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Seremos breves porque nada hay que decir cuando enmudecen los que deberían hablar. La jura de la Bandera, la lealtad al Rey y la Constitución, la defensa del territorio nacional y de los ciudadanos españoles, todo ello ha quedado en agua de borrajas con la memoria residual de uniformes y galones que solo sirven para engalanar una España secuestrada por sus enemigos. «La basta tradición de la historia gloriosa» es vencida por una caterva de busca cuartos que han hecho de la indecencia y la picardía delictiva el arte del engaño, para hacer pasar por el aro a todo el escalafón sometido a una tiranía de Satanás.
Ni Dios, ni Gloria, ni Justicia. No merecen los responsables de la salvaguarda de España mentar dignidad, ni susurrar en oración. Teatro. No ameritan mirar a los ojos de los caídos en toda la Historia de España.
Estar en la piel de los sumisos, los conscientes de la aberración delictiva que ha secuestrado con trampas un antes digno Gobierno de España, debe de ser muy difícil, como escuchar el Himno Nacional que inspiró hasta la muerte a los valientes. Debe de ser altamente arriesgado escuchar los lemas de Patria con los dientes rechinando. Poseer los medios pero carecer de honra y valor para rendir homenaje a los 150.000 liquidados del genocidio de una generación, nuestros padres asesinados protocolariamente, por decenas de miles, encubierto por la justicia prostituida.
¿Y qué decir de quienes ejercen obediencia debida que se convirtieron inconstitucionalmente en represores a sueldo del Demonio? Más valiera que mostraran las vergüenzas morales que disfrazarlas con uniforme, o examinar la conciencia.
En fin, descansen, gloriosos caballeros del siglo XXI, déjense manipular por la caterva satánica que los humilla con caza de brujas, con la excusa del «fascismo» después de cuarenta años de respeto, convivencia de ideas y libertad. Mejor de brazos cruzados que firmes… Para qué disimular. Y al frente, Viva el Rey, Viva España… por favor, ahórrense el esfuerzo y no respondan.
Autor
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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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