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La creencia general de que el cuadro de Picasso, «El Guernica», está inspirado en el bombardeo de la villa vasca, es absolutamente falsa. La obra tenía otro título -que fue cambiado- al que obedece el motivo de su inspiración y creación: la muerte de un torero amigo. Corre por WhatsApp el siguiente texto con el cuadro:
«RECUERDO A MI AMIGO SÁNCHEZ MEJÍAS. El cuadro lo encargó el gobierno republicano en 1935, por el que pagó 150.000 pts. de la época, y su nombre verdadero es -Recuerdo a mi amigo Sánchez Mejías-, el inolvidable torero que murió en agosto de 1934. Cuando le hacen el encargo se lo dedica a su gran amigo muerto. Lo tenía finalizado en febrero de 1937, y cuando ocurre el bombardeo de Guernica, estaba ya colgado en el pabellón de España de la Exposición Universal de París. El nombre de Guernica se le ocurrió en junio de 1937 al delegado de cultura de la Generalitat, por lo que su auténtico nombre (Recuerdo a mi amigo Sánchez Mejías) se sustituyó por el de GUERNICA.
El Guernica no representa ningún bombardeo, sino la muerte de un torero, con el toro encampanado, los caballos espantados, las plañideras gesticulantes, la bombilla de la enfermería y el estoque partido en primer plano. El torero yace roto con su espada rota, pues ha perdido y el toro aparece con la espada clavada, con mirada mansa, que es como era Granadino (el toro que lo mató) La simbología de la madre con el niño en brazos, llorando, es la de todas las madres al perder su hijo, … «
Esta interpretación que a primera vista parece tan coherente, es objeto de todo ataque furibundo por parte de la izquierda, lo mismo que hacen hoy con la defensa de Almudena Grandes para elevarla a los altares en los que nunca creyó. Lo de esta señora es una indecencia.
El cuadro fue realizado por encargo del director general de Bellas Artes, Josep Renau, a petición del Gobierno de la Segunda República Española para ser expuesto en el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París, como ya se dijo, con el fin de atraer la atención del público hacia la causa republicana en plena guerra civil. Este es el motivo principal de la causa de bastardos intereses. Dividir y quedar de buenos, tras tirar la piedra y esconder la mano. (Todo un clásico del modus operandi)
Su autor, el ya comunista Picasso que antes fue monárquico y después republicano con la llegada de la República en 1931, ya llevaba en París 30 años inventando el Cubismo con las señoritas de Aviñón; poco pisó España; nada durante la guerra y después tampoco, pese a ser nombrado director del Museo del Prado en el año 1937. Al estallar la guerra en España estaba liado con sus cuadros aguafuerte, titulados, «Sueño y mentira de Franco». (Ya apuntaba maneras) Su defensa del frente popular fue tan grande como su ignorancia de comprender que había llevado al país a la guerra civil, con personajes tan siniestros como Francisco Largo Caballero, el «Lenin» español. Picasso, un artista que revienta en político de la noche a la mañana, se desbocó; es preferible no escuchar todas las barbaridades que dijo. Como todos los rojos con su fanático sectarismo corta radical la mitad de la realidad que detesta -la mitad de España- que condena y borra de su mente y tira para adelante como una mala bestia. O sea que se lo puso a huevo a los enemigos de España, ignorando que lo eran, o gustoso de que lo fueran, y que la destruyeron lo mismo que hacen hoy con otros medios.
Aunque el cuadro de Picasso ha convertido a Guernica en símbolo de los bombardeos ocurridos durante la Guerra Civil Española, tanto republicanos como nacionales efectuaron bombardeos similares sobre poblaciones civiles. Entre otros bombardeos, tenemos los de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Ceuta, Melilla y Cabra, centros urbanos incluso más grandes que Guernica. Pero interesaba en ese momento crear ese mito para la historia. Los gerifaltes rojos querían airear fuera de España el cuadro, para ocultar su verdadera realidad y quedarse de víctimas. Ellos era los auténticos autores de la guerra civil. Si no la hubieran empezado, no habría existido nunca, esa guerra criminal en nuestra tierra.
Lo consideran uno de los cuadros más importantes de la carrera del pintor Pablo Picasso y del siglo XX, tanto por su carácter político como por su estilo, una mezcla de elementos cubistas y expresionistas que lo tornan único. Cabe preguntarse qué representa, de dónde deriva su carácter político y cuál es el significado que el pintor le atribuye. De no convertirlo la República en parte de su propaganda, difícilmente hoy nadie lo conocería como el emblema que es.
Pablo Picasso cuando ya se hizo súper rojo, vino a decir de su obra:
«Mi trabajo es un grito de denuncia de la guerra y de los ataques de los enemigos de la República establecida legalmente tras las elecciones del 31 (…). La pintura no está para decorar apartamentos, el arte es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo. La guerra de España es la batalla de la reacción contra el pueblo, contra la libertad. En la pintura mural en la que estoy trabajando, y que titularé Guernica, y en todas mis últimas obras, expreso claramente mi repulsión hacia la casta militar, que ha sumido a España en un océano de dolor y muerte». (Continuará mañana)
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