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«Euskadi reforma por la puerta de atrás la ley de enseñanza de 1993 contra el criterio del consejero de Educación. El equipo de Bildarratz consideró en un informe como “totalmente inoportuno” modificar una normativa tan “sensible” sólo para mejorar su redacción en euskera en medio de una compleja negociación política para reformar el sistema, pero los cambios se acometieron en julio.

Iker Rioja Andueza, elDiario.es, 3/8/2023»

Ignoro las razones, tácticas y/o estratégicas, por las que el llamado “Gobierno Vasco” reconoce in extremis la fecha de caducidad de la redacción (en versión vasca) de la Ley que ha regido la Educación en las provincias vascongadas durante tres decenios, cuando está ya a punto de ser derogada y reemplazada por otra, si no es para “maquillar el cadáver” o moldear su máscara mortuoria antes inhumarlo en el contenedor del reciclaje. Y, menos, que ello haya supuesto un pulso burocrático a brazo partido dentro del PNV, partido en progresivo descenso electoral, entre las consejerías de Gobernanza Pública y Autogobierno, partidaria de su puesta al día mediante una corrección provisional, y la de Educación, que prefiere aplazar esa restauración hasta una nueva redacción final. O sea, la diferencia que va entre recalentar un refrito o renovar la carta con cocina fusión.

Cuando la que se avecina es precisamente una ley que arrasa con el tan cacareado sistema de modelos lingüísticos —A, en español con Vasco como asignatura; B, en español con varias asignaturas en vasco; [C, todas las asignaturas en español] y D, en vasco menos el Español—, plan manipulado con mil artimañas durante 30 años hacia el monolingüismo vasco que, al fin, cree llegada la hora, así como las circunstancias objetivas, de la inmersión de todo el sistema escolar en un solo y único modelo vascoparlante, sorprende esa actitud de “escolar aplicada” que corrige la redacción que nadie va a leer de una ley que, estrella crepuscular, se hace los últimos retoques formales con vistas a una última función tras la que dará vida, sacrificando la propia, a una criatura “tirana”.

Y asombra más aún la actitud torticera de la gobernanta, digo, de la tutora de Gobernanza, articulando una ley ad hoc que permita aprobar por decreto la modificación de tal normativa, que Educación califica de “sensible” (por no llamarla “patata caliente”).

Pero no porque la orto-tipografía y, más aún, la corrección lingüística, sean cuestiones baladíes, antes bien todo lo contrario, sino porque no se entiende tanto esmero, tal primorosidad de colegiala que se muerde la puntita de la lengua por exceso de celo, en el remozado de un trabajo aprobado hace tres decenios, si no se prevé que en tal sesión se juzgue retroactivamente su contenido o se busque el encaje de continuum con la nueva.

DIGA TREINTA TRES O CORRECCIONES ENTRETENIDAS

Vive rápido, muere joven y deja un hermoso cadáver.”

Nick Romano en Llamad a cualquier puerta [dir.: Nicholas Ray, 1949.]

«Los cambios que se han introducido los explica en una memoria el denominado IZO, que es el servicio oficial de traducción de la Administración vasca. Este organismo depende de Garamendi [consejera de Gobernanza]. Se han realizado exactamente 33 modificaciones que van desde cambiar minúsculas por mayúsculas, poner comas, añadir una ‘a’ orgánica cuando toca, cambiar palabras en desuso por otras más modernas (“titulua” por “idazpurua”, por ejemplo) o poner correctamente el nombre oficial de la comunidad autónoma.»

Como se ve, nada que pudiera afectar al “contenido” al pie de la letra, y menos al espíritu de la ley, ni aparentemente exija una revisión formal de última hora, con trámite de urgencia, para su última presentación [sin que por ello pudiera leerse como mensaje encriptado a 33º (o grado 33) de calentamiento global de la “ patata caliente” (alavesa con label vasco), en esas entretenidas sesiones parlamentarias bajo Luz (y taquígrafos) de la sede de la Sociedad (secreta) en el órgano logiaslativo de la capital de la CAV.]

Y es que la tenacidad y obstinación, por no decir contumacia, con que durante un año ha reclamado el GV a su consejero de Educación una corrección inocua, hasta colársela de facto mediante un decreto ex profeso frente a esa u otras reticencias, hace sospechar la intención inicua de un gato encerrado. Y es vox populi que quien se excusa se acusa.

«“Desde la aprobación de dicha ley en el año 1993, se han producido importantes avances en el euskera técnico y jurídico, que ha[n] dado lugar a la obsolescencia terminológica del lenguaje utilizado en la versión en euskera de dicha ley. Ello hace necesario dotar a dicha versión en euskera de una estructura gramatical y lingüística que resulte acorde con la evolución de dicha lengua, de forma que se garantice la equivalencia de las dos versiones lingüísticas de la norma y se eviten los problemas de inseguridad jurídica que, como consecuencia de la inadecuación lingüística, pudieran generarse”, argumenta la consejera Garamendi.»

Y, sin embargo, su argumentación amplía lo que, a decir del IZO, no pasaba de meras orto-tipografía, puntuación, actualización del léxico y una ligera corrección en palabras terminadas en “a” (desambiguando la pseudodesinencia), nada menos que a “estructura gramatical”—¿morfología y sintaxis?— y “lingüística” —¿conexión supraoracional y gramática del texto?—, en previsión de su posible “inseguridad jurídica”, consecuencia de la “inadecuación” lingüística —¿o sea que, además de la cohesión, ergo coherencia, afectadas por una estructuración gramatical anacrónica, ya superada por la “evolución [¿o normalización?] de dicha lengua”, se vería afectada asimismo, por si fuera poco, la adecuación al registro lingüístico?—, “de forma que se garantice la equivalencia de las dos versiones lingüísticas.” ¿Sin que haya que revisar la versión española? ¿Por esa no pasa el tiempo, habiendo sido redactadas ambas en 1993? ¿O es que aquella era traducción de esta? ¿O esta de aquella? ¡Cuál, la versión original y cual, el copión o V.O.S?

La respuesta está en la alegación del equipo jurídico de Educación a la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno (COJUA) a propósito de otra de las seis leyes (6) corregidas en virtud de tal decreto: la de “cuerpos docentes de la enseñanza no universitaria”,

que “consideraba absurdo traducir mejor [¡del español?] un texto cuando lo necesario era reformar el contenido de varios artículos para adecuarlos a los tiempos”. [Algo que descarta el organismo asesor aduciendo que tales revisiones no sientan jurisprudencia, dado que “el nuevo texto es únicamente el resultado de actualizar y homogeneizar la terminología y el lenguaje técnico empleado en la versión en euskera [y en esta ocasión la corrección se limita al plano léxico-semántico], pero sin crear realmente Derecho”.]

SI HAY QUE (TRADUC)IR, SE VA (A TRADUCIR), ¿PERO (TRADUC)IR PA NA?

Acabáramos. Resulta que ese Gobierno que acaba de aprobar el 25 de abril de 2023 la nueva Ley Vasca de Educación, de modelo vascoparlante único para toda la CAV, traduce del español a su mal llamada “lengua propia” sus textos legislativos, remedando el original en castellano, mientras casi tres meses después aprueba refundir de facto el contenido de la ley de 1993 que será derogada por la nueva Ley, por la vía rápida del decreto posible por el Procedimiento de Elaboración de las Disposiciones de Carácter General de 2022: “normas con rango de ley que procedan a actualizar, clarificar, regularizar y armonizar la versión en euskera de varias leyes, entre las cuales se encuentra la que nos ocupa”. Sea cual sea la razón de la triquiñuela de estos cagaprisas, “la evidente confusión que la casi consecutiva aprobación de un decreto legislativo con objetivo de refundir un texto legal y la posterior e inmediata aprobación de una ley que la deroga, podría generar en el sector, máxime tratándose de una materia tan sensible como la educativa”, haría “totalmente inoportuna su tramitación, en este momento”, arguyen en Educación.

De forma que tal retoqueteo de la versión comprometería el contenido literal del texto. Y no hace falta ser muy postestructuralisto —ni nominalista medieval, ni primitivo creyente en el poder mágico de la palabra— para saber que la lengua configura la realidad y que, por tanto, la rectificación del texto, además en todos los planos de la Lengua, lo deconstruye, genera un nuevo texto que, forzosamente, nombra otra realidad referencial, como bien sabía la estirpe de secretarios, escribanos y pendolistas que en los siglos de oro reemplazaron, en la burocracia del Imperio español, a la minoría profesional judía.

[Y, por asociación mental, me viene el formidable manual de manipulación lingüística del filólogo judío Victor Klemperer, LTI. La lengua del Tercer Reich, del año 1947.]

Y así, bastaría cambiar una sola coma para que la versión vasca de esa Ley pudiera decir otra cosa (o incluso la contraria) o, cuando menos, legitimar otra interpretación más favorable a “normalizar” la imposición del uso exclusivo y excluyente del vasco.

¿“SI NO ESTUDIAS EN ESPAÑOL, MUCHO MEJOR”?

Si no fumas, mucho mejor”, rezaba una campaña antitabaquista (1988) del recién constituido Gobierno Vasco. Bastaba adelantar o retrasar la coma para que el eslogan manifestara tolerancia, moderación, permisividad —“Si no fumas mucho, mejor”— o una desinhibitoria recomendación para el fumador —“Si no, fumas mucho mejor”—.

CONSEJOS VENDO Y PARA MÍ NO TENGO

Debo reconocer, a estas alturas del partido, que mi intención al iniciar el comentario de este texto, no era aventurar las claves políticas —electorales, de posibles pactos, de oportunidad o inconveniencia del “momento” etc.— de la urgencia de una tan peregrina resolución, ni muchos menos vaticinar el futuro inmediato de la aprobación de esa Ley —que terminará aprobándose, dada la mayoría nacionalista del Parlamento Vasco y el chantaje, por su megalomanía de okupa Monkloaka, a Periko el de los Palotes, cuando toque, en su momento—, sino la de constatar la paradoja en vivo y en directo de la más que deficiente normalización de una lengua “en obras” cuyo uso se pretende “normalizar” mediante la inmersión forzosa—¿aguadilla o ahogadilla?— del 75% del alumnado castellanoparlante en virtud (o defecto, según parece) de una legislación caducifolia —y cuya “traducción” del español tiene su “obsolescencia programada”, por lo que se ve, a 30 años, y vencido el plazo, pasada de fecha—, en una región que hace pivotar su rasgo diferencial identitario precisamente en esa legua mal llamada “propia”, una neolengua reconstruida cual herramienta de rehabilitación de una nación/estado que nunca existió.

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Y el Consejo de Gobierno Vasco, consejos vendo y para mí no tengo. Pues una cosa es el fraude —de ley— presupuestario de la “euscaldunización” de una población ¡que no quiere hablar en vasco! y pasa por las horcas caudinas del trágala profesional—ese peaje laboral del aprendizaje utilitario y entrega de la prole en el torno del Reformatorio, y otra, el fracaso escolar de alumnos cuyos padres renuncian a la libertad de elección de lengua vehicular, tras años de terror acosados por perros de pastor y su jauría de cachorros, sacrificándolos por adoctrinamiento, domesticación y amaestramiento rebañiegos.

Una cosa es que la tecnología globalitaria esté imprimiendo a nuestra vida una megavelocidad supersónica y otra, que una lengua míticamente “prehistórica”—en realidad, la lengua vasca llega a este lado de los Pirineos a partir del siglo VI ¡después! de Cristo, vasconizando parte de las Vascongadas, mientras en el occidente de Álava nacía el castellano (vídere cartularios de la colegiata de Valpuesta (Burgos)—, en su aún discutida unificación, requiera, como en los sistemas informáticos, sucesivas actualizaciones que escalonan al alumnado según generaciones de ingeniería lingüística. No hablemos ya de quienes eran vascoparlantes nativos —que, pese a la dizque “represión franquista”, conservaron sus dialectos— o, como quien esto escribe, lo aprendiera hace más de 40 años y siente en la lengua una obsolescencia de no apto para el consumo y decide que no va más. Y renuncia a un idioma con efecto secundario de independentismodependencia. Y se ha quitado, como se quitó de casi todos los vicios, pues si no estaría que echa humo.

Y DESPUÉS DE MÍ, ¿EL DILUVIO?

[…] uno de los cuales se distinguió más tarde al disponer que cuando se destetara a los niños se les había de llevar a los gritos de Viva la Montaña, con el propósito de que, acostumbrándose a escuchar aquellas palabras, empezasen a hablar balbuceando la Declaración de los derechos del hombre.”

Julio Verne, El conde de Chanteleine [LibrosLibres, 2019, p. 70.]

Lo que no se puede no se puede y además es imposible, rezaba un redundante aserto.

Otra cosa es que se haga poder. O se haga un Poder, mejor dicho. ¿Porque sí se puede?

Contraviniendo la “Convención de los Derechos del Niño” (ratificada en Madrid, en 1990), así como las sucesivas disposiciones de la UNESCO desde mediados del siglo pasado y para la cual la escolarización, debe llevarse a cabo en lengua materna—véase el paradigmático ejemplo de la escuela de Ginebra, tantas veces invocado, antes de la reclusión en el internado kibbutz—, la inmersión colectiva forzosa en una segunda lengua implica una suerte de enajenación comunicativa —cuando no el secuestro a tiempo parcial, abuso y corrupción de menores: “los hijos no son de los padres”, según la socialista vascongada Celaá, impulsora de esa desnaturalizadora LOMLOE—, que deja una impronta de okupación mental neocolonial —como han denunciado los vascoparlantes sometidos a la inmersión en español de la Ley Moyano (1857- 1970)— y que desaloja la querencia de la lengua natural, con el riesgo añadido de disrumpir el aprendizaje por medio de moldes cognitivos de una burbuja pedagógica ajena a su entorno verbal —y no hablo de cosmovisiones irreemplazables ni esas zarandajas de idealismo romántico, sino de connotación, asociaciones mentales, libre ideación, disparadores creativos, etc.

Uno de cada tres alumnos de modelo D no alcanza el nivel de la lengua vehicular de esos estudios. Y el otro tercio —y lo digo con conocimiento de causa, tras decenios en el modelo vascoparlante— se salva por una “actitud” recompensada en el “currículum oculto” y a beneficio de estadística —quien suspende a más del 50%, está suspenso—.

Entre el 10 y el 15% —con porcentajes crecientes de forma alarmante— del alumnado con deficiencias o trastornos psicolingüísticos es sacrificado en nombre de ese totalitarismo lingüístico que aspira, más que al desarrollo individual, a una mayoría social, sin que tal fracaso escolar se refleje en un sistema de evaluación que busca cada vez más el premio al adoctrinamiento y la socialización que formación o capacitación académica.

Pese a lo cual, y como dato objetivo, la prueba de comprensión verbal (razonamiento y comprensión lectora) del alumnado de los respectivos países de la OCDE confirmaba en la penúltima convocatoria —en este caso la de 2016, puesto que a la siguiente el País Vasco ni se presentó— el último puesto, el farolillo rojo, para el alumnado de la CAV (con un presupuesto que duplica el del resto de España), precedido, en penúltimo lugar, por el de Cataluña, lo que ahonda cada vez más en la brecha sociocultural del alumnado.

[Para mayor abundamiento, léase La larga sombra de Sabino Arana. Adoctrinamiento, lengua y separatismo en la escuela (ed. SND, 2023), de Ernesto Ladrón de Guevara.]

Añádase a ello, y al desconocimiento del euskera por parte de la mayoría de familias, que “gran parte del personal docente no se siente cómodo con su dominio del euskera […] Predomina entre los jóvenes poco apego a esta lengua” (Acuerdo por la educación, 2018)”. Así pues, y como afirma el Prof. Javier Montaña en “Nueva ley de educación vasca: cordón sanitario al español” (2023), “Es lógico que la lengua heredada sea la de la escuela, cuya función no es conseguir el dominio de un nuevo idioma, sino la adiestrar a los alumnos en la norma culta de la lengua vehicular, la que sea, porque esta es el fundamento de la enseñanza: según cómo se enseñe, y sobre todo de cómo se conquiste la lectoescritura, dependerá el éxito o el fracaso escolar.” Y es una perversión pedagógica sostener que el hispanoparlante aprende y “domina” su lengua “ancilar” fuera de la escuela. Triste manera de evaluar la capacitación lingüística de un escolar, cuando de hecho cualquier analfabeto “domina” su lengua, sin saber siquiera leerla ni escribirla.

¿ARABESCO O ARABASKO?( SEGUIDO DE ¿INMERSIÓN O NAUFRAGIO?)

¿Somos moros en brumas?

¿Rifeños desterrados?

Miguel de Unamuno, “Salutación a los rifeños” [1909]

Así pues, y a la vista de esta nueva Ley Vasca de Educación —¿o Ley de Educación Vasca?— de Bildarratz (PNV) y BILDU —a Dios rogando y con el mazo dando, por un acuerdo “de país” (nauseabunda muletilla) en aras de un constructo nacional (v)asco—, cabe preguntarse si también será 5G el eusquera de la “inmersión” obligatoria de la última generación de hijos pródigos del creciente (fértil) de la media luna que invaden las aulas, “huyendo del hambre y de la guerra” y de la ¿dictadura? del Comendador de los creyentes ¿En qué lengua se hará la inmersión, aguadilla o ahogadilla, a estos “vasconverSOS” que, tras oleadas de naufragios en el Estrecho llegan a Vascongadas becados y con todos los gastos pagados? Ojalá (¡Oh, Alá!/Alajainkoa!) no sea en esa algarabía de la kale baraka y la escaramuza (¿o euskaraMuza?) del reemplazo de la ADreNalina de la bárbara juventud vasca “alegre y combativa” por el ¡Rh negativo! del mena bereber.

Sea como fuere, parece evidente, como afirma el Prof. Montaña, que “al PNV y los herederos ideológicos de Eta no les mueve tanto la consecución del bilingüismo [que tampoco] como la de la transmisión de una determinada cultura que, contra la historia, nos separe del resto de España. Porque “No habrá libertad en el País Vasco, si no hay libertad de elección de lengua en la escuela”, como defienden en Hablamos Español.

TRADITORE, TRADUTTORE (¿APOSTA o APOSTILLA?)

«ESPAÑA

El Gobierno usa una vieja traducción del Tratado de la UE para colar catalán, euskera y gallego en Bruselas. El Gobierno plantea modificar el Reglamento Nº 1 de la Unión Europea sobre el uso de lenguas. Justifica que catalán, euskera y gallega pueden ser oficiales porque el Tratado fundacional de la UE se tradujo a estos idiomas.

Jorge Sainz, Vozpópuli, 12/9/2023»

A mayor abundamiento, pasando del plano regional interior al suprarregional exterior, y en una secuela retrospectiva que la convierte en precuela —el caso es ver si “cuela” y poner una pica en Flandes, o agitar el avispero de las mal llamadas “naciones sin estado” o, por lo menos, dar que hablar, o sólo por incordiar—, el Gobierno Vasco (y sus homólogos de primera división, casta con “lengua propia”), apelan de nuevo a la paleografía, en este caso del Laico Imperio Germánico, invocando la traducción de la Carta Fundacional del Tratado de la U.E. (1950) al catalán, gallego y vasco—y si, seducidos por la excepcionalidad de la lengua vasca, decimos euskera, ¿por qué no se dice catalá y galego?—, por medio de su portavoz “Maese Pedro”, que en razón de la presidencia de turno de la UE propone con tarjeta de presentación la cooficialidad comunitaria de dichas lenguas, «Considerando que, con arreglo a lo previsto en el art. 55.2 Tratado de la Unión Europea, los Tratados han sido traducidos al catalán, al euskera y al gallego».

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Y ÁTAME ESA MOSCA POR EL RABO

Coger el rábano por las hojas (hojas del Tratado, al pie de la letra, sin invocar ni un solo retoque a su traducción), acreditando ser las tres comunidades miembros fundadores y más veteranos de la U.E. “de las naciones” y confirmando, a (piel de) toro pasado, su estatuto ¿autonómico? de nobleza reconocida ¡en pleno Franquismo! —por idéntico procedimiento al que sirviera antaño al vascongado para asegurarse la hidalguía universal, invirtiendo la relación entre causa y efecto: puesto que estamos exentos de ciertas cargas, somos hidalgos, mientras que la exención era la consecuencia de la hidalguía e ídem de ídem, con la nobleza sobrevenida de la edad moderna en manos de heraldistas de encargo como el Licenciado Poza o Esteban de Garibay, que tornaban caducifolios árboles genealógicos en perennes hojas del roble milenario, la sekuioa de Guernica—.

«Para el reconocimiento las lenguas cooficiales españolas, el Gobierno ha enviado a sus socios una modificación del Reglamento Nº 1 por el que se fija el régimen lingüístico de la Comunidad Económica Europea. Es uno de los textos legales más antiguos del bloque, que se ha modificado a lo largo de los años para sumar nuevos idiomas a medida que la Unión Europea iba creciendo en número de países.» [La negrita es nuestra]

Como si el hecho de haber sido traducido sentara de facto jurisprudencia internacional.

«Es decir, evita el argumento del número de personas que lo hablan y el uso cooficial de estas lenguas en España. La razón es que una petición así abriría la puerta a otros muchos idiomas que se usan en diversas provincias de varios países de la Unión y que tampoco gozan de reconocimiento oficial.» O sea, abrir la caja de Pandora, desatando los truenos de la descomposición de la UE, si no “huele ya a podrido” por la corrupción.

«El artículo 55.2 del Tratado de la UE al que se refiere el Gobierno establece que cualquier Estado miembro podrá traducir a cualquier lengua cooficial que tenga dicho Tratado y depositar una copia en el Consejo. La estrategia del Gobierno es centrarse precisamente en este formalismo de escaso valor como el de una traducción oficial del Tratado a estos idiomas.»

Dando por supuesto que no se aprobará por unanimidad , como es condición sine qua non, tan peregrina propuesta en septiembre, todavía coleará alguna otra trapacería para el Consejo de octubre: «España albergará una reunión informal de presidentes y primeros ministros el 6 de octubre en La Alhambra de Granada», si es que no se ve forzada a celebrarse, en su defecto, en formato de Conferencia (telefónica) in-Alhámbrica, en el supuesto caso de que para entonces el reino nazarí estuviera ya bajo la soberanía alauí.

POSTDATA

«ESPAÑA

CONSEJO DE ASUNTOS GENERALES

La UE aplaza sine die la decisión sobre las lenguas cooficiales y España pide en un último intento “priorizar el catalán” frente al euskera y el gallego

Los “representantes” catalanes “son los que han pedido con más insistencia la inclusión”, dice Albares. “El Gobierno ha cumplido su compromiso”

Pablo R. Suanzes, El Mundo, 19/9/2023»

Al correveidile del Felón sancHez le ha dado largas la Unión Europea en la traída y llevada cooficialidad de esa Galeusca (nacida hace un siglo); o sea, que ni pagándola España —como parece que se hace, desde 2005, con “arreglos [¿chapuzas?] administrativos”—, y todo con la eufemística diplomacia europea de simular un interés más falso que un euro de madera y que baraja desde informes a recortes y arreglillos de reajuste. De hecho, y sin ir más lejos, Francia —que tiene también vascos y catalanes al otro lado de los Pirineos— no se dejaría invitar, en nombre de su francés, lengua oficial, única y exclusiva de la República, ni pagando cada uno lo suyo, a la manera proverbial catalana.

[Ídem con el gallego, que no se sabe si viene del portugués o va el gallego al portugués.]

Lástima que, en su intento de salvar la reelección de TedroSánchez, el recadista diera prioridad al catalán, sacrificando el gallego y el vasco, en nombre de una transitoriedad gradual, permutando, en un “regateo” de secretario de tómbola —“España es una tómbola, ton, ton, tómbola, de luz y de colooor…”—, el 3 en 1 por 1 gordo mejor que los 3, con la falacia de embaucador de su mayor insistencia y su (falso) número de hablantes.

Lo que, de salida, lo indispone con el resto de los aspirantes y, lo que es peor aún, acaba con la eterna aspiración de la lengua española de ser admitida como “lengua de trabajo”.

Bastaba ver el entremés de la sesión multilingüe representado ese mismo día 19 en el corral de comedias del poblachón manchego desde el que se legisla la vida de Expaña, para contemplar la caricatura castiza y pueblerina de la eventual Babel de la Unión €.

[Por no proyectarlo a escala local, en comunidades bilingües cuya escuela, como ironizaba J.J. Esparza (El Toro TV), debiera asignar pinganillos a los hispano-pringadillos.]

Y es que ese extractor de la soberanía de los estados mediante el vasallaje de los gobiernos a lobbys y ONGes del capitalismo inclusivo (incluso, socialismo corporativo), que es la UE no está dispuesto, ni por reglamento, ni por economía, ni en el fondo (o fondos) ni en las formas, a que unos advenedizos o, dicho sea en diplomático, parvenus (o parVenus, por la erótica del poder) agiten la marejada de fondo de su intrahistoria en nombre de inscripciones en dichas lenguas halladas en los fondos de la Unión Europea.

COROLARIO Y COLOFÓN

GALLO EN CASA Y GALLINA FUERA

En definitiva, el mismo supremacísmo racista que lleva al secesionismo a ser cabeza de ratón ante los leones de las Cortes es el que lo empuja a ser cola de león en Europa.

De aspirar a lengua única, siendo minoritaria, en su propio territorio—triste paradoja— a empeñarse en una cooficialidad en la Unión Europea que aumentaría la inflación del plurilingüismo, prendiendo la mecha de la cantonalización (que tan buen resultado le ha dado en la desUnión Española) a fin de seguir internacionalizando el “contencioso”, tal y como ha venido haciendo el pasado siglo XX: desde la felicitación a los EEE.UU tras la guerra de Cuba, pasando por sus coqueteos con la Alemania nazi durante la II G. M. (véase el documental de 2013 Una esvástica sobre el Bidasoa), al reencuentro con los aliados, prioritariamente Gran Bretaña y EE.UU, después (o con quien le haga falta), y generando empleo, al mismo tiempo, para intérpretes y traductores, igual que se incrementaría su influencia en España una vez que se alcanzara la cooficilialidad en todo el Estado, convirtiendo el español en otra lengua más (eso sin contar dialectos y hablas locales que campan por sus fueros), como vaticinó en Operación Babel Gloria Lago.

Y, al hilo de mis más recientes lecturas de esta temporada, se me antoja oportuna, a modo de colofón, esta muestra del carácter insaciable y la insatisfacción permanente consustanciales al secesionismo, en el caso flamenco ante la Monarquía hispánica que cita Elvira Roca Barea en Imperiofobia y leyenda negra [Siruela, 2022, pp. 335-336]:

Se trata de una ofensiva propagandística en toda regla que corresponde a un momento histórico muy concreto: un lamentable desfallecimiento en la rebelión en los Países Bajos. En febrero de 1577 se ha firmado un acuerdo con los Estados Generales: El Edicto Perpetuo. Don Juan de Austria se compromete a retirar los tercios, a reconocer los privilegios feudales de las distintas ciudades y señoríos y a detener el proceso de modernización de la Administración, a cambio del reconocimiento indiscutible de la soberanía del rey y la restauración del catolicismo principalmente. […] ante todo hay que procurar la paz. Guillermo de Orange es nombrado estatúder y entra en Bruselas en el séquito de don Juan de Austria. […] Si realmente don Juan de Austria se dejó engañar o no sobre las verdaderas intenciones de Orange, no he podido determinarlo con seguridad, pero me inclino a pensar que realmente creyó que había llegado a un acuerdo que daba satisfacción a todas las partes, sin comprender que la hidropesía nacionalista necesita provocar una sed que ella misma debe satisfacer. De manera que, mientras entra triunfalmente con don Juan de Austria en Bruselas, Orange y los suyos preparan una nueva campaña contra la unidad política a fin de avivar el alicaído secesionismo.”

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Geppetto

Ley de educacion a la vasca, a la catalana, a la andaluza o a la gallega pero no ley de educacion a la española y para todos los españoles por igual
Y ese es el problema

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