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“Si acaso doblares la vara de la justicia, que no sea por el peso de la dádiva, sino por el de la misericordia”. Miguel de Cervantes.
Una vara doblada.
A mediados de agosto, un instructor de jiu-jitsu de Barcelona resultó herido muy grave al intentar evitar un robo. Los autores fueron detenidos por la policía y puestos inmediatamente en libertad por el juez. El mensaje es claro: son peligrosos para los ciudadanos, pero no son peligrosos para el sistema ni para el juez.
Otra vara doblada.
A finales de julio otro juez decretó prisión provisional sin fianza para cuatro personas acusadas de los delitos de injurias y calumnias contra las altas instituciones del Estado. Los hechos consisten en denunciar presuntos delitos cometidos por autoridades y jueces (básicamente delitos fiscales). También se les imputa a estos presos un delito de estafa, que analizaremos más adelante. Aún no hay sentencia condenatoria, pero las cuatro personas ingresaron en prisión y tres siguen allí. El mensaje es claro. No son peligrosos para los ciudadanos, pero son muy peligrosos para el sistema y para los jueces.
Tal vez tenga alguna influencia en esa severa prisión sin fianza, que tanto el juez que la impuso como el fiscal que la pidió, estaban entre las personas denunciadas por los ahora presos.
Podemos ver el auto de imputación con todos los detalles, gracias a la gentileza de Newtral, que accede a las resoluciones judiciales antes que los propios interesados.
En este auto el juez, que firma en la última página, además de imputarles diversos delitos, deniega las pruebas que ellos solicitaron. Ellos pedían comisiones rogatorias a las autoridades de los países donde supuestamente están esas cuentas bancarias, para que éstas confirmen o desmientan la existencia real de las cuentas.
Podrá ver el lector que el juez, a pesar de haber sido uno de los denunciados , en el auto omite cuidadosamente esa circunstancia. Si la mencionase se vería obligado por ley a abstener de tramitar las diligencias contra esas personas, por el interés personal que tiene. Muy prudente, por tanto, ese silencio del juez.
En la página 3 del auto se puede leer en el apartado SEGUNDO, que el juez deniega las pruebas solicitadas por los imputados (las comisiones rogatorias incluidas) por “que no se vinculan con los hechos objeto de las presentes actuaciones”. Ver para creer.
A continuación, sigue explicando el juez que los documentos que aportan los denunciantes le parecen falsos, porque no son documentos convencionales del tráfico bancario, y son todos iguales, independientemente del país y el banco al que se refieran.
Un argumento excelente, de no ser porque con documentos idénticos fue a prisión Luis Bárcenas. La única diferencia es que en aquella ocasión el juez les concedió verosimilitud, pidió las comisiones rogatorias, y dieron resultado positivo. Extraña paradoja.
Si el lector duda de la similitud de los documentos, encuentren la información y véalo con sus propios ojos.
Otro detalle importante de las imputaciones, es que el juez imputa dos delitos juntos y simultáneos:
- Injurias y calumnias por presentar denuncias, que él reputa falsas, pero sin pedir comisiones rogatorias para confirmarlo.
- Estafa, por engañar a los socios y donantes haciéndoles creer que la asociación lucha contra la corrupción, cuando el juez afirma que no lo hace.
Y yo me pregunto: ¿ cómo puede en España una asociación privada luchar contra la corrupción, si no es denunciándola? Y si denuncia, que es la función de la asociación, ¿a quién estafa?
Por cierto, que ninguno de los supuestos estafados se ha quejado a la justicia. Extraña estafa.
Ahora el lector ya tiene un baremo para saber si en España la vara de la justicia se dobla por la dádiva o por la misericordia.
Autor
- Guerrillero insurgente. El sistema lo describe como negacionista, conspiranoico, anticientífico, egoísta e insolidario. Él se cisca en el sistema y no ceja esfuerzos para derribarlo. No usa trabuco, pero a su ordenador lo llama “La MG-42”.
Quienes hacen las leyes?
Los politicos que sentados en los escaños del Congreso no aciertan ni a sacarse pelotillas de mocos de la nariz
Pues si los españoles quieren un estado como Dios manda…tendrán que echarlos… a todos y después hacer leyes que vayan con contundencia contra los malos