nos dijeron que su hijo ni siquiera estaba presente en la escuela el día del incidente.
Cuando Masih se puso de nuevo en contacto con la escuela, exigiendo ver el registro de asistencia, que indicaría que Joel, el chivo expiatorio, estaba ausente ese día, «el director y otros funcionarios de la administración vieron que su mentira para acusar falsamente al chico cristiano había quedado al descubierto, se pusieron violentos y empezaron a lanzarnos amenazas y maldiciones. Volvimos a recurrir a la policía, pero estos también se mostraron muy hostiles». Varios agentes presionaron a la familia para que retirara la denuncia y resolviera el caso de forma privada: «Nos dijeron que éramos pobres cristianos y que no podíamos rivalizar con el poder de la dirección del colegio». Finalmente, el 2 de julio, la comisaría registró la denuncia a regañadientes, aunque, hasta el último informe, no habían tomado ninguna medida contra el colegio. Según el padre de la víctima:
Siguen presionándonos para que nombremos a Joel como el presunto violador y tampoco cooperan en la realización de un examen médico detallado del niño. Algunas fuentes nos han informado de que la dirección está encubriendo el incidente para proteger al profesor musulmán que violó a mi hija. Nuestras peticiones de justicia caen en saco roto. La dirección de la escuela protege al violador y la policía está en connivencia con él. No se puede imaginar el dolor y la agonía que siento cada vez que veo a mi hija, que todavía se tambalea por el trauma de la violación. Nuestras repetidas visitas a la policía no dan ningún resultado, y no creo que ella obtenga justicia de este sistema».
Por otra parte, el 24 de julio, otra niña cristiana -esta vez de sólo 3 años- fue violada en una escuela patrocinada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. El hombre que violó a Anna Chand es presuntamente el propio marido de la directora, Muhammad Saleem. Cuando sus padres la recogieron ese día, la niña sentía un dolor extremo y después empezó a llorar. Pensando inicialmente que era algo que había comido, al interrogarla, el padre de Anna se enteró de que «después de que terminaran las horas de estudio en la escuela, Saleem … pidió al hermano de Anna que saliera a jugar y llevó a Anna a un aula. Saleem la violó en el aula, y notamos manchas de sangre en su ropa cuando llegó a casa y estaba llorando». Sus padres llevaron a la niña al hospital local, donde un examen médico confirmó que había sido violada. Desde la presentación de los cargos, los amigos de Muhammad habrían amenazado con acusar a los padres cristianos de blasfemia -lo que probablemente les llevaría a la cárcel o algo peor- si no retiran los cargos.”
Esto en cuanto Pakistán. En Irán, en cuanto el uso obligado de una prenda más parecido al tema de la mascarilla, tres mujeres son condenadas a 55 años de cárcel por quitarse el velo en público. Aquí si te empeñas a resistir el tema de la mascarilla a tope, posiblemente no pises la cárcel, pero tendrás la muerte civil. Podrás tener tantas multas, que terminarás sin trabajo y en la calle. Civilmente muerto. Con la cárcel debajo del cielo azul.
Basta de ejemplos. Bastan para ver que estamos atropellados en derechos más elementales. Lo que nos tenemos que plantear es cómo resistir y luchar contra esta injusticia. Porque pronto, si no ya, salvando la analogía nos podremos ver como los cristianos en Pakistán. ¿Qué puede, pues, hacer esa pobre gente allí, y nosotros aquí?
Que sepa todo el mundo que no podremos encontrar la solución al margen de Dios, en primer lugar. Aunque tengamos que luchar, y duro, en cuanto a nuestras fuerzas y empeños. Lo primero entonces tiene que ser el ejemplo de la viuda del Evangelio, que molesta al juez día y noche hasta que le haga caso. Y nos dice el Señor, si un juez injusto atiende a una pobre mujer con tal de no molestarle, ¿cuánto más lo hará Dios con vosotros si se lo pedís de todo corazón y perseverantemente? La fe cristiana, esa eterna, pero con formas de hace algo más de 50 años para entendernos, es la que da la llave. (Voy a ser más claro: coge el Catecismo Romano de Trento, y moldea tu mente en una instrucción de provecho.) En esa hay que formarse, resistir y esperar.
Lo segundo es crear grupos y comunidades de patriotas, según los municipios si pudiera ser. Con esas células has de trabajar y compartir tu ilusión. Porque si vives en Valencia, no va a venir alguien de Madrid a ayudarte. Sobre todo cuando dificulten movimientos, por motivos más diversos. ¿Con quién? Aprovecha las redes sociales para ir creando grupos locales con este propósito. Busca los que viven cerca de ti, y empieza el trabajo presencial. Finalmente, exige de las autoridades la protección de los cristianos perseguidos, uno de los colectivos más oprimidos del mundo. Apoya e imita la iniciativa del gobierno de Orban que creó hasta un ministerio con esta finalidad (justo lo contrario de la administración de Biden, entre otras, que bloqueó la salida de refugiados cristianos de Afganistán).
https://www.pakistanchristianpost.com/head-line-news-details/7558
Tucker Carlson Interviews Glenn Beck On How Christians Are Being Tortured In Afghanistan By Taliban!: https://www.youtube.com/watch?v=Z1jbSVLFzqE
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