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La Agencia Europea de Control de Fronteras dio a conocer en su último informe que desde principios de año se han producido 308.000 entradas irregulares en la Unión Europea, un 68% más que el año pasado. Los Balcanes y el Mediterráneo son las dos zonas más afectadas por la inmigración clandestina.
Según datos del Ministerio del Interior italiano desde principios de año han llegado al país 97.236 inmigrantes ilegales. Son 30.000 más que en 2021 y 60.000 más que en 2020. La mayoría son egipcios, más de 20.000, y suponen el 21% de los desembarcados, seguidos de los tunecinos que suman más de 17.500, con un 18% del total. Las cifras son impresionantes y representan un verdadero problema geopolítico en toda su magnitud.
Para la presidente italiana Giorgia Meloni uno de los grandes retos de estos tiempos es la lucha contra la inmigración ilegal. Recientemente manifestó que: “El Mediterráneo tiene que ser percibido no como un lugar de muerte e irregularidades causadas por los traficantes de personas”. Sus palabras se afirman ante los datos oficiales publicados por Frontex, la Agencia Europea de Fronteras, guardacostas y el propio Ministerio del Interior Italiano.
El último desembarco fue el de un viejo pesquero interceptado frente a la costa de Brancaleone, en Calabria con 200 personas a bordo, provenientes en su mayoría de Siria y Afganistán. La nave fue interceptada, remolcada y escoltada hasta el puerto de Reggio Calabria por las unidades navales de la Capitanía del puerto y de la Guardia di Finanza. 150 de los 200 inmigrantes permanecen allí, mientras que el resto fue trasladado a Messina, donde se unieron a los 93 que llegaron a Roccella Ionica, Locride. Estos últimos viajaban en un velero que había zarpado de la costa turca y que se encontraba en dificultades debido a las malas condiciones del mar.
El Gobierno italiano está siendo señalado últimamente y acusado de haber abandonado la línea dura en el frente de la inmigración. ¿Es así realmente? ¿El Gobierno Meloni ha cambiado su política respecto a la inmigración ilegal o cedido a las ONG o a las políticas de puertas y puertos abiertos? La respuesta es que no.
Si bien el Gobierno dio luz verde al atraque de naves de la ONG alemana Louise Michel en la isla de Lampedusa, con 33 inmigrantes a bordo, al Geo Barents y al Humanity 1, con más de 500 ilegales a los puertos de Salerno y Bari, esto se debió a las condiciones de mal tiempo en el Mediterráneo. La política del ejecutivo italiano aplicada hasta hoy por el ministerio del Interior ha sido proceder a la identificación de los inmigrantes ilegales en los barcos de las ONG, una operación previa al desembarco. Con este procedimiento la responsabilidad sobre los ilegales recaería en el Estado que enarbola la bandera de la ONG.
El visto bueno del Ministro del Interior Matteo Piantedosi se produjo tras las fuertes tensiones de las últimas semanas que llevaron a los países del sur de Europa (Italia, Grecia, Malta y Chipre) a una declaración conjunta dirigida a la cumbre de Bruselas. En ella se especificaba que: “Cada Estado debe ejercer efectivamente su jurisdicción y control sobre los buques que enarbolen su pabellón, respetando plenamente las competencias de los Estados costeros, de conformidad con el Derecho internacional. Consideramos que se necesita urgentemente un debate serio sobre cómo coordinar mejor estas operaciones en el Mediterráneo”.
Giorgia Meloni también se refirió sobre el asunto diciendo que la postura del Gobierno no contempla retrocesos: “El Gobierno no tiene intención de cambiar su postura sobre el tema, la gente no entra ilegalmente en Italia, queremos luchar contra el tráfico de seres humanos y las muertes en el mar” y agregó que “la implicación de Europa es fundamental”. También anunció que la próxima semana se conocerán “nuevas medidas para frenar el tráfico” haciendo hincapié en que “Italia no piensa rendirse”.
Los efectos de la inmigración ilegal como instrumento político son una catástrofe cuyas consecuencias sociales, económicas y de seguridad ponen en riesgo la pervivencia de Europa como cultura y civilización. Son posibles las políticas que salvaguarden las fronteras y el Gobierno de Italia está dando pasos importantes en esta dirección. No es tarea fácil pero la determinación y la convicción en ello son fundamentales para dar el primer paso y llegar al éxito en la defensa de la Nación y sus fronteras.
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Espero que el Gobierno de Italia demuestre al resto de las naciones europeas que se puede acabar con la inmigración ilegal si se tiene la voluntad necesaria para hacerlo.