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Leo hoy mismo en Alerta Digital que acaba de archivarse la querella o denuncia número 17 contra ese medio. Mis felicitaciones por ello.
Mientras siga saliendo gratis denunciar en España, seguiremos igual, inundando los juzgados y tribunales de supuestas causas sin presente ni futuro, por absurdas, inviables o malintencionadas.
Y no deja de ser sorprendente que los medios que podríamos llamar nacionales, patrióticos, como El Correo de España, por ejemplo, estén recibiendo demandas y querellas, un día sí y otro también.
Es verdad que aún quedan jueces en Berlín, y en España, pero cada vez menos… ¡Y están siendo atacados, muchas veces por la misma fiscalía que, entre otras funciones, tiene el deber de proteger la independencia judicial, como le está sucediendo al muy digno magistrado que juzgó y condenó a Juana de Arco Rivas. (El de Arco es un invento mío, para indicar cómo se quiso hacer una mártir de esta pobre desgraciada, que lo que más necesita es asistencia psicológica o psiquiátrica).
Ahora nos encontramos en Málaga, y en otros muchos lugares de España, con querellas de los fiscales del odio –no sé si del odio o para el odio-, que al parecer no tienen nada más importante que hacer que perseguir a quienes expresan libremente sus ideas, avisando del peligro musulmán, de su infiltración en España en particular, y en Europa en general, etc.
Según las estadísticas de la fiscalía general “del gobierno”, que no del Estado, y su memoria anual, Málaga es la capital española del tráfico de drogas, y ello a pesar de las reformas procesales, que disminuyen notablemente el número de delitos, al no acceder a los juzgados y fiscalías todos los atestados sin autor conocido, posiblemente más de la mitad de los que se tramitan en España.
Se presenta por tanto ante la opinión pública una realidad que podríamos llamar “virtual”, y que en nada se corresponde con la verdad.
La Costa del Sol es sede de grupos mafiosos de todo el mundo, que han encontrado un refugio al sol, en un lugar paradisiaco, y con un sistema judicial que protege más al delincuente que a la persona honesta, y no digamos si esta es española, en cuyo caso no tiene “derecho” más a que le den por el culo.
En el ínterin, cualquier extranjero indocumentado que llega en patera, o viene en planeadoras cargado de hachís o la droga que sea, tiene derecho a:
Un abogado de oficio.
Un procurador de los tribunales y
Un intérprete (aunque sepa hablar español perfectamente),
Profesionales a los que los españoles pagamos los estipendios correspondientes.
Somos el único país del mundo que “defiende” jurídicamente a sus invasores y okupas.
¿De verdad alguien lo entiende, porque yo, no?
En España viven más de un millón de moros marroquíes, en su gran parte disfrutando de nuestro estado de bienestar, como consumidores libres de cargas, y con un número ínfimo trabajando.
Y, eso sí, criando sus mujeres a mansalva, de forma que pronto los españoles acabaremos siendo extranjeros en nuestro propio país.
Cualquier persona que haya sido demandada o denunciada sabe perfectamente que sobre él se ha abatido “El Proceso” de Kafka, y que cualquier asunto, por nimio que sea, tarda años y años en ventilarse en nuestro caduco sistema judicial, que opera con normas del siglo XIX, cuando estamos en el siglo XXI.
Y que la inocencia hay que demostrarla, cuando debería ser a la inversa.
Como me decía esta tarde don Armando Robles, director de Alerta Digital, cualquier persona menos constante que él, hubiera tirado la toalla, y eso es lo que pretenden, esos hijoputas.
Saliendo victorioso de un proceso penal, en realidad sales derrotado, pues hay que pagar a abogados, procuradores, etc., y has tenido que pasar unos años en la cuerda floja de la demanda o acusación, jugando, de forma obligada, en lo que yo llamo “la lotería judicial española”. (Y en su día publiqué un artículo sobre el tema, que está recogido en alguno de mis libros, y es posible que todavía ande colgado en internet).
Y, por último, que estamos en Navidad, y no hay que cansar demasiado a los amables lectores, como me decía don Armando, ha tenido la suerte de dar con varios abogados, amigos y patriotas, que han antepuesto la defensa de la justicia a la defensa, también justa, de sus legítimos honorarios profesionales.
Todo mi afecto, respeto y consideración hacia ellos.
¿De verdad que la fiscal Verdugo, fiscal del odio de Málaga, no tiene cosas más importantes de las que ocuparse, en una provincia que es la capital española –y europea- del tráfico de drogas, de organizaciones criminales, de tráfico de armas, de personas, muchas de ellas menores de edad, de prostitución, etc.?.
Como siempre digo a mis amigos, yo no estoy en el turno de oficio, pues tengo mi propio turno de oficio, formado por patriotas, defensores de la religión católica, frente a la invasión musulmana, parientes y buenos amigos.
Vamos, las clásicas tres pes, putas, pobres y parientes, pero en mi caso excluyendo a las primeras, pues al igual que cobran a sus clientes, yo también les cobro a ellas.
Lo que quiero decir, y digo, es que don Armando tiene la suerte de tener buenos amigos abogados, entre los que me incluyo, y que le apoyan por defender los mismos intereses patrióticos que defiende él, a través de Alerta Digital, ese diario que si no existiera, habría que crearlo.
¡Va por ustedes, amigos, y víctimas de la moderna Inquisición: las fiscalías del odio!
Pobre Málaga y pobre malagueños, que con estos servidores públicos lleva camino de ser el Chicago años 20 de la España actual.
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