21/11/2024 11:57
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Tomás Heduan tiene 29 años. Es argentino y actualmente vive en la Provincia de Mendoza. Ejerce como profesor de programación. Ex-maestro masón convertido al catolicismo. En esta entrevista nos cuenta el proceso de conversión a la fe católica.

¿Por qué decidió involucrarse en la masonería desde una temprana edad?

Comencé mi iniciación en la masonería a los 21 años, aunque mi interés por esta institución se despertó a los 18 años, cuando algunos amigos me hablaron de ella. En particular, un compañero de mi edad, con quien solía tener largas conversaciones sobre filosofía y literatura, me introdujo en este mundo. Desde entonces, mi curiosidad sobre la masonería creció y mi decisión de unirme se basó en mi interés por los grupos filosóficos organizados de la antigüedad, como los pitagóricos, que se congregaban en academias.

Desde mi adolescencia, me había persuadido de la idea de que existía un conocimiento oculto que no estaba al alcance del público en general y que solo podía obtenerse al pertenecer a un grupo que tuviera acceso a estas tradiciones secretas. Pensaba que esto les otorgaba a los miembros una sabiduría superior a la de los demás.

Durante muchos años, la idea de un conocimiento reservado a unos pocos y la posibilidad de acceder a él a través de la masonería, la cual se me dijo que ofrecía este tipo de conocimiento, me intrigaron. Fue así que decidí involucrarme.

De entrada era atrayente una institución que ofrecía a un joven un mundo de posibilidades. ¿Qué le ofrecían realmente?

La oferta presentada era una propuesta simple pero de gran alcance. Buscar reunir a un grupo de hombres en una organización mundial, unidos por un objetivo común: la búsqueda de la verdad. Esta búsqueda se basa en valores fundamentales de comportamiento fraternal y la libertad y equidad para todos los miembros.

La organización ofrecía un espacio para que los miembros puedan explorar y compartir conocimientos, ideas y perspectivas en un ambiente respetuoso y de apoyo mutuo donde se fomenta el diálogo y el intercambio de información, lo que puede enriquecer la experiencia de los miembros y su comprensión del mundo.

Además, se decía que se promovía un comportamiento fraternal, lo que significa que los miembros se apoyan mutuamente y se cuidan unos a otros. Esto fomenta una sensación de comunidad y pertenencia, y crea un ambiente cálido y acogedor para los miembros.

Se ofrecía una organización basada en la libertad, lo que significa que cada miembro es libre de explorar su propia búsqueda de la verdad sin restricciones ni juicios. Esto puede permitir que los miembros se sientan libres para ser ellos mismos y para seguir su propio camino.

Por último, la organización ofrecía la igualdad, lo que significa que todos los miembros tienen las mismas oportunidades y derechos. Esto puede fomentar un ambiente justo y equitativo para los miembros, y puede ayudar a evitar cualquier sentimiento de exclusión o discriminación.

En resumen, la oferta presentada era una propuesta profunda y significativa para un joven que anhelaba pertenecer a este tipo de organización.

¿Cuándo empezó a sospechar del carácter anticristiano, libre de dogmas y defendiendo la autonomía de la razón humana?

Desde que empecé a asistir a reuniones masónicas, tuve una sospecha que se confirmó durante mi ceremonia de iniciación. En ese momento, se me preguntó si tenía alguna objeción moral sobre el hecho de que la institución masónica estuviera excomulgada por la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Esta pregunta dejó claro para mí que la masonería tenía un carácter anticristiano que era evidente para cualquier miembro activo que hubiera pasado por la iniciación.

Es importante destacar que fui educado en los dogmas católicos. A medida que empecé a participar activamente en la masonería, empecé a sospechar que la razón, en contraposición a la fe, era la facultad humana más elevada y que la masonería ofrecía una alternativa racional a lo que podía ofrecer la religión.

Por ejemplo, en la masonería se encuentran presentes las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad, pero estas no están asociadas a lo que la teología cristiana dice sobre ellas. Por lo tanto, la Fe en la masonería tiene un significado completamente diferente al significado de Fe como virtud teologal desde el enfoque cristiano objetivo. Esto, desde luego, desarrolla una forma de pensamiento muy particular: racionalista con carga esotérica, dado que en la masonería están siempre presente un conjunto de enseñanzas y prácticas graduales que se enfocan en la búsqueda de un conocimiento profundo y oculto acerca de la naturaleza del universo y del ser humano. Estas enseñanzas y prácticas son consideradas como secretas, místicas o de acceso restringido a un grupo selecto de iniciados o adeptos.

Incluso se habla de su carácter luciferino.

Me gustaría aclarar un tema relacionado con la frase «Lucis fer». Si ponemos esta frase en el traductor de Google, del latín al español, la traducción que obtenemos es «traer luz». Desde un punto de vista semántico, la palabra «traer» implica transportar algo de un lugar a otro, mientras que «luz» se refiere a la iluminación que permite ver con claridad y comprender lo que antes estaba oculto o desconocido. Por lo tanto, la frase «traer luz» sugiere la acción de proporcionar claridad y entendimiento.

En el momento de la iniciación masónica, al recién iniciado se le quita un velo que le cubre los ojos y se le proclama que se le ha dado la «Luz Masónica». Dentro del simbolismo masónico, esta «luz» se considera un factor de vida universal, que representa al guía natural del entendimiento humano. Por todos los conceptos, se le considera también emblemática de la inteligencia, la ilustración y el talento del hombre, como facultades indispensables para lograr el estudio, la comprensión y la interpretación de todas las ciencias y las artes, que el genio humano está llamado a desarrollar y fomentar en todas sus ramas, durante sus diferentes actividades dentro de la vida social.

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Por lo tanto, el masón no solo debe tomar esta «Luz Masónica» e invocarla durante la práctica de sus ritos, sino que también está obligado a llevarla a la sociedad. Debe transformarse en un ser que «trae luz».

El masón cree en una «Guía Natural» del entendimiento humano, y el problema no solo es ese, sino que el «ser superior a él mismo» que le proporciona esta Luz está definido como un «Gran Arquitecto del Universo». Este ser le proporciona la luz que se va incrementando de forma gradual a medida que el masón asiste y se desarrolla dentro de la institución.

Quiero dejar una pregunta abierta: ¿Creen que este «Gran Arquitecto del Universo», que proporciona luz a unos pocos adeptos de una institución muy particular, que se reúnen en secreto, incluso con simbología mortuoria, tiene que ver con el Dios Cristiano o más bien con otro ser? Obviamente no es Dios, si no el maligno.

¿Sentía algún orgullo y necesidad de defender a la masonería?

Sí, sentí orgullo y una fuerte necesidad de defender a la masonería, algo que no había mencionado en entrevistas anteriores. El orgullo de pertenecer a esta institución radica en formar parte de ella, tal y como lo hicieron importantes figuras históricas como el Gral. José de San Martín, así como ex-presidentes argentinos como Sarmiento y Rivadavia, entre muchos otros.

Gracias a Dios, comencé a ver videos relacionados con temas históricos donde los historiadores Patricio Lons y Marcelo Gullo relataban, con documentos y pruebas históricas, una historia muy diferente a la que se enseña comúnmente tanto en escuelas públicas como privadas, especialmente en los niveles iniciales y medios. Esta historia comúnmente enseñada narra que Latinoamérica fue fuertemente oprimida por el yugo de la corona española, y que solo gracias a la valentía y convicción política de ciertos personajes revolucionarios, quienes también eran miembros de la masonería, fue posible expulsar al imperio gobernante y establecer una nueva y balcanizada Latinoamérica. Esta versión de la historia oculta el hecho de que España, gobernada por sus reyes católicos, esparció durante siglos un rosario de iglesias, universidades y hospitales en la región, sin mencionar los motivos detrás de estas acciones, ni intentar dilucidar por qué fueron realizadas.

¿En qué momento decidió dejar de ser masón?

Durante las entrevistas que tuve con Williamo Toro del Canal de Youtube «Enfoca tu Fe» y Santiago Alarcón de «Rincón Apologético», expresé que mi conversión al cristianismo no fue un momento decisivo, sino un proceso en el que me fui convenciendo cada vez más de las verdades del cristianismo.

En mi caso particular, mi ferviente convicción de seguir perteneciendo a la masonería se vio desafiada por las fervientes verdades del cristianismo que fui descubriendo desde el comienzo de la pandemia mundial a principios de marzo de 2020.

En mi tiempo libre, que era bastante, comencé a ver vídeos relacionados con debates entre ateos y creyentes. Noté que la capacidad argumentativa de los creyentes era muy superior a la de los ateos, sobre todo cuando los creyentes lograban hacer un uso sumamente efectivo de la apologética cristiana, basándose en las ideas de Tomás de Aquino. Esto llamó mucho mi atención y luego comencé a cuestionarme por qué, dentro del conjunto de filósofos que se proponen estudiar en la masonería, nunca se menciona a Santo Tomás de Aquino.

Así fue como empecé a indagar sobre temas relacionados con la teología cristiana. A medida que fui descubriendo este conjunto de lo que para mí eran «ideas bien fundamentadas», tuve un deseo intelectual de resolver «la cuestión del Cristo».

La profundización sobre el tema me llevó mucho tiempo y muchas horas de videos y lecturas. Destaco entre los videos al Pbro. Carlos Spahn, al Pbro. Luis Toro, al Dr. Dante Urbina, al Ing. Hugo Delgado del Canal Hosanna in excelsis, al filósofo Jonathan Carlos Ramos, al apologeta Santiago Alarcón de Rincón Apologético, a José Plascencia del Canal La Fe de la Iglesia, al historiador Marcelo Gullo, al periodista Patricio Lons, entre otros. Estos autores y creadores de contenido no solo modificaron toda mi perspectiva hasta el momento sino que también me ayudaron a resolver cuestiones históricas. Con el transcurso de aproximadamente un año y medio, me vi absolutamente convencido de retirarme de la masonería y volver a convertirme a la Fe Católica, a la que pertenecí durante mi infancia.

¿Cómo fue ese período de conflictos hasta que logró salir realmente?

Experimenté conflictos, luchas, depresiones e incluso ansiedades mientras estaba dentro de la masonería, y descubrí que esta situación es bastante común entre los masones. A menudo se vive en un estado constante de ansiedad o conflicto, lo cual he observado en muchos miembros, independientemente de sus creencias o profesiones. Sin embargo, no fue hasta que salí de la masonería y me confesé con un sacerdote católico, utilizando el examen de conciencia, cuando finalmente pude desconectarme y encontrar cierta paz.

¿Hasta qué punto fue difícil desvincularse del todo de ese mundo que le era tan familiar?

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La experiencia de salir de la masonería fue difícil desde el punto de vista afectivo, especialmente en lo que respecta a las amistades que había cultivado dentro de la organización. Había establecido vínculos profundos con algunos miembros con los que había compartido momentos significativos y sensibles, en los que la compañía y el apoyo mutuo eran fundamentales.

En muchos sentidos, la masonería fue una presencia constante en mi vida durante un largo período. Fue una etapa de formación tanto intelectual como profesional, y muchos de sus miembros me acompañaron en el camino. Sin embargo, con el tiempo, y mi proceso de conversión comencé a sentir que la organización no estaba en línea con mis valores y creencias personales, lo que me llevó a tomar la decisión de alejarme de ella.

A pesar de que la desvinculación fue dolorosa, puedo asegurar que cualquier sensación de soledad que pueda haber experimentado durante este proceso fue solo un «estado» necesario que debía pasar para lograr una efectiva ruptura del vínculo. A medida que fui procesando mis sentimientos y pensamientos, me di cuenta de que lo más importante era estar en paz conmigo mismo y vivir en coherencia con los valores y principios cristianos que tanto había buscado.

¿Ha sufrido amenazas tras salir y en cierta manera desenmascarar lo que hay dentro?

Nunca recibí amenazas o represalias de ningún tipo después de salir de la masonería. Desde el principio, sabía que esto no era una práctica común en la organización, y que muchas personas entran y salen de ella sin enfrentar ningún tipo de consecuencia negativa.

Algunos miembros me preguntaron por qué había tomado la decisión de alejarme, y les expliqué mis razones honestamente. Sin embargo, hasta el momento no ha habido ninguna represalia o consecuencia negativa derivada de mi elección.

En resumen, puedo decir que mi experiencia al salir de la masonería ha sido muy tranquila y respetuosa. Si bien es cierto que algunas amistades se han visto afectadas por mi decisión, no he sufrido ninguna amenaza o represalia por parte de la organización o sus miembros.

¿Por qué decidió estudiar apologética católica?

Podría decir que fue una necesidad más que una decisión, el porque se debió a varios motivos, algunos de ellos son:

  1. Fortalecimiento de la fe: Al estudiar apologética católica, pude profundizar en la comprensión de las enseñanzas y creencias de la Iglesia Católica. Esto ayuda a fortalecer la fe y aumentar la confianza en las verdades que enseña la Iglesia.

  2. Evangelización: Al estudiar apologética católica, pude aprender cómo defender y explicar mi fe a los demás.

  3. Respuesta a preguntas y dudas: Al estudiar apologética católica, pude encontrar respuestas y clarificaciones que fueron de ayuda a comprender mejor la fe y a sentirme más seguro y cómodo en la relación con Dios.

¿Por qué ha decidido, gracias a sus conocimientos y experiencia, prevenir de los riesgos de la masonería a través de Internet?

Quiero compartir mi testimonio para prevenir a otros sobre los riesgos de pertenecer a la organización masónica. En mi caso, sentí que fue una gran pérdida de tiempo estar dentro de la masonería y, por eso, me gustaría advertir a quienes estén en una búsqueda espiritual o buscando un grupo con el cual compartir experiencias de tipo espiritual, que se alejen de esta organización y, en cambio, profundicen en temas relacionados con el cristianismo.

Además, creo que es muy importante dar testimonio sobre mi experiencia para ayudar a otras personas que puedan estar en la misma situación. Desde que comencé a divulgar mi experiencia, he recibido correos de amigos de miembros de la masonería y de otras personas que han pertenecido a la organización, agradecidos por tener a alguien que pueda aclararles el tema o compartir la experiencia de haber salido y retornar al cristianismo.

En resumen, mi intención es alertar sobre los riesgos de involucrarse en la masonería y motivar a aquellos que están en busca de una experiencia espiritual a que profundicen en temas relacionados al cristianismo. También quiero destacar la importancia de dar este tipo de testimonio sobre nuestras experiencias para ayudar a otros en su camino espiritual. Por último y por supuesto agradecer profundamente que me den espacio para poder responder estas preguntas y que le sean beneficiosas a los lectores

Autor

Javier Navascués
Javier Navascués
Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista.

Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco. Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca.

Tiene un blog en InfoCatólica y participa en medios como Somatemps, Tradición Viva, Ahora Información, Gloria TV, Español Digital y Radio Reconquista en Dallas, Texas. Colaboró con Javier Cárdenas en su podcast de OKDIARIO.
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José Luis Fernández

La masonería se fundamenta sobre una falsedad porque el supuesto «Gran Arquitecto del Universo» no existe. Las observaciones del Universo, especialmente a través de los telescopios espaciales, demuestran que el Universo no tiene límites (es decir, es infinito) y por tanto su existencia es eterna porque lo que es infinito no puede haber tenido un principio temporal. El Universo no ha sido creado sino que siempre ha existido y seguirá existiendo por toda la eternidad.

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