20/05/2024 18:06
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Entrevista con Andrej Mitić, licenciado en Filosofía, Doctor en Derecho, secretario internacional y asesor del grupo parlamentario del Movimiento Serbio Dveri.

El Movimiento Serbio Dveri tiene actualmente 6 diputados en la Asamblea Nacional, un 4% de los votos, pero su partido nació como una organización cristiana.

Dveri (el propio significado de la palabra Dveri es muy específico desde el punto de vista cultural y religioso por ser una palabra serbia medieval, y es la “puerta” de la iglesia ortodoxa serbia que conduce al altar) nació en los albores de la agresión de la OTAN a Serbia en 1999, como un joven movimiento conservador que intentaba restaurar la tradición cultural nacional serbia y los valores ortodoxos-cristianos suprimidos durante décadas por el régimen comunista. En primer lugar, adoptando la posición meta-política, el líder de Dveri, Bosko Obradovic, fundó un pequeño círculo intelectual de orientación nacional que rápidamente comenzó a ganar influencia en el público serbio, siendo muy prolífico en el frente cultural: editorial, revista influyente y presentaciones públicas de ideas que fueron muy bien atendidas, especialmente por los jóvenes. En 2012, Dveri se transformó, a petición del público, en un partido político que entró en el Parlamento en 2016 por primera vez, y actualmente por segunda vez, en la nueva plataforma política nacional-conservadora, con un grupo parlamentario muy fuerte y competente.

Dveri se define como un partido nacional conservador y he visto que usted participó en la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora) celebrada en Hungría en mayo de este año. ¿Cuáles son sus referentes?

Teniendo en cuenta el contexto político serbio, Dveri es una nueva fuerza política que nunca ha estado en el poder hasta ahora. Políticamente, nos oponemos a los dos regímenes: el actual de Alexandar Vucic y el anterior que era radicalmente pro-UE. Representamos la forma serbia de la Tercera Vía. Nuestra ideología, a nivel fundamental, está fuertemente conectada con la soberanía y la identidad nacionales, defendiendo los valores ortodoxos-cristianos y la Iglesia Ortodoxa Serbia, y un fuerte programa pro-familia por el que somos muy reconocidos en Serbia como nuestra política más emblemática. Pero Dveri es un partido muy moderno, muy actual. Respondemos a todos los desafíos coyunturales actuales: somos contrarios a las políticas LGBT+ y pro-inmigración, y nos oponemos a todas las formas destructivas del transhumanismo o la vigilancia biopolítica. Por otro lado, somos el primer partido nacional-conservador en Serbia que ha empezado a defender nuestra naturaleza y ecología, pero no en la forma de la Agenda Verde de la UE, sino en una forma de tradicionalismo y localismo, recuperando el tema de la defensa de la naturaleza de las manos de los liberales de izquierda que lo han secuestrado. En el contexto europeo reconocemos claramente las nuevas fuerzas conservadoras, que comparten puntos de vista similares a los nuestros. En este sentido, apreciamos lo que ha hecho el partido español “Vox”. Apoyamos esta nueva configuración ideológica conservadora paneuropea que es cristiana, pro-familia o “iliberal” en este nuevo sentido de la palabra.

Ha citado la palabra “iliberal”, por lo que entiendo que Viktor Orbán es un referente para su partido. El gobierno húngaro mantiene una estrecha relación con el gobierno de Vucic y es un firme partidario de la incorporación de Serbia a la UE.

Sí, Viktor Orbán es uno de nuestros referentes en políticas familiares, en su lucha contra la ideología de género y en su modelo de estado. Su relación con el gobierno serbio es un asunto complejo y se debe a la presencia de una minoría húngara en Serbia, una minoría a la que se respetan todos sus derechos. Sin embargo, la política interna de Vucic es todo lo contrario a las políticas de Orbán. Vucic trata de presentarse como el “Orbán” serbio, pero desafortunadamente eso no es cierto por su fuerte agenda neoliberal y cultural. Por eso intentamos señalar esas diferencias entre ambos: Vucic es liberal, Orbán es conservador.     

El pasado lunes más de 50.000 personas se manifestaron contra la celebración del Orgullo Gay en Belgrado. ¿Hasta que punto se está intentando implantar en Serbia la ideología de género y quien la está promoviendo?

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Sí, Dveri es el pionero de la lucha contra el totalitarismo LGBT+ en Serbia. Desde el principio nos opusimos a esta poderosa estructura hegemónica. En Serbia estamos ocupados por ella. En un gesto cargado de simbolismo, Vucic nombró a una presidenta del gobierno abiertamente lesbiana. Estos eventos del llamado “orgullo gay” han tenido lugar regularmente desde que Vucic y su partido están en el poder, desde 2012. El próximo 12-18 de septiembre dan un paso más, quieren hacer el “Europride” con más de 130 eventos por toda Serbia promoviendo su agenda homo, trans y quién sabe qué, con el matrimonio gay como reivindicación política del evento. Dveri tuvo una campaña muy difícil en contra, que culminó con la protesta de la gente en las calles de Belgrado (los serbios consideran Belgrado la ciudad de la “Madre de Dios”). Más del 85% de los serbios están en contra. Nuestra Iglesia está en contra. Es una tiranía total de una minoría extremista. Pero creo que Dveri y el pueblo serbio ganarán y que el Europride no tendrá lugar en Belgrado. Como señaló nuestro presidente Obradovic en la Asamblea Nacional: “Nadie puede ser discriminado por su orientación sexual, pero no podéis imponer vuestros valores en esta sociedad”.

A finales de julio, se produjo una situación muy tensa en la frontera con Kosovo por la decisión del gobierno kosovar de prohibir el uso de documentos de identidad y matrículas de coches de Serbia. ¿Qué hay detrás de todo este asunto?

No hay “frontera” con Kosovo, sólo la línea administrativa impuesta por la UE y la OTAN. Serbia vive bajo ocupación en el 17% de su territorio en Kosovo y Metohija (este es el nombre completo de la provincia serbia del sur que está ocupada. Metohija significa “la tierra de la iglesia” que es casi la mitad de Kosovo, y por eso prohíben ese nombre). Es el corazón de nuestra identidad, nuestra tierra santa, con unas 1.300 iglesias y monasterios. Más de 150 fueron destruidos o dañados, más de 10.000 iconos robados o dañados, nuestras tumbas, nuestros monumentos. Los serbios viven en un apartheid en su propia tierra, en Europa, en el siglo XXI, en manos de un grupo extremista islámico y mafioso. Por eso el pueblo serbio y el partido Dveri agradecen de todo corazón que España no haya reconocido la independencia del llamado “Kosovo” (Kosovo es una palabra serbia, por cierto). Significa mucho para nosotros y permítame enviar el mensaje de gratitud del presidente Obradovic para el pueblo y el Estado de España.

En este momento hay una gran presión sobre Serbia para que reconozca por la fuerza la independencia de nuestro territorio y rompa nuestra constitución. Los últimos acontecimientos no son más que una exigencia ampliada, un chantaje. Tenemos que decir que Vucic hizo mucho por la independencia, y por eso nos oponemos firmemente a él. Pero esperamos que haya llegado el momento del cambio y que Serbia logre un nuevo consenso nacional para defender nuestro Kosovo y Metohija.

El gobierno kosovar ha dicho que posponía la medida hasta septiembre. ¿Qué puede pasar si sigue adelante?

Hay un alto riesgo de que estalle el conflicto, incluso antes del 1 de septiembre y después. Los albaneses están llevando sus fuerzas armadas al norte de Kosovo, que está completamente poblado por los serbios, y eso no les está permitido, están infringiendo el derecho internacional y la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU. Están haciendo nidos de francotiradores, fortificaciones, etc. Quieren ocupar la parte norte que no controlan. Por desgracia, la KFOR y la OTAN no reaccionan y prácticamente permiten estas actividades ilegales. Si la guerra comienza, será completamente su responsabilidad. Serbia defenderá a nuestro pueblo, no podemos permitirnos más asesinatos, violaciones, limpieza étnica de serbios y la destrucción de nuestras iglesias y patrimonio cultural que está ahí desde hace más de 1.000 años.

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Otro punto critico es la situación en Bosnia-Herzegovina. “Bosnia ha fracasado” afirmó Milorad Dodik, líder de la República Srpska (república de los serbios de Bosnia). ¿Este fracaso podría iniciar un nuevo conflicto en esa zona?

Como habrá notado, es una presión sincronizada, una agresión regional muy compleja, para que la República Srpska sea destruida, y la Bosnia y Herzegovina unitaria se construya con la dominación musulmana. Pero estas fueron exactamente las razones de la guerra en los años 90. ¿Por qué Europa tolera y promueve el extremismo musulmán en Kosovo y Metohija y en Bosnia y Herzegovina? Esto es lo que preguntan los serbios, uno de los pueblos europeos más antiguos y cristianos, aliado de Occidente en las dos guerras mundiales. Nos sentimos traicionados por Occidente. Esperamos que la unificación de Bosnia y Herzegovina se detenga. Si no, la República Srpska tendrá que ser independiente.

Cuanto más dure la guerra en Ucrania, es más posible que se inicie un nuevo conflicto en los Balcanes, un conflicto que podría ser alentado por Rusia, Estados o incluso Turquía en función de sus intereses. ¿Comparte esta opinión?

Por supuesto, hay algunas analogías estructurales y el potencial de conflicto está presente. Dveri cree que la guerra en Ucrania debe cesar inmediatamente. No favorece a los europeos, Europa y Rusia deben cooperar y encontrar nuevas vías para un futuro mejor para todos. Tienen que hacerlo.

Ayer caía el gobierno de Montenegro tras una moción de censura, ¿está relacionada esta caída con la presión que mencionaba anteriormente?

La razón principal para la caída del gobierno del primer ministro Dritan Abazovic fue la firma de un acuerdo con la Iglesia Ortodoxa Serbia en Montenegro. Ha sido un asunto importante durante los dos últimos años, porque los serbios y los fieles de la Iglesia Ortodoxa Serbia se han manifestado en las calles contra la discriminación y la intención del presidente Milo Djukanovic de arrebatar las propiedades e identidad de la iglesia. Abazovic firmó el acuerdo y Djukanovic se ha puesto en su contra. Así que espero una etapa de inestabilidad en Montenegro que, por supuesto, se une a la inestabilidad en Kosovo y Metohija, y en Bosnia y Herzegovina. Todo esto crea un nuevo contexto para el conflicto en los Balcanes y, desafortunadamente, todos tienen en común la cuestión serbia en la región y la discriminación en los Estados recién formados.

Los crímenes de Tito han sido investigados, en mayor o menor medida, en Croacia, Eslovenia o Bosnia, pero no en Serbia. ¿Por qué no se han denunciado los crímenes comunistas en Serbia? ¿Cuál es la postura de Dveri sobre este asunto?    

Este es una cuestión que no ha sido resuelta en Serbia porque somos uno de los pocos países que no ha abierto los archivos del período comunista, debido a que los nietos de esos comunistas están aún en el poder y no quieren que esas verdades salgan a la luz. Dveri representa a las víctimas del período comunista porque los serbios también sufrieron bajo el gobierno de Tito, y apoya la visión histórica de que la Segunda Guerra Mundial fue al mismo tiempo una guerra civil en el reino de Yugoslavia. Los Aliados acabaron apoyando a Tito y el general Dragoliub Mikhailovich, que dirigía el ejército real yugoslavo, fue ejecutado en prisión en 1946. Ni siquiera sabemos dónde fue enterrado, como tampoco sabemos dónde están los miles de serbios que fueron asesinados por los partisanos de Tito en Belgrado. Por lo tanto, Dveri está a favor de que se investiguen los crímenes comunistas y que se conozca la verdad de todo lo que ocurrió bajo la dictadura de Tito.