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La mayoría de los profanos, suele creer que el máximo grado de la masonería es el 33.
No es así en absoluto. En los grados 33 nos podemos encontrar con individuos del calibre de George Washington (Primer presidente de los Estados Unidos), Benjamin Franklin (el señor del billete de 100 «pavos» y mandatario estadounidense), Winston Churchill (primer cliente de alcohólicos anónimos y Primer ministro de Albión) Salvador Allende (Presidente de Chile), Simón Bolívar («Libertador» de varios países sudamericanos), Giuseppe Garibaldi («Héroe» de la unificación italiana), José Martí («Héroe» nacional de Cuba) José de San Martín («Superman» de la independencia de Argentina, Chile y Perú), Miguel Hidalgo y Costilla («héroe de la saga Marvel» de la independencia de México)…
Meros instrumentos. Les dan las «medallitas» para que se crean «cosas»…
Luego, ya pasaríamos a los grados «oscuros».
Tras el 33, en la penumbra de las catacumbas, aparecen los iniciados con sus túnicas rojas color sangre. Son los llamados «6» y tras ellos, los inmundos «āšipu» (del Akkadio, «brujo») con el distintivo «66», que tan solo son 10 en todo el mundo. El que queda, ya nos podemos imaginar qué número ostenta, ¿no?
Los grados 33, en comparación con estos «kashshaphs» (Necromantes en idioma hebreo), son tan solo «chihuahuas» bien adiestrados. En los grados «ocultos», lo que nos encontramos son hechiceros tan poderosos como siniestros y carentes de escrúpulos. Brujería negra en su esplendor más turbio y perverso.
La gente piensa que los espíritus, los hechizos, la necromancia («necromancia» proviene del griego antiguo «nekrós» que significa «muerto» y «manteía» que significa «adivinación» o «profecía». Por lo tanto, literalmente, «necromancia» significa «adivinación de los muertos») y los pactos con entes diabólicos son meras supercherías de gentes antiguas y poco «formadas». Está claro que esto les viene muy bien – a la sinarquía negra -, así pueden «operar» con más tranquilidad sin que nadie – o muy pocos – sean conscientes de sus potentes sortilegios.
De hecho, son bastante obvios para sus opositores, la sinarquía blanca.
Les gusta mucho – y lo disfrutan sin duda – el «pasar por la cara» de los magos blancos, su poder de manipulación de las masas. Es una burla que ejecutan desde siempre para presumir de su superioridad «mágica». No es muy desacertado afirmar que, prácticamente, toda la humanidad, es una granja perteneciente a estos tenebrosos seres.
Aunque muchos no lo quieran aceptar, hay espíritus demoniacos – y demonios poderosos – los cuales suelen ser invocados hasta nuestros días. A veces, hasta en público, sin que este sea consciente de lo que está ocurriendo.
Estos demonios exigen sacrificios y muestras de pleitesía. A cambio de la lealtad, suelen entregar capacidades e información, además de favores y poderes «sobrenaturales».
Todas estas actividades de hechicería, se remontan a la noche de los tiempos. Ya en la antigua Sumeria, se celebraban rituales de trasvase de almas. El «urushdaur» («šību napištimma» en Akkadio), era el nombre de una macabra técnica para expulsar un espíritu de un cuerpo y colocar -en su lugar- a otro. La princesa Anarfater, nació con un cuerpo deforme, por lo que su padre decidió que había que conseguirla otro.
Para ello, era necesario aplicar un ritual muy complicado y costoso – en tiempo – en ambas niñas. A una había que prepararla para desalojarla de su cuerpo y tomar posesión de uno nuevo y a la otra, acondicionarla debidamente para que «huyera» de su cuerpecito y se refugiara en un recipiente para quedarse ahí encerrada por siempre.
¿Os acordáis de la historia del genio encerrado en la lámpara maravillosa? Pues eso, pero en versión repulsiva y abominable.
Este terrorífico ritual de sangre – y tortura sádica -, implicaba altas capacidades de magia y conocimiento de la psique y el cuerpo humano.
Estos diabólicos magos negros recibían grandes sumas de oro y favores de los monarcas por llevar a cabo estas prácticas truculentas y atroces.
Lo más habitual era que un regente, antes de morir, fuera trasvasado al cuerpo de un niño de no demasiada edad. Incluso había estadísticas de éxito con base a las diferentes edades.
Cuanto más mayor era el niño o la niña, menos posibilidades de éxito existían. Muchos de aquellos púberes, no soportaban la tortura y morían con su cuerpo, por lo que se tenía que repetir con otro niño o niña. La edad ideal era de 8 a 14 años. A veces se realizaba la ceremonia con una persona determinada a la que se pretendía suplantar con un espía y así gobernar otro reino.
Por ejemplo, se secuestraba un vástago joven de un monarca, se le practicaba el protocolo insertando en el niño o niña a otro ser, y se le devolvía a su lugar de procedencia. Ya tendrian un infiltrado en la corte que podía ocasionar todo tipo de tribulaciones y adversidades sobre los enemigos.
Como este tipo de sortilegios mágicos, existían muchos otros. Algunos, implicaban pactos con entes a los cuales invocaban por sus nombres propios. Demonios que parecían conocer muy bien. Pazuzu, Lamashtu
Asag, Gallu, Alû, Anzû, Namtar, Utukku, Edimmu, Lilû/Lilith (primera mujer de Adam)…
Es el caso de Inanna o Ishtar. Una misma diosa tan peculiar como ancestral y poderosa. Era la diosa del sexo y de la guerra y se la representaba con unos cuernos de grandes dimensiones. Curiosa combinación ¿no? ¿Como explicarlo?
Parece ser que era la diosa de la energía primigenia de la creación y destrucción al mismo tiempo.
No era la diosa del matrimonio, ni la diosa de la maternidad – no tenía el temperamento ni cualidades apropiadas para ello -, sino la de la fecundidad y el coito más salvaje e instintivo.
Tanto en hombres, como en mujeres y sin hacer distinciones entre apetencias y gustos. En realidad, era la personificación del vicio y del desenfreno carnal. De las pasiones más bajas, desde el sadomasoquismo, hasta las filias mas repugnantes , la crueldad, la dominación e incluso la necrofilia.
En líneas generales, de la pasión sexual desmedida y salvaje. Del puterío más obsceno.
Se la representaba como la diosa que estaba entre el día y la noche, o sea, entre lo masculino y lo femenino, y podía alternarse entre ambos sexos sin problema.
Ishtar o Innana, podría ser considerada como Venus (en Roma). El planeta conocido por ser el tercer objeto más brillante en el cielo después del sol y la luna, y que puede ser visto antes del amanecer o después del atardecer. En necromancia, aparecería como el nexo entre los dos opuestos, la luz y la oscuridad, la guerra y el amor, la muerte y la vida. La puerta o puertas. («gate» o «gates» en inglés, como el magnate que está tan interesado en insertar un punzón con líquido «mensajero» a toda la humanidad) que trasvasaba de un lugar al otro a su antojo.
No era masculino, ni femenino, sino todo lo contrario.
Esta diosa ambivalente, era representaba como una estrella de 8 puntas, aunque a veces, fueron seis. —Es curioso que la bandera del imperio británico, lleve dos cruces solapadas, que podrían representar perfectamente la estrella de Ishtar.—
Así mismo, a veces se la representaba en un carro, cargada de armas – lanzas para la guerra – y tirada por un león. Sorprendentemente, se representa la figura que personifica «Britannia», como una guerrera con yelmo, un tridente, un escudo y un carro tirado por un león.
Que cosas, oye…
¿Tendrá algo que ver que la reina menos agraciada de la historia – Elisabeth l (1522-1603)-, tuviera a un poderoso hechicero (John Dee) que se comunicaba con los espíritus como «advisor» real?
Innana en la antigua Mesopotamia, además de ser la representación de la perversión, así misma, estaba asociada a la «ley Divina» y al poder político.
Ishtar, fue la deidad más importante del panteón asirio, sobrepasando incluso a su dios nacional, Ashur.
La diosa de los transexuales.
Los transexuales estaban muy involucrados en el culto a esta diosa. Los «gala» eran una especie de sacerdotes del culto a esta divinidad en tiempos de Sumeria.
Eran hombres que vestían con ropajes de mujer, actuaban como féminas y hablaban como un «kathoey». ( Los transexuales en Tailandia son conocidos como Kathoeys y hablan con la terminología exclusivamente femenina de esa lengua)
Estos travestis ancestrales tenían la función de dejarse penetrar, entre otras formas, de servir a la diosa.
Los rituales de guerra, implicaban la prostitución sagrada y sus danzas tenían cita en el templo, donde las orgías homosexuales eran muy comunes, como los proverbios akkadios nos han transmitido.
Innana e Ishtar eran, en definitiva, diosas sexuales, pero también guerreras. Una especie de personificación de un estado anímico animal de exaltación primitiva. Matar o fornicar como dos expresiones de una misma energía explosiva y desprovista de razón.
Los Sumerios, así mismo, definían a este ser, como alguien con un apetito voraz por poder y sin escrúpulos de ningún tipo. Un ente narcisista y despiadado, sin moral ni remordimientos.
Era una diosa tan sexual como ambivalente y agresiva. Representaba la perversión y el caos y era comúnmente invocada en los encantamientos, conjuros y sortilegios.
Según nos cuentan en la versión Akkadia, Innana solía destruir a sus amantes. Los utilizaba para el placer y luego los humillaba. Para ella, eran meros instrumentos. La diosa cornuda, era muy dominante, exigente y tan cruel como emancipada y perversa.
Algunos historiadores, afirman que era bisexual y además muy «ligerita de cascos», o sea, un «putón verbenero» de mucho cuidado. Era lo que podíamos calificar como la representación de una feminista narcisista y empoderáda actual, -pero sin pelo azul-, con cuernos y más «mala leche» si cabe.
Según reza uno de sus himnos que han llegado hasta nuestros días:
<< Ella crea confusión y caos entre los que no la obedecen>>.
Según parece, esta arpía, era especialista en generar conflictos cuando se la invocaba.
Cuando se celebraba uno de estos rituales para la guerra, se la convocaba mediante el signo de Voor o «cornuto» (lol). LOL es un vocablo que se utiliza mucho entre la juventud cuando se envían mensajes de texto. Significa «laugh out loud,» o «Ríe alto sonoro», o sea carcajéate o me carcajeo de risa. Pocos se dan cuenta del simbolismo asociado.
La misma guerra, era referida como «el baile de Innana», o sea, una especie de orgía, pero en lugar de flujos sexuales, lo que salpicaba era la sangre de los participantes.
Nos llegan noticias, de que la realeza Asiria cursaba encantamientos y maldiciones a través de este ente diabólico. Según conocemos, la misión era desproveer de valor y atributos masculinos al rey y al ejército enemigo. Mediante rituales mágicos específicos y sacrificios humanos, conseguían afeminar y debilitar a sus oponentes. Parece ser que también podían lograr que las mujeres se convirtieran en hombres y a la inversa.
Incluso que las mujeres se volvieran infértiles, caprichosas y maliciosas, promiscuas y desquiciadas en todas sus versiones.
Una auténtica mujer empoderáda.
Se hacían cabalgatas en su honor, donde travestis eran sodomizados – también por bestias – en público mientras el gentío alababa a la diosa transexual cornuda con jolgorio.
La Troya es la fiesta más famosa y transgresora de la casquivana Ibiza y eso ya es decir. Es eminentemente homosexual, transexual y sexual en el término más amplio de la palabra.
Se escenifican actos sexuales en el escenario para entretener a la drogada parroquia de esa misa negra encubierta.
El personaje que la encarna es un impúdico «drag» desmelenado y agresivo que se pasea por Ibiza como una diosa lasciva con su perverso séquito cuasi desnudo. Mujeres desvergonzadas de buen ver, casi «en pelotas» y chavalotes licenciosos y «sospichosos», promocionan el espectáculo (ritual) en las «encantadoras» y «mágicas» noches de la isla blanca. -Blanca, por la cantidad de «farlopa» que hay, debe ser –
«Figlio di Troia» en italiano significa «hijo de Troya» en español, aunque se utiliza como «hijo de puta» y es muy coloquial.
Este término podría usarse en diferentes contextos, pero comúnmente se asocia con la figura mitológica de Eneas, quien según la leyenda era el hijo de Anquises y la diosa Venus (Ishtar / Innana).
La perversión, el caos, la confusión, el conflicto, el desenfreno carnal, la prostitución y los bajos instintos en general, son la «marca» de la casa.
Los premios Grammy (música), suelen coincidir con Carnaval (desprenderse de la piel), y en su última edición hemos visto al cantante homosexual británico, Sam Smith «recitando» su tema «Unholy» ( «profano», «impío», «sacrílego» o «maldito» traducido al español). Sobran palabras, mejor verlo. Ha sido una puesta en escena descaradamente satánica. No le ha faltado ni un elemento. Lo tenía todo.
Un gordito disfrazado de mujer con plataformas de drag-queen, Fuego, «lilliths» con túnicas rojas, cadenas, jaulas, sexo, agresividad, cuernos y obscenidad a «go-go»…
Parece que Innana / Ishtar, es muy valorada entre ciertos círculos esotéricos en la actualidad.
Con mucha seguridad, está recibiendo mucha atención y encargos en estos tiempos convulsos…
Se dice que el 28 de junio – tras el solsticio de verano – era específicamente la fecha adecuada para realizar en encantamiento para el amor homosexual, o lo que es lo mismo, convertir a un hombre en «objeto» de otro hombre. El Día del Orgullo LGBTQ+ o Día del Orgullo Gay se celebra cada año el 28 de junio.
Coincidencia innanaudita.
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