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Conviene recordar, que la Constitución reconoce el derecho a la protección de la salud, y que a los poderes públicos compete organizar y tutelar la salud pública mediante medidas preventivas y las prestaciones y servicios necesarios.

Una vez superada la trágica prueba de vernos obligados a transitar por el tortuoso camino marcado por el doliente y triste ministro de sanidad, paradigmático jeremías, prototipo y modelo de servidor político agradecido, en resumidas cuentas, perfecto espolique del ilegítimo traidor de la Moncloa, que desde el primer día de su investidura no tiene intención de apearse de su desastrado cuartago, al cual, engalana arteramente y a diario con los arreos característicos de la mentira, la manipulación y la felonía.

Desgraciadamente, tengo que matizar lo anterior, en lo que respecta a haber salvado el obstáculo sanitario que nos permite seguir existiendo; me refiero a los más de 80.000 muertos que ha causado el virus y la negligencia, con tintes criminales, de la gestión de la pandemia por parte del gobierno Sánchez/ Iglesias; compatriotas que no están entre nosotros y a los que nunca podremos olvidar, como, sí, se han olvidado las víctimas de ETA en el entorno gubernamental y social de los socio-comunistas.

Hay que continuar poniendo el acento y especial énfasis, en que ni tan siquiera se ha cifrado “oficialmente” y con veracidad el número de muertos, lo que evidencia una política de ocultación rampante, preñada de indignidad y de escalamiento culposo.

Sería intolerable proseguir sin traer brevemente a la memoria del lector las medidas preventivas y las prestaciones y servicios constitucionales en el ámbito de la sanidad pública, que hubieran podido si no atajar la pandemia con su circunstancialidad, sí, reducir el número de víctimas y el descalabro social y económico:

Se obviaron las alertas e informaciones emanadas de los organismos internacionales en los meses anteriores al decreto de alarma.

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Se convocaron en toda España manifestaciones multitudinarias en conmemoración del día de la mujer; cita de carácter político, en favor de las radicales y desnaturalizadas fanáticas de la ideología de género.

A partir de esta fecha, 8 de Marzo de 2020, comenzaron a engrasar la máquina mortífera de la propaganda y el engaño socio-comunista.

Las mascarillas, en absoluto eran obligatorias ni necesarias, más adelante supimos que no se habían provisto de ellas, el ministro “enterrador” y su bufón, Simón, con descaro emprendieron la campaña de desinformación y mentiras humillantes para la sociedad en su conjunto.

Entramos en la fase de cambiar los muertos por la propaganda.

Gestionaron compras irregulares de material sanitario en empresas de dudosa capacitación y ninguna garantía; incautaron mascarillas y material gestionado por las Comunidades.

Los sanitarios muertos e infectados por miles, carecían de protección contra el virus y contra el gobierno, cumplían con el sagrado deber de salvar vidas, pues, el juramento hipocrático así se lo demandaba……………

Salimos todos más fuertes, y se nos dio recreo, el presidente había salvado a 450.000 españoles de las garras del virus asesino, y aprovechó la ocasión para administrar a los incautos españoles el té de los cinco sabores del olvido, servido por Meng Po (dama

del olvido) en el Dinyu (reino chino de los muertos), borrando todos los recuerdos de la delictiva gestión de la pandemia.

Desvergüenza, ofensa y burla Nacional……….

Mientras escribo, me viene a las mientes el recuerdo del perro “Excalibur”, héroe, víctima y referencia socialista de como no debe afrontarse la propagación de un virus mortal, en este caso del ébola; el paso del tiempo, ha dado a este ejecutivo socio-comunista, la oportunidad de demostrarlo con el Covid-19.

Y cuando la ciencia nos ha arrojado el flotador en esta tempestad, en el naufragio colectivo de la sociedad española, resulta que no hay disponibilidad de vacunas, que como era de esperar, la anarquía y el caos siguen imperando en la logística y ejecución de la tan aireada campaña de conciliación del gobierno con el sufrido pueblo.

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El presidente, junto con el ministro de sanidad y la totalidad de ejecutivo, viven en un permanente carnaval, disfrazados de Herodes, lavándose las manos en el aguamanil de las sucias aguas socio-comunistas.

Por último, en la inteligencia de la catadura canallesca y tramposa de muchos políticos, de los poderes públicos que teóricamente nos representan, vemos tristes, que no sorprendidos, como se vacunan nuestros elegidos, tan democráticamente votados, vulnerando y quebrando el principio de igualdad ante el apocalipsis viral, como se pasan por el arco del triunfo, el protocolo de vacunación tan estudiado, analizado y debatido en los órganos competentes del ministerio del Sr. Illa.

Entiendo que es un acto cinegético, y ya se sabe lo que sucede con los furtivos, por ilegales que se les considere a efectos delictivos y de la defensa de los animales, ellos, “duro que es tarde”, como decía mi augusto padre, van a la caza de la presa, hasta que dan con la pieza en el morral, con la vacuna que les proteja a ellos y

a sus familias, el ciudadano puede esperar y seguir aguantando el temporal.

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REDACCIÓN