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Llevamos más de veinte años de campaña sistemática, convertida en negocio subvencionado con dinero público, en torno a las “fosas y cunetas del franquismo” (no hay ningún muerto en las cunetas, como por lo demás dicta el sentido común). En la wiki nos “informan” de que “los estudios académicos más recientes estiman en 130.199 (fíjense en la precisión) las víctimas de la represión franquista durante la guerra”. Y según “un auto de la Audiencia Nacional de 16 de octubre de 2008, el número de desaparecidos enterrados en fosas comunes sumaría 114. 266, a los que “estudios” más recientes añadirían otros hasta los 143.353”. Otro “informe” apunta a que el número de fosas “encontradas” sería de 2.600; antes daban una cifra algo inferior, poco más de 2.000. Esto daría una media de entre 50 y 70 individuos por fosa. Estos supuestos datos los recoge un reciente y lujoso tomo de Mamoria democrática. Fosas y exhumaciones. Las exhumaciones de la Guerra Civil y la dictadura franquista 2000-2019. estado actual y recomendaciones de futuro, octubre de 2020 editado por el gobierno con gran lujo de verborrea seudojurídica y seudohistoriográfica, pomposas declaraciones de la ONU y la UE, etc., para impresionar a los incautos.
Sin duda no lo pensaron bien al inventar tales “datos”, que ya de entrada dejan en evidencia el fraude. En los 20 años últimos, dice el gobierno, han excavado 804 fosas con un total de 9.700 restos humanos, lo que da una media, no de 50-70 personas por fosa, sino de 11, y eso teniendo en cuenta una fosa supuesta de 2. 840 en Málaga, descontando la cual serían 7,7%. Con estas medias –y no existe ninguna otra pretendida estimación–, y suponiendo las 2.000-2.600 fosas, el total no pasaría 22.-26.000, incluso miles menos. ¿De dónde salen entonces esos 143.353? De la pura invención propagandística sumada al deseo de explotar indefinidamente el negocio. Quizá por eso , la “memoria” citada explica que el número de fosas “podría” elevarse al doble, lo que no mejoraría gran cosa los imaginarios totales: pasarían a entre 14 y 20, muy lejos de los 50-70 supuestos por los chapuceros comerciantes de la memoria. Por otra parte, hasta 2014 el número de restos exhumados no pasaba de 1.328, se ve que en los últimos seis años el número se ha multiplicado por siete, nada menos, pese a corresponder en gran parte al gobierno del PP, que según los memoriadores ha quitado subvenciones y puesto trabas al negocio.
Vayamos ahora cómo llegan a los supuestos 9.700 y a las supuestas 800 fosas. Si uno se fija un poco en el detalle de los lugares, resulta que como “víctimas del franquismo” se incluyen a víctimas del Frente popular y sus fosas, como en el pozo de Camuñas, así como restos de combatientes caídos en combate o trasladados al Valle de los Caídos. En cuanto al coloreado mapa de las fosas, es tan imaginario como todo lo demás. Así, por ejemplo, incluye la de Órgiva, en Granada, la cual merece un breve comentario porque ilustra muy bien sobre todo lo que es este negocio criminal. En Órgiva, en noviembre de 2009, se encontró la gran fosa añorada por los memoriadores para compararla con las matanzas de Paracuellos. El País hablaba con gran despliegue de 5.000 fusilados, hombres mujeres y niños, otros rebajaban la cifra a la mitad, memoriadores universitarios o “académicos” hacían estimaciones, los políticos reivindicaban la “dignidad” de las víctimas, y hasta salió algún supuesto testigo presencial de las matanzas. Luego, el examen forense aclaró que los huesos eran de perros y cabras, noticia que dio El País en una gacetilla casi invisible en una página par. El efecto propagandístico quedaba conseguido. Importa mucho citar el caso por lo revelador de una técnica de siembre de odios.
En otras palabras, se trata, repito, de un negocio infame explotando la memoria de los muertos, algo típico de pícaros sin escrúpulos que casualmente se identifican con el frente popular, es decir con los que pretendían disgregar España o sovietizarla. Es obvio que un “informe” hecho por tales personajes necesitaría un contrainforme independiente, que no se ha abordado, sea por el trabajo exigido, por falta de subvenciones o desánimo ante la vileza de los medios de masas actuales, o por simple indolencia típica de la derecha. Dato clave es que el negocio lo ha tomado a pecho el actual gobierno del partido más corrupto del país, dirigido por un falso doctor, y en el que la ex ministra de justicia y actual jefa de fiscales ha sido compinche de las actividades delictivas del comisario Villarejo y es “pareja sentimental” de un juez delincuente y comprometido a fondo en la falsificación de la historia. Obvios delincuentes comunes al frente de la empresa.
En relación con los fusilados (después de juicio) en el franquismo, pronto saldrá el estudio de historiografía seria y no propagandística de Miguel Platón, basado en los archivos al respecto, que ningún memoriador se había molestado en investigar. Muy lejos de las cifras de la izquierda, que solían oscilar entre los 80.000 y 200.000, en total ascienden a unos 14.000. Y, todos ellos por crímenes de sangre muy a menudo espantosamente sádicos incluyendo cientos de quemados vivos. ¡Los antifascistas!
Es necesario que el público conozca estos manejos y a los manejantes. Invito a mis lectores a difundir lo más ampliamente posible este texto, pues deben entender que tienen un deber moral de contrarrestar esta asombrosa campaña de falsificación histórica, en la que se basan leyes totalitarias y el actual socavamiento de la democracia y el golpismo en marcha.
Autor
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Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.
En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos y El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistas, La quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad Digital, El Economista y Época.