19/05/2024 23:55

Encuadrado en la llamada Nouvelle vague o nueva ola del cine francés1, Jean Luc Godard dirigió en 1965 el largometraje Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution2.

Película “de culto” hasta ayer y hoy “misteriosamente” olvidada, Alphaville da nombre a una gran ciudad a cuya entrada se anuncia con grandes letras luminosas: “Silencio • Lógica • Seguridad • Prudencia”. Palabras que son a un tiempo advertencia, orden y amenaza.

La megaurbe recibe su denominación de Alpha, el ordenador que gobierna a sus habitantes: “El cometido de Alpha 60 es calcular y prever las consecuencias que Alphaville obedecerá posteriormente”. Porque, en línea con otras distopías como Fahrenheit 451 o Mil novecientos ochenta y cuatro, los ciudadanos viven sometidos bajo un orden “perfecto” donde no pueden elegir ni decidir nada y, simplemente, hacen lo que se les manda. Casi como sucede en las llamadas democracias liberales, pero sin mantener siquiera la ficción democrática3.

Godard nos describe una censura “ambiental” asfixiante donde las analogías con la situación actual son más que evidentes y, por curiosa coincidencia, el modelo es China:

Lemmy: – ¿Por qué te preguntó si te ibas a suicidar?

Henri: –Es muy normal. Hay bastantes que lo hacen. Uno no puede adaptarse aquí. Es el método de la China…Hace unos 30 años en Pekinville… Su punto fuerte, la disuasión.

Lemmy: – ¿Qué pasa con los que no se suicidan o no se adaptan?

Henri: – A los otros los ejecutan. Sí, las autoridades. Pero uno no se puede esconder, ya sabes. No quedan muchos”.

Una conversación visionaria en la que vemos reflejada con sorprendente precisión la deriva involucionista y totalitaria en todo Occidente, sumido en la desesperanza y el miedo. El miedo de muchos españoles asustados ante el anuncio presidencial de perseguir a jueces y periodistas no afines bajo la acusación de propagar “bulos” o ejercer “lawfare”4. Aunque, desde luego, nada de lo que sorprenderse si ponemos cierta distancia y vemos las cosas con suficiente perspectiva. ¿Qué tiene de extraño que una banda de delincuentes quiera impunidad? Ni siquiera puede parecernos extraño que haya millones de cómplices y siervos del Partido que justifican el delito y la censura de quienes lo denuncian. Al fin y al cabo, es lógico, tras décadas tejiendo redes clientelares con dinero público, adoctrinando en las escuelas, institutos y universidades, y bombardeando a través de unos medios sometidos y absolutamente uniformados.

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En ese esfuerzo de largo recorrido para la destrucción sistemática de los lazos morales e históricos que unían a las sociedades europeas se ha “logrado” olvidar los Diez Mandamientos; la inoculación y consagración del relativismo y de la perversión del lenguaje a través de la resignificación de las palabras: “El significado de las palabras y de las expresiones ya no se comprende” […] Tal cual lo afirma Alpha 60: “Todo ha sido dicho. A menos que las palabras cambien de significado. […] ¿No resulta obvio que alguien que vive habitualmente en un estado de sufrimiento precise otra clase de religión que una persona habituada a un estado de bienestar?”

Por otro lado, la película es interesante también porque prevé la “inteligencia artificial” hoy tan de moda: “Alphaville se ha desarrollado a pasos agigantados guiada por cerebros electrónicos que se desarrollan a sí mismos concibiendo problemas que la imaginación humana no puede captar”. Y, sobre todo, porque nos muestra un panorama que prevemos posible en el corto plazo, donde el hombre deshumanizado se halle completamente subordinado a la tecnología:

Johnson: – Ya veo, la sociedad se ha vuelto esclava de las probabilidades”.

Henri: – Antes había artistas: novelistas, músicos, pintores. Hoy ya no”.

Por si alguno anda despistado, el presidente canadiense Justin Trudeau anunciaba recientemente la puesta en marcha del sistema de puntuación social, similar al chino, por el que, a no mucho tardar, “las autoridades” premiarán o castigarán si uno es “buen” o “mal” ciudadano5.

Filípides 

2 Duración: 99 minutos. Traducida al español como Lemmy contra Alphaville.

3 Resulta penoso asistir a los lamentos liberales por la nueva vuelta de tuerca totalitaria de P.Sánchez. Y ver al “pobre” Luis Herrero desolado… y leer un artículo de un tal Ian Vásquez titulado: “Se acaba la democracia liberal española” ¡Como si esa falsa “democracia” liberal no nos hubiese traído hasta aquí! Como si la ausencia de principios y agallas de los liberales y demócrata-cristianos no tuviese nada que ver con la destrucción acelerada del Estado de Derecho y como si los partidos “turnistas” no fuesen bandas de delincuentes que saquean la Nación y permiten que se viole a diario la Constitución.

4 Utilización de procedimientos judiciales como método de persecución política.

5 Los primeros movimientos en este sentido se remontan varios años atrás. En China se iniciaron en 2014 y en Canadá en 2021. Léase Sunday Guardian, 17-04-2021: https://sundayguardianlive.com/news/chinas-social-credit-program-creeps-canada

En la misma línea que la ley contra los llamados “delitos de odio”, que, en el fondo, es una coartada para discriminar ideológicamente a los ciudadanos no afines al Gobierno. O la imposición del “lenguaje inclusivo”, destinado a discriminar a quien no lo utilice. Y, por supuesto, la eliminación del dinero físico y la obligatoriedad de las tarjetas de crédito, que, “naturalmente”, posibilitará su discriminación por razones políticas. Porque lo que se busca son individuos obedientes, dóciles y dependientes. Véase el documental de France24 emitido en 2020: https://www.youtube.com/watch?v=pZu9N-3yn_M

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