19/05/2024 19:31
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Porque las ideas y los héroes nunca mueren. Cuando los asesinos lo fusilaron, lo convirtieron en inmortal. Nosotros no somos meros esqueletos y pieles, sino que somos espíritus eternos. La energía ni se crea ni se destruye; se transforma. Esto lo saben hasta los materialistas actuales de esta era de máquinas cuasi humanas. Como Jung adivinó, los arquetipos existen. Patrones universales de pensamiento y comportamiento que se dan cita en el inconsciente colectivo. José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia,( I Duque de Primo de Rivera, III Marqués de Estella -24 de abril de 1903 – 20 de noviembre de 1936), fue poseído por el arquetipo del héroe y del sabio.
Pero no fue el único. En la historia ha habido más y nacerán más. Nosotros mismos somos héroes que resisten de pie en un mundo apocalíptico que se desmorona a nuestro alrededor. En algún momento decidimos que nuestros ideales eran más importantes que la propia vida. Decidimos que preferíamos morir de pie, que vivir de rodillas como esos cobardes que tanto abundan. Decidimos formar parte de esa energía y de ese arquetipo. Quizás no lo hiciéramos conscientemente, sino que todo estuviera ya planificado. Quizás, estábamos destinados al sacrificio que se impone por seguir la verdad en un mundo de mentiras. Jose Antonio fue un mártir más, dentro de una guerra espiritual eterna. El mal contra el bien, la mentira contra la verdad. Jose Antonio fue un avatar que personifico la fuerza de la verdad y aporto, y apostó – su vida por ella. Lo relevante no es que muriera, sino que vivió.
Ellos – las ratas de Satán – no querían fusilar a la persona – que también – , sino hacer desaparecer su pensamiento, su voluntad, sus ideas, su personalidad, su coraje y su dignidad.
Pretendían que nadie escuchara nunca más y de ninguna manera, aquella voz que derrumbaba y derretía los muros de su estulticia, como los de Jericó fueron derruidos por trompetas. Como los judíos intentaron destruir la filosofía de Jesucristo en la cruz, la horda roja, intento hacer desaparecer a Jose Antonio a balazos. Fue una chusma de puño cerrado como su sesera la que no lo consiguió. Fueron ellos, los mismos de siempre, la personificación del imbécil más grotesco y violento. Palurdos de mano negra y sucia, en escopeta nerviosa y cerebro encasquillado. Obtusos seres más peligrosos por su estupidez que por su brutalidad. También los hay hoy, —y a granel, como el estiércol —, materia orgánica en proceso de descomposición en forma de masa teledirigida. Jung lo definía como el arquetipo del engaño, del truco, del payaso que manipula para conseguir lo que quiere. Pero no lo consiguieron ni lo conseguirán nunca. Las ideas no pueden morir y los héroes tampoco. Mientras quede uno de pie, temblaran ante la posibilidad de que se le escuche y su voz llegue a los demás. Incluso si nos mataran a todos, la justicia, la bondad, la generosidad, la honestidad, la honradez, la dignidad, el honor y la verdad, nunca desaparecerán. Intentan por todos los medios – de manipulación y coerción – trastornar a todo el mundo, pero a pesar de sus tan mastodónticos como infames esfuerzos, no podrán conseguirlo. Está escrito en las estrellas y en los textos sagrados; volveremos una y otra vez para enfrentarlos. Quizás no seas tú, ni yo, pero seremos otro tú y otro yo en otra piel, con la misma determinación por encarar la injusticia y la mentira. No luchamos por nosotros siquiera, sino por algo que está más allá de los límites de nuestra comprensión. El cielo y el infierno existen, aunque los ciegos de alma sean incapaces de entenderlo.
Toda energía tiene una personalidad y valor determinado, así como los elementos tienen «valencias» (estructura electrónica) propias, la energía, que es el espíritu de las «cosas», vuelve a su núcleo en el momento final. Así como mueras, a ese «lugar» pertenecerás y permanecerás. Los que mueren en paz, acuden al reino de la paz. Los que expiran con dignidad, retornan a la tierra prometida de los dignos. Los que fenecen, habiendo sido justos, volaran al cielo de la ley justa. Los que perecen sin miedo, vuelven al paraíso de la inocencia. Así mismo, los que Satán ha logrado engañar y convertir en sus huestes, se sumergirán en el ardiente y humeante caldo del dolor, de la mentira y del miedo.
Su sufrimiento será el darse cuenta de lo que son.

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REDACCIÓN
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Geppetto

Desde luego el que no se consuela es porque no quiere
Discursos, reportajes, comentarios, escritos, homenajes y demas formas de recordar al personaje que fundo FE se dan por doquier, pero de recordar que es realmente su doctrina politica…»na de na»

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