22/11/2024 19:16
Getting your Trinity Audio player ready...

Es comunmente aceptado que el fundador de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas y miembro del primer triunvirato de Falange, junto a José Antonio y Ruiz de Alda, fue asesinado tras ser sacado el 29 de octubre de 1936 de la cárcel de Ventas, junto a otros presos entre los que se encontraba Ramiro de Maeztu y fusilado en la tapia del cementerio de Aravaca esa misma noche.

Hace unos años, un historiador e investigador, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, buceando en el Archivo Histórico Nacional encontraba las declaraciones de dos de los partícipes en el asesinato de Ramiro Ledesma Ramos. Gracias a este hallazgo, ni la fecha ni el lugar de su muerte eran correctos y conocermos la brutalidad que se empleó en su asesinato. Incluso algún comentario que se hizo tras el crimen cometido.

El 21 de noviembre de 1936, Ramiro Ledesma Ramos fue sacado de la cárcel de Ventas por un grupo de anarquistas que presentaron, como único documento para hacerse cargo de él y otros tres presos, una orden escrita del Comité Directivo del Ateneo Libertario de la Elipa.

Los presos fueron separados una vez llegados al centro anarquista. Ledesma fue conducido a una habitación en la que estaban todos los miembros de la dirección del Ateneo. Estos extremos se conocen gracias a las declaraciones de dos de los presentes, miembros del centro anarquista: Lorenzo del Valle Penas, uno de los que acudieron a la cárcel de Ventas a por el político; y Antonio Torno García, presente en el interrogatorio.

Uno de los responsables del Ateneo, Desiderio Recio, le interrogó en presencia de la junta y varios de los milicianos que le habían llevado desde la cárcel. En un momento dado, Recio perdió los nervios y fue a golpear a Ledesma, que se defendió agarrando a Recio de la solapa.

 

En ese momento, varios de los presentes se lanzaron contra el detenido y lo cosieron a puñaladas. Según cuenta en su declaración Antonio Torno, no tuvieron suficiente con asesinarle, sino que descuartizaron a puñaladas su cuerpo. Incluso, según el testigo, quienes no tenían un arma blanca para ensañarse con el cuerpo discutían con sus compañeros anarquistas para que les dejaran las suyas y colaborar en la macabra celebración. Preguntado por la razón de ese comportamiento brutal, Torno, ante el tribunal que le juzgaba tras la Guerra Civil, explicó “para ver la maldad que encerraba en sus entrañas”.

 

Entre los que se lanzaron contra Ramiro Ledesma, se encontraba, siempre según las declaraciones citadas de los testigos, Ciriaco Gil, quien presumía ante sus compinches de haber asesinado con sus propias manos a un tío suyo que era sacerdote.

La junta directiva del Ateneo Libertario de la Elipa, que también participó en el salvaje asesinato, estaba compuesta por Ángel Sardinero, Juan Romanillos, Rafael Abad y Julián Abad, estos dos últimos eran hermanos y se les conocía por el apodo de “los molineros”.

Después de este brutal asesinato, los otros tres presos que habían sido sacados de la cárcel junto a Ledesma Ramos, fueron condenados a muerte y llevados al puente de La Elipa, donde fueron fusilados. Allí, junto a los cadáveres de los tres recien asesinados, fueron abandonados los restos descuartizados de Ramiro Ledesma Ramos, envueltos en una sábana vieja y en sacos de arpillera.

 

Autor

REDACCIÓN
Últimas entradas
LEER MÁS:  El 7 de noviembre debe pasar a formar parte de la verdadera “memoria histórica” como “Día del Holocausto Rojo del Frente Popular”