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El invierno demográfico es una realidad en Occidente y la Unión Europea no alcanza la tasa mínima de reemplazo generacional. En 2100 ocho de cada diez personas vivirán en Asia y África, mientras que en Europa solo habitará el 5,6 % de la población mundial. La edad media del primer parto supera los 30 años y en las tres últimas décadas el descenso de población joven ha sido de millones. Los datos señalan una posible extinción física aparejada con una crisis socio-económica y cultural irreversible. Los números de matrimonios y nacimientos se desploman.

Estas previsiones son datos de las Naciones Unidas que evidencian el problema, así como también lo indica la oficina estadística de la Unión Europea, Eurostat. Las preguntas que debemos hacernos son si es posible revertir la situación y cuál puede ser el primer paso para conseguirlo. En Italia ya se oyen iniciativas que buscan incentivar los matrimonios e impulsar el nacimiento de niños para restablecer paulatinamente el incremento demográfico.

La Lega de Matteo Salvini presentó un proyecto de ley para introducir una bonificación que cubra el 20% en los gastos de boda, teniendo en cuenta el importante descenso de las ceremonias, sobre todo religiosas. La propuesta mediante un proyecto de ley ha sido presentada en la Cámara de Diputados por Domenico Furgiuele, Simone Billi, Ingrid Bisa, Alberto Gusmeroli y Erik Pretto. La iniciativa parlamentaria, que ha generado polémica, propone una bonificación con un tope de hasta 20.000 euros repartidos en cinco años y deducibles para quienes se casen por la iglesia. Ante las primeras críticas, el diputado calabrés de Lega, Domenico Furgiuele afirmó “El proyecto de ley, firmado por mí, destinado a incentivar el sector de las bodas, que por razones de cargas preveía una bonificación destinada sólo a las bodas religiosas, se extenderá naturalmente durante el debate parlamentario a todas las bodas, independientemente de que se celebren por la iglesia o no”.

 El “cheque matrimonio” italiano está destinado a animar a las parejas jóvenes a casarse legalmente, pero sobre todo es una llamada a tener hijos para afrontar la caída vertiginosa de nacimientos. La propuesta contempla que los beneficiarios de la bonificación deben ser menores de 35 y ciudadanos italianos desde hace al menos diez años.

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Como era de esperar la izquierda italiana al completo ha puesto el grito en el cielo. Referentes políticos del Partito Democratico, Azione, y Alleanza Verdi-Sinistra, han mostrado con claridad su descontento por la iniciativa calificándola de broma, pura propaganda y de ser una medida inviable, inconstitucional y antidemocrática.

El gobierno, de momento, no contempla la atrevida propuesta legislativa, pero la cuestión ya está sobre el tapete. En Italia los matrimonios celebrados por rito religioso han caído en un 67,9% frente a un 28,9% de los matrimonios civiles. La iniciativa de los legisladores de Lega es legítima a pesar de que puede parecer voluntarista o precipitada, ya que al menos abre un debate frente un problema demográfico, social y cultural que debe ser considerado con seriedad y con firme voluntad política para resolverlo. A pesar del ruido provocado por la propuesta, cabe recordar que la cuestión de la familia y su defensa son uno de los ejes del Carroccio en los últimos años.

La inmigración ilegal masiva, los ataques a la institución de la familia, la pérdida paulatina de la cultura y la identidad de las naciones, sumado al invierno demográfico ponen en serio riesgo la permanencia de los valores de una civilización milenaria como la europea. La promoción y la defensa de la institución del matrimonio son fundamentales para la cohesión de la familia y la sociedad. Toda iniciativa en este sentido es bienvenida para al menos para intentar frenar y revertir el oscuro presagio demográfico que acecha a Europa. El debate ya está abierto.  

Autor

José Papparelli
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