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Pere Aragonès continua muy chulito despreciando a España, siempre y cuando la chulería no le suponga riesgo de cárcel, pues no quiere correr la misma suerte que sus colegas golpistas, aunque sigue desafiando al Estado haciendo el ridículo internacional antes Sánchez y Macron, que lejos de ser santos de nuestra devoción, más bien todo lo contrario, son los que tristemente dirigen los destinos de Francia y España.
El presidente de la Generalitat de Cataluña ha amenazado a Pedro Sánchez, con la advertencia de que el proceso independentista «no ha acabado» y ha tenido la desfachatez de decir a Emmanuel Macron, que «Cataluña aspira a ser un socio de Francia en la Unión Europea».
Todo este numerito lo ha hecho para enmerdar más la cumbre franco-española que ha tenido lugar en la ciudad condal. Aragonès ha biocoteado la misma de manera vergonzosa, sin que nadie del gobierno se atreva a pedirle responsabilidades. Después hacer acto de presencia en el saludo protocolario a Macron, Aragonès se fugó del encuentro por no escuchar los himnos de España y Francia y como protesta por la «presencia del Ejército español en Cataluña».
¿Se imaginan en Estados Unidos que un dirigente local expresase este desprecio por el himno en una cumbre internacional? No duraba ni 24 horas en el cargo, pero España es diferente y aquí todo vale, todo lo que haga la izquierda y el separatismo más radical.
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