20/09/2024 09:50
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Creo que todos dormiremos más tranquilos a partir de ahora sabiendo que en este país el crimen no sale rentable. En efecto la policía ha detenido en tiempo récord a un enemigo público que se dedicaba a disparar contra fotos de los dos personajes arriba mencionados, en una galería de tiro. Aunque ya ha sido liberado, supongo que sigue acusado de algo.

Ahora voy más tranquilo por la calle, porque si la policía se dedica a esto evidentemente no tiene nada más importante de que ocuparse. Ya no hay ladrones, asesinos, violadores y otros delincuentes en circulación y podemos todos dejar abiertas las puertas de casa.

Alguien ha hablado ridículamente de amenazas de muerte y delito de odio a propósito de esto, demostrando no ya confusión sino una grave incapacidad mental, al no saber distinguir entre amenazas y un simple desahogo, por cierto, más que justificado. En cuanto al delito de odio se sabe que es una fórmula para emitir o agravar condenas por motivos ideológicos, una herramienta de la policía del pensamiento y la justicia al servicio de la corrección política y el pensamiento único.

Además uno odia a quien quiere y la justicia no está legitimada para meterse en esto ni para fiscalizar los sentimientos. Lo que debería perseguir son los actos, las amenazas, las incitaciones a la violencia. Lo cual no tiene nada que ver con disparar contra unas fotos para desahogarse.

De otra manera se debería perseguir también a quienes han quemado imágenes del rey o guillotinado en efigie a Rajoy, entre muchos otros ejemplos. Con la diferencia importante de que eso de quemar a alguien en efigie, si hemos de considerarlo como amenaza, es mucho más grave: ser quemado vivo es una muerte horrible y dolorosa, mientras que un disparo en la cabeza es una ejecución limpia e indolora. Y parece también mejor que lo de ser guillotinado, por el mal rato que se debe pasar mientras te meten el cuello en el aparato.

Pero nos olvidamos del campo semántico tan flexible, los conceptos tan elásticos que manejan la chusma izquierdista en general y este gobierno en particular. La misma e idéntica cosa puede ser jarabe democrático o al contrario incitación al odio y acoso según quién la haga y contra quién. La misma cosa puede ser libertad de expresión y sátira o al contrario delito de odio y amenazas. Como sabemos, hasta una canción de Manolo Escobar puede ser sentida como amenaza y voluntad de intimidación; esto sí que es resignificación y lo demás son tonterías.

Ante semejantes despropósitos policiales y doble vara de medir, invito a todos a imprimir fotos de la chusma que nos gobierna y desahogarse en ellas de todas las maneras posibles: rasgando, cortando, lijando con grano grueso, quemando, vertiendo líquidos corrosivos, metiéndolas en trituradoras de documentos, untándolas en miel y ver cómo las devoran moscas y hormigas, pinchándolas en muñecos de vudú, poniéndolas a ver durante horas cine español subvencionado y telenovelas venezolanas.

Para concluir y volviendo al jarabe democrático, parece que han prohibido las caceroladas en las inmediaciones del chalet superburgués donde viven el marxista leninista con coleta y su pasionaria. Dicen que molesta a los animales.

Por una vez no puedo estar más de acuerdo. ¿Se habrán dado cuenta de la ironía de esta motivación?

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REDACCIÓN
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Creo que todos dormiremos más tranquilos a partir de ahora sabiendo que en este país el crimen no sale rentable. En efecto la policía ha detenido en tiempo récord a un enemigo público que se dedicaba a disparar contra fotos de los dos personajes arriba mencionados, en una galería de tiro. Aunque ya ha sido liberado, supongo que sigue acusado de algo.

Ahora voy más tranquilo por la calle, porque si la policía se dedica a esto evidentemente no tiene nada más importante de que ocuparse. Ya no hay ladrones, asesinos, violadores y otros delincuentes en circulación y podemos todos dejar abiertas las puertas de casa.

Alguien ha hablado ridículamente de amenazas de muerte y delito de odio a propósito de esto, demostrando no ya confusión sino una grave incapacidad mental, al no saber distinguir entre amenazas y un simple desahogo, por cierto, más que justificado. En cuanto al delito de odio se sabe que es una fórmula para emitir o agravar condenas por motivos ideológicos, una herramienta de la policía del pensamiento y la justicia al servicio de la corrección política y el pensamiento único.

Además uno odia a quien quiere y la justicia no está legitimada para meterse en esto ni para fiscalizar los sentimientos. Lo que debería perseguir son los actos, las amenazas, las incitaciones a la violencia. Lo cual no tiene nada que ver con disparar contra unas fotos para desahogarse.

De otra manera se debería perseguir también a quienes han quemado imágenes del rey o guillotinado en efigie a Rajoy, entre muchos otros ejemplos. Con la diferencia importante de que eso de quemar a alguien en efigie, si hemos de considerarlo como amenaza, es mucho más grave: ser quemado vivo es una muerte horrible y dolorosa, mientras que un disparo en la cabeza es una ejecución limpia e indolora. Y parece también mejor que lo de ser guillotinado, por el mal rato que se debe pasar mientras te meten el cuello en el aparato.

Pero nos olvidamos del campo semántico tan flexible, los conceptos tan elásticos que manejan la chusma izquierdista en general y este gobierno en particular. La misma e idéntica cosa puede ser jarabe democrático o al contrario incitación al odio y acoso según quién la haga y contra quién. La misma cosa puede ser libertad de expresión y sátira o al contrario delito de odio y amenazas. Como sabemos, hasta una canción de Manolo Escobar puede ser sentida como amenaza y voluntad de intimidación; esto sí que es resignificación y lo demás son tonterías.

Ante semejantes despropósitos policiales y doble vara de medir, invito a todos a imprimir fotos de la chusma que nos gobierna y desahogarse en ellas de todas las maneras posibles: rasgando, cortando, lijando con grano grueso, quemando, vertiendo líquidos corrosivos, metiéndolas en trituradoras de documentos, untándolas en miel y ver cómo las devoran moscas y hormigas, pinchándolas en muñecos de vudú, poniéndolas a ver durante horas cine español subvencionado y telenovelas venezolanas.

Para concluir y volviendo al jarabe democrático, parece que han prohibido las caceroladas en las inmediaciones del chalet superburgués donde viven el marxista leninista con coleta y su pasionaria. Dicen que molesta a los animales.

Por una vez no puedo estar más de acuerdo. ¿Se habrán dado cuenta de la ironía de esta motivación?

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