21/11/2024 11:27
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Somos bastantes los españoles que nos hacemos la misma pregunta: “¿Qué le hemos hecho los españoles a Francisco –que es como le gusta que le llamen, aunque yo no  consigo acostumbrarme, como no consigo tratar de tú a los sacerdotes—para que le  repela España? 

Desde que tengo uso de razón he visto a los grandes papas que he conocido –desde  Pío XI bajo cuyo pontificado nací, pasando por Pío XII, hasta Benedicto XVI— mirando a España con respeto y sobre todo con el cariño agradecido de reconocerla  como la nación que ha dado todo –su vida, su sangre, su poder, sus riquezas – el  primer oro llegado de América está en Santa María la Mayor de Roma–, su Imperio,  su Ciencia, sus incontables misioneros, etc.– o sea, lo que se dice ―todo‖, por la  expansión del reinado de Cristo.  

Es lo mínimo que los sucesores de Pedro han considerado una forma de agradecerlo a  quien el mundo entero consideró siempre la nación católica por antonomasia. Cierto  que hay excepciones entre los papas que mimaron al Modernismo, pero de estos nos hemos olvidado…  

Sin embargo los españoles no entendemos que un papa, nacido en Hispanoamérica,  que fue tan España como lo siguen siendo la península ibérica, las Baleares, las  Canarias, Ceuta y Melilla –y algunas islas del Pacífico que nunca fueron vendidas— no demuestre el menor afecto por nuestra Patria… Quizás le puede más la sangre  italiana que corre por sus venas.  

Me viene a la memoria lo que dijo cierto personaje público cuando la guerra de las  Malvinas entre Inglaterra y Argentina; algo así, más o menos: “La suerte de los  ingleses dependerá de cuál de las dos sangres que llevan los argentinos prevalezca. Si  es la española, los ingleses lo tendrán crudo, si es la italiana será otra cosa”. Por  suerte sucedió lo primero y sólo el apoyo USA y la traición de la nación vecina  facilitaron el triunfo inglés. Los argentinos se mostraron dignos de llamarse hispanos. 

Creo que es el momento de que los católicos españoles dejemos de ser –como es bien  conocido– ―más papistas que el papa‖ y nos hagamos respetar de Roma. Lógicamente  nuestra fidelidad a Cristo nos exige –como nos pidió Él–, no avergonzarnos de  nuestra Fe delante de los hombres y confesarla con valentía, pero ya está bien de  aguantar los menosprecios de nuestros pastores. Es hora de exigir a S. S. Francisco I,  que explique a los españoles qué le impide demostrar que le interesamos un poco — como lo exige nuestra Historia al servicio del divino Maestro y de su Obra–, y que se  someta a los usos y costumbres, convertido en una especie de protocolo de  obligatorio cumplimiento.

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Considero una obligación dejar constancia de mi indignación. Y me gustaría ver a  muchos españoles haciendo lo mismo para conseguir entre todos un cambió de trato. 

España no es una nación cualquiera para la Iglesia de Cristo. Por más que quieran  imponer la ―igualdad‖, la realidad demuestra que es un mito. La igualdad solo existe  en que todos somos criaturas de Dios pero, por lo demás, no es lo mismo, no es  nunca será igual regirse por la razón y el deber que por el instinto y el capricho, la  mujer madre responsable y la que evita los hijos y negocia con el sexo. Y así  podríamos ir analizando la vida humana y veríamos que solo vemos desigualdades.  Por eso no es lo mismo ser español que otra cosa. Solo una nación en el mundo ha  civilizado dos continentes y engendrado veinte naciones católicas y que como dejaron  claro Darwin y Humboldt, estaban a la misma altura de las europeas cuando lograron  la independencia. Y eran tan sólidos sus cimientos por ser provincias de España que a pesar de haberse dedicado durante doscientos años tirando por la borda lo  heredado y aún siguen con tal riqueza cultural que no desmerecen al compararlas  con las más civilizadas.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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antonio parra galindo

PORQUE ES JUDIO SIONISTA Y UN IMPOSTOR LOS TONTOS SOIS VOSOTROS QUE ADORAIS A UN RABINO QUE SE CREE INFALIBLE PONTIFICE MAXIMO ES UNA INSTITUCIÓN DE LA ROMA PAGANA A VER SU ESTUDIAMOS UN POCO MÁS DE LATIN Y DE TEOLOGÍA. NO LO ELIGIÓ EL ESPIRITU SANTO SINO EL SANEDRIN. ES UN TIPO MALEVOLO PRESUNTUOSO CONCEITED BASTARD NO HAY MAS QUE MIRARLE LA CARA, CREO QUE SUS MISAS NO VALEN QUE SE VAYA A TOMAR MATE A LA COSTANERA ESTE BOLUDO PUES NO ES DE CRISTO SINO DEL NOM ESTO ES DEL ANTICRISTO A VER SI OS ENTERAIS DE UNA VEZ POR TODAS

Hakenkreuz

No se qué clase de «católico» es más o menos papista que el papa. Vaya expresión más sinsentido y atea. Sí se que el católico, el de verdad, el católico fiel a Cristo, no es de Apolo, ni de Cefás, ni de Pablo, ni de ningún papa, cardenal, obispo o sacerdote. El católico es de Dios, Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Luego hay «católicos» como Joe Biden (al menos así le llaman), por ejemplo, ese carnicero picador de carne de abortorio de USA. Pero esos son los que más bien se parecen al de las treinta monedas de plata, más que a un católico fiel.

Por otra parte, si Francisco es un papa político, progresista en su caso, sea por ignorancia, sea por presiones, sea por convicción (lo cual sería aterrador), sea por lo que sea, es lógico que crea, entre otras muchas mentiras, engaños, manipulaciones e hipocresías diversas de la satánica política de cualquier signo, en la leyenda negra antiespañola creada por los herejes de Inglaterra, los masones y los judíos y propagada durante siglos. Eso es lo que explicaría su aversión a España. Si cree que «los españoles fueron a América a exterminar a 40 millones de indígenas que vivían en la más feliz arcadia hasta que llegaron los «hunos españoles»», pues lógico que no ame en absoluto a España. Creer en la mentira de satanás, como creyeron Adán y Eva, tiene esas cosas.

Pero no es posible comparar a un papa santo como San Juan Pablo II, que, como todo santo, sufrió persecución incluso en la misma iglesia, incluso con atentado mortal a punta de pistola y en pleno Vaticano, con un papa político. El primero es fiel a Dios, el segundo a la mentira, es decir, a la política o a satanás, que es el padre de la mentira. Si a uno no le persiguen, calumnian, excluyen, marginan, apedrean, golpean, expulsan, encarcelan, insultan, escupen, aporrean, maltratan, asesinan, martirizan y hacen contra él o ella todo tipo de males, dudosamente es católico verdadero. Porque un católico verdadero, es imitación de Cristo, se reconozca o no, y no imagen de una estrella multitudinaria de televisión progresista o roja, como el papa político Francisco, bien sea por su ignorancia, presión que soporta o convicción (Dios no lo quiera), que es justo muy apreciado por los más abortistas, pro lgtbi+, pro ideología de género y los más encarnizados enemigos de la Iglesia Católica y de Dios mismo y su Santísima e Inmaculada Madre, incluso aplaudiendo el derribo de cada vez más cruces por toda España, hasta que dinamiten la del Valle de los Caídos, a la que ya desean derribar desde 1959 (Dios lo impida).

También fueron papas políticos León XIII (autor de la aún no revocada Rerum Novarum de 1891, inicio de la politización de la Iglesia del Señor), Benedicto XV (que no preparó a la Iglesia para las peticiones de la Santísima Virgen María en Fátima), Pío XI (que no consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María y la comunión de los cinco primeros sábados de mes, con sus horrorosas consecuencias para centenares de millones de almas, consecuencias solo superadas por el pecado de Adán y Eva), Pío XII (ídem del anterior durante seis meses previos a la II GM, aunque hizo mucho por difundir la Divina Misericordia cuyo culto exige a toda su Santa Iglesia Católica el mismo Señor Jesucristo por medio de su apóstol polaca, Santa Faustina Kowalska), Juan XXIII (que, nada menos, prohibió el culto a la Divina Misericordia exigido por Jesucristo a toda su Iglesia por medio de su apóstol polaca y que tampoco consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María exigiendo la comunión reparadora de los cinco primeros sábados de mes), Pablo VI (ídem del anterior y que tampoco consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María ni exigió la comunión reparadora de los cinco primeros sábados de mes) y está por ver si lo fue o no Benedicto XVI, pues solo Dios sabe cuáles fueron las verdaderas razones de su dimisión o apartamiento del pontificado. Muchos de estos papas políticos han sufrido el engaño y la seducción del marxismo, el conservadurismo (ellos le llaman liberalismo) y de la democracia o voluntad no de uno, Dios, sino de la mayoría, como la que crucificó al Señor.

Mientras que papa santo también fue san Pío X, que fue elegido papa en lugar del cardenal secretario de León XIII, al ser éste impugnado por la católica España. San Pío X intentó infructuosamente orientar la Iglesia hacia Cristo alejándola de la deriva política a la que la sometió el pontificado precedente desde la desafortunadísima Rerum Novarum (1891), precedente de la herética DSI, que subordina la Iglesia no a Dios, sino a los políticos y empresarios según sus intereses mundanos, políticos y mercantiles en una doctrina que no viene del Espíritu Santo ni de revelación alguna, sino de la instrumentalización política de la Palabra de Dios según conveniencia de los que más poder han ejercido sobre papas y cardenales y que tantísimo daño ha hecho al ser principal causa de falta de fieles y vocaciones, aunque se siga insistiendo en no suprimirla (en lo que a cuestiones mundanas se refiere).

Hakenkreuz

Los que odiáis a Dios, circuncidados o no, decís ese tipo de salvajadas.

A los papas los elige no Dios, efectivamente, sino una mayoría de 2/3 del colegio cardenalicio (y esto actualmente, porque en el pasado los elegían emperadores, reyes, príncipes, nobles, familias pudientes, etc.). Y sí, hay influencia judía en la Iglesia, por desgracia. Pero Francisco, más bien, ha sido seducido por la «teología de la liberación» de carácter marxista. Y parece haber caído en el engaño de la leyenda negra también. Por eso rechaza España y la acusa juntamente con muchos líderes antiespañoles y anticristianos de Hispanoamérica.

En tu secta te habrán lavado el cerebro pero a base de bien, pues no juzgas con rectitud. Lo que pide el Señor es rezar incluso por los enemigos y por los que nos persigan. Y con cuanta más razón a Dios para que nos de papas, cardenales, arzobispos y obispos santos. Santos, que no políticos sean del signo que sean, incluso los que le agraden a ud. Por eso pedimos que o convierta a los actuales, o que renueve la Iglesia con su Santo Espíritu separando el trigo de la cizaña.

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