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Considerando, que es del todo necesario informar a la opinión publica desconocedora por ignorancia unas veces, por desinterés otras y las más por “abducción”  a través del mantra establecido y repetido hasta la extenuación “Golpe de Estado de 1936”; se hace necesario mostrar a  luz pública, informaciones, datos, documentos etc., con la finalidad de que se conozca la verdad, sobre las causas y el desencadenante  de la contienda española de 1936.

La “Causa Genera 1943 Ministerio de Justicia”, está al alcance de quien quiera leerla, escaneada, con las correspondientes imágenes y reseñas tipográficas, de números de documentos, acreditados todos ellos, tanto testifical como documentalmente.

Asi pues, a lo largo de estas entregas, con la inestimable ayuda y apoyo de El Correo De España, pretendo dispensar, retazos, fracciones, escritos, lugares, fechas, direcciones etc.;  del mayor fondo documental existente aun a día de hoy que es la “Causa General de 1943, Ministerio De Justicia”; con el fin de facilitar una lectura más breve, progresiva y accesible; del que paso a reproducir su tercera  parte  de manera textual en cursiva:

Profanación de tumbas de religiosos en Toledo por asesinos del Frente Popular.

Desde que las turbas, de las poblaciones donde el Alzamiento Nacional había fracasado, o no se había producido, su actuación se caracterizó por su feroz brutalidad, dando comienzo al terror mas desenfrenado. Imperan el asesinato y el robo. Quien no poseía un carnet sindical o de algún partido del Frente Popular de fecha anterior al 18 de julio carecía de personalidad jurídica y del derecho a la vida y podía ser impunemente y a capricho muerto por cualquier miliciano.

Algunas categorías sociales son consideradas inexorablemente acreedoras e la pena de muerte, o mejor dicho, al asesinato sin formalización judicial alguna. Asi sucede principalmente a los sacerdotes o militares. La misma suerte cabe a los afiliados a La Falange Española, al Partido Tradicionalista y al os partidos considerados de orden y a muchos partidos republicanos de los no incorporados al Frente Popular. Los Funcionarios judiciales y del Ministerio Fiscal son perseguidos con encono y se encuentran a merced de las chekas y milicias del Frente Popular en las que tanto abundan los criminales comunes deseosos de venganza.

En muchas familias son asesinados todos sus miembros varones y en gran número de casos sufren también  la misma suerte las mujeres, muchas de las cuales son antes ultrajadas si bien el explicable pudor de las familias interesadas, hace que los casos de violación judicialmente acreditados resulten menos numerosos que los ocurridos en realidad.

La venganza personal y el ánimo de rapiña por parte de  unas turbas de criminales y de delincuentes comunes en cuyas manos había puesto el Gobierno del Frente Popular las  armas y el poder son también motivo muy frecuente de crímenes, cometidos unas veces por las “chekas” y otras, directamente, por cualquier grupo de milicianos.   

Durante los seis primeros meses que culmino la táctica del terror anárquico, este corrió, generalmente en las capitales y grandes oblaciones a cargo de las “chekas”. En los Municipios rurales se constituyen Comités revolucionarios que arman sus propias milicias locales y juzgan, asesinan y despojan a sus convecinos, comenzando generalmente por el sacerdote.

El Frente Popular suele dar a sus elementos armados dedicados a imponer el terror en la retaguardia una organización rudimentaria bajo diversos nombres, según la población de que se trate: Milicias de Vigilancia de Retaguardia, en Madrid; Patrullas de Control- al mando del anarquista Aurelio Fernández- Barcelona; Guardia Popular Antifascista, en Castellón; Milicias Armadas Obreras y Campesinas, en Almería etc. Pero este encuadramiento, si bien confería autoridad a tales milicianos que la empleaban en beneficio propio o de las organizaciones políticas o “chekas”, de que dependían, no les sujetaba a la menor disciplina ni moderación en su conducta.

Los atentados contra la vida y la libertad de los españoles iban unidos a toda clase de desmanes contra los demás valores públicos y privados, tanto morales como materiales. La Religión; la Cultura, el Arte y el Patrimonio económico, sufren el embate de la furia subversiva. Incautaciones arbitrarias de fincas, de explotaciones industriales e incluso de viviendas familiares y de modestos comercios o industrias, son fenómenos corrientes dentro de la vida marxista. Algunas organizaciones obreras-  como ocurrió con la C.N.T. DE Madrid, mediante su organización denominada “La Contraguerra”,-se incautaron de gran parte  de la propiedad urbana; pero no para condonar sus rentas a los inquilinos  sino para percibirlas coactivamente de beneficio propio. En los casos de mayor benignidad, la incautación de empresas era sustituida por Comités de Control Obrero, que mediatizaban por completo la personalidad rectora del Director del negocio.   En algunas poblaciones en que el Movimiento Nacional triunfo inicialmente, si bien por el aislamiento respecto de las demás fuerzas nacionales, tuvo que ceder ante la presión roja, se acusa el vivo contraste de procedimientos: tanto en Guadalajara como en Albacete, que durante unos días del mes de julio se encontraron bajo el mando nacional hasta que sucumbieron al ataque marxista, no se produce un solo caso de muerte violenta decretado por las autoridades nacionales; en tanto que, dominado luego la población por el marxismo, la represión ejercida por el Frente Popular es sangrienta, no solo en los primeros momentos, sino durante mucho tiempo después, como ocurrió en Guadalajara donde  las milicias marxistas atacaron en el mes de diciembre de 1936 la Prisión Provincial, asesinando a las personas que allí se encontraban detenidas.

Son modalidades características del terror impuesto por el Frente Popular el ensañamiento y las mutilaciones; constantemente se repiten casos de víctimas enterradas o quemadas vivas, muertas a palos o sometidas a torturas semejantes.

Asesinos del Frente Popular ridiculizando las vestiduras litúrgicas tras asaltar una iglesia.

 

En Madrid, el General republicano Eduardo López Ochoa es sacado por las milicias del Hospital Militar de Carabanchel, donde se encontraba enfermo y es asesinado; su cadáver es decapitado por dichas milicias, secundadas por las turbas que pasearon la cabeza del General por las calles céntricas de Madrid.

Luis Vales Alvares de cuarenta años de edad, fue detenido el 17 de agosto de 1936 al acudir al Cementerio del Este ha hacerse cargo del cadáver del General Fanjul- fusilado por los rojos.- para darle sepultura, siendo asesinado el referido Sr Vales cuyo cadáver fue hallado en las tapias del cementerio de Vicalvaro.

El cadáver de D. Diego García Alonso de veintinueve años de edad, empleado, apareció a mediados de agosto de 1936 en la Pradera De San Isidro con la cabeza machacada. 

Doña Inés Benítez Jaén, no obstante su avanzada edad,  de sesenta y ocho años, fue detenida por el exclusivo motivo de su piedad religiosa en su domicilio de la calle de Velázquez III, en los primeros días de diciembre de 1936 sin que su cadáver pudiera ser encontrado por la familia.

La anciana de setenta y cuatro años, Doña Asunción Del Valle Pérez, con domicilio en la calle del Miño numero I,  fue detenida el 26 de noviembre de 1936 por unos milicianos, habiendo aparecido su cadáver con numerosas heridas de arma de fuego en distintas partes del cuerpo. 

Una familia compuesta por; Doña Dolores Crespo Iglesias, de cuarenta y dos años de edad, su hija María de los Dolores Jiménez Crespo de diecisiete años y su sobrino Vicente Arnau Crespo de quince años, fueron detenidos el 30 de septiembre de 1936 a la puerta de la Cárcel Modelo, adonde habían ido a visitar al marido de la primera, sin que volviese a tenerse más noticias de las víctimas ni hayan sido identificados su cadáveres.

Según denuncia del Teniente Coronel D Rafael Soto Reguera, un vecino de su casa, calle Torrijos 69,cuyo nombre desconoce por haber vivido dicho señor,, solo y sin familia alguna, fue detenido en su domicilio, sobre el 20 de julio de 1936  por un grupo compuesto de siete hombres y una mujer que llegaron a agredirle  con las culatas de los fusiles sin respeto a su avanzada edad del Señor en cuestión, que frisaría los ochenta años; y aquella noche se supo ,que el cadáver del anciano detenido, había aparecido con varias heridas de arma de fuego, en el Campo del Pilar, detrás de la Iglesia de la Guindalera. La Causa General ha identificado a esa víctima, que resulta ser; D. Agustín Enríquez Fernández, de ochenta y cinco años, natural de Guardo (Palencia), este anciano que se encontraba impedido, fue detenido por un grupo de milicianos que le acusaban de haber hostilizado a las milicias; conducido detrás de la Iglesia del Pilar en la Guindalera, al atardecer del día 20 de julio de 1936, fue asesinado por los milicianos, rematándole a tiros una miliciana joven, que también había tomado parte en la detención , existiendo testigos presenciales de este crimen, tal como Doña Patrocinio Pastor Carpintero.

Según declaraciones testificales en la Causa General de Madrid, D José Antonio Rodríguez Celis, Marques de Trebolar, de veintidós años, de profesión Abogado y con domicilio en calle de Alcalá 103, -que había logrado escapar de Paracuellos del Jarama, en done estaban siendo asesinados en la mañana del 8 de noviembre de 1936 los presos evacuados de la Cárcel Modelo- llego herido al inmediato pueblo de Ajalvir,(Madrid) solicitando asistencia facultativa, en cuyo momento, los componentes del Comité rojo de la localidad y varios vecinos más, en un número de 30 a 35, llevaron en tropel al fugitivo por la carretera de Ajalvir a Estremera, y en el kilómetro I aproximadamente, le dispararon por la espalda varios tiros, arrastrándole acto continuo a una fosa, no sin antes, un individuo llamado Teófilo Recio aplastase la cabeza a la víctima con una piedra de gran tamaño, “proeza” que festejaron luego los asesinos en una taberna del pueblo.

Doña Valentina Fernández Urrisola, de cincuenta y ocho años de edad, casada, con domicilio en la calle Núñez de Balboa, 78, fue detenida por unos milicianos rojos, que pretendieron obligarla a revelar el paradero de su hijo, y al negarse a manifestarlo la referida señora, fue sacada de su casa, desconociéndose desde entonces su paradero.

Cuatro religiosas del convento de las Siervas, de María del pueblo de Pozuelo de Alarcón (Madrid), fueron detenidas en casa de un vecino de la localidad, donde se habían refugiado, y, conducidas al Comité de Aravaca, establecido en “Villa María Carmen”, fueron maltratadas oyéndose desde el exterior, los lamentos de las detenidas, sin que hayan aparecido sus cadáveres. Las víctimas son: Sor Aurora López González, de ochenta y seis años, Sor Aurelia Arambarri Fuente, de setenta años; Sor Daria Andiarena, Sarasqueta, de cincuenta y siete; y Sor Agustina Pena Rodríguez de treinta y cinco años. En los malos tratos inferidos a las religiosas intervino una miliciana armada de fusil.

Don Antonio Díaz Del Moral, vecino de Cienpozuelos, fue detenido por el Comité de Investigación de la referida localidad, y el 1 de octubre de 1936, fue sacado de la cárcel y conducido al Comité del pueblo; donde sufrió toda clase de insultos y vejaciones, y llevando luego al embarcadero de reses bravas, de D Joaquín López de Letona , después de llenar de fango al detenido en una acequia de riego, lo ataron con una soga por debajo de los brazos, colgándolo de uno de los chiqueros de los toros, donde el Sr Díaz Del Moral, fue corneado por la res allí encerrada, y cuando los criminales se cansaron de esta escena, le fueron cortadas las orejas a la víctima,  por un individuo, llamado Primo García Hernández; seguidamente el señor Díaz Del moral, fue atado, a la parte trasera de un automóvil que lo condujo, arrastrándolo hasta un olivar sito en la vega, donde los milicianos lo colgaron de un árbol, y lo remataron a tiros; el cadáver que presentaba múltiples heridas por asta de toro, arma blanca y de fuego; fue hallado en el referido olivar próximo a la localidad de San Martin de la Vega.

Al labrador, vecino de Arganda, Don Vicente Milán Sánchez; lo asesinaron las milicias de dicho pueblo después de hacerle cavar su fosa, y de sacarle los ojos, según declaración prestada ante la Causa General de Madrid por los parientes de la víctima.

Profanación de sepulturas de religiosos, católicos y nacionales, por los asesinos del Frente Popular

 

Una familia compuesta por D Julio Fernández Carvajal y García; empleado; Doña Gloria Bernabeu Pita, esposa del anterior, y por dos hijos del matrimonio; Jesús María Fernández Carvajal y Bernabeu, de dieciocho años y María del Carmen Fernández Carvajal y Bernabeu, de veintiún años fueron conducidos por las milicias del pueblo de Pozuelo de Alarcón, al término municipal de Boadilla del Monte, donde fueron asesinados el día 10 de agosto de 1936, habiendo aparecido sus cadáveres abrazados  por parejas, y recogidos en esta forma por una camioneta fueron conducidos al Cementerio de Pozuelo; este asesinato, denunciado por una hija superviviente; ante las autoridades nacionales, fue presenciado por un vecino de Boadilla del Monte, que después de la liberación de España, presto la oportuna declaración, ante la Causa General de Madrid, en 13 de mayo de 1942, y reconoció en rueda a los asesinos.

Otra familia, compuesta, por D Felipe Rovira Herráiz, y sus hijos; D Ignacio, D Hilario, D Enrique y D Felipe Rovira Astorga, fu asesinada también en Madrid, por las milicias del Frente Popular.

El testigo, D Ángel Hurtado Navarro, sobrestante de obras públicas, que fue obligado por los marxistas a prestar servicios, en diciembre de 1936, en el lugar conocido por Somontes, próximo a la carretera de Madrid a El Pardo, presencio la ejecución de numerosos asesinatos, en dicho lugar, según declaración prestada por dicho señor, ante la Causa General de Madrid, destacando entre los crímenes cometidos, el perpetrado por unos milicianos que llegaron en un automóvil contra un grupo que llevaban detenido, y que se componía, de un señor de unos cincuenta años, de dos muchachas de entre diecisiete y dieciocho años, y de un joven de unos veinte, todos los cuales, por su mutuo parecido, debían pertenecer a la misma familia; según el testigo, al descender del coche, las jóvenes se hincaron de rodillas ante los milicianos pidiendo a gritos clemencia para su padre, no obstante lo cual, todos ellos fueron asesinados.

Otra familia compuesta por; D Francisco  Collado López, y sus hijos; Julián Concepción y Luis Collado Oliver, de veinte, diecinueve y catorce años, respectivamente, fueron detenidos y asesinados luego en la carretera de El Pardo el día 6 de noviembre de 1936, siendo también asesinada, Doña Juana González García, esposa de D Julián Collado, y detenida al mismo tiempo que sus demás  familiares.

Los hermanos; D Casimiro, D Tomas y  D Luis Penalva Baillo, fueron detenidos el 31 de agosto de 1936, por milicianos del Ateneo Libertario de Delicias, que los condujeron a la “checa”, establecida en la iglesia de las Agustinas, de donde fueron sacados, para ser asesinados en el Km siete de la carretera de Andalucía; habiendo sido reconocidos sus cadáveres, en el Depósito Judicial; al mismo tiempo, fueron detenidos tres servidores de la familia Penalva, llamados, D José María Rubio Escribano, D Santiago Luceron y Sánchez Pardo, y D Francisco Muñoz Quirós, que también fueron asesinados juntamente con los tres primeros, habiendo aparecido los seis cadáveres en el lugar ya mencionado.

Un matrimonio compuesto por; D José Alaejos Mateos, chofer del Ayuntamiento, y Doña Amelia Pereira Arribas, fueron detenidos en septiembre de 1936, y conducidos a la “checa” oficial de Fomento, yendo acompañados de una hija del matrimonio, llamada Amelia, de dos años de edad; el cadáver de D José Alaejos, fue hallado el 20 de septiembre de 1936, pero no asi el de su mujer y su hija de dos años, cuyo paradero se desconoce.

El 7 de noviembre de 1936, fueron detenidas en su domicilio del Paseo de la Castellana número 51-duplicado- las cinco personas siguientes de una misma familia; D Luis Hermida Villelga, de sesenta y ocho años, Abogado; su esposa Doña Carmen Ayala Laguna, de cuarenta y cinco años, y los hijos del matrimonio; Luis Hermida Ayala de veintiún años, estudiante y Berta Hermida Ayala de veintitrés, años; al propio tiempo fe detenido, D Enrique Ayala Laguna, de treinta y cinco años de profesión mecánico. Los cinco detenidos fueron llevados, a un puesto de Milicias de Vigilancia, establecido en el número cuatro de la carretera de San Francisco y el nueve del mismo mes, ingresaron sus cadáveres en el Depósito Judicial. El portero de la casa de la familia Hermida, era agente de la “checa” de García Atadell, y formaba parte del grupo de porteros, adscrito a dicha “checa”, y que tan gran número de delaciones aporto a la misma durante su funcionamiento.

El día 19 de noviembre del mismo año; 1936, fueron detenidos, por un grupo de milicianos catalanes de la F.A.I.; cinco personas de una misma familia que tenían su domicilio en la calle de Ruiz número 22 de esta capital. Los detenidos fueron conducidos a los altos del Hipódromo, y asesinados; habiendo sido vistos los cadáveres, acribillados a balazos en el Deposito del Hospital Clínico de San Carlos. Fueron las víctimas; Doña Amparo Serrano Martínez, de treinta y cinco años; casada; D Alfonso Camacho Shaw, agente comercial; de treinta y cinco años; D Antonio Martín  Crespo; propietario, de sesenta y cuatro años de edad; Doña Enriqueta Shaw Nation; tía de D Alfonso Camacho, y, finalmente la anciana María Del Carmen Cabello Izarra, pensionista de setenta y cuatro años de edad, hermana política de Doña Enriqueta Shaw, anteriormente mencionada.

Según denuncia de Doña Luisa Rodríguez Ceballos, presentada en siete de octubre de 1941, los padres de la denunciante; D Ambrosio Rodríguez Cuesta y Doña Dolores Ceballos Coscolla, asi como el niño de 14 años Antonio Rodríguez Ceballos, y un sacerdote pariente de la familia, D José Coscolla Cavero, fueron de tenidos en su domicilio de Madrid el 4 de septiembre de 1936, por milicianos del Ateneo Libertario del Puente de Vallecas y asesinados.

Solamente en la “checa” comunista de la Guindalera, a cargo de los milicianos de la vigilancia de retaguardia, fueron asesinados entre multitud de personas de uno y otro sexo, y de todas las edades y condiciones sociales, varias señoras de una misma familia llamadas; Doña Dolores Cacho de Ochoa, Doña Francisca Zazo Ochoa, Doña Elisa Querol Masats  de Agusti, Doña Josefa Tomas Masats de Querol,  y las señoritas; María Luisa y Pilar Valledor Querol, y una sirvienta de la familia llamada María Leal.

En la calle de Serrano número 100 de Madrid, fueron detenidas en noviembre de 1936, Doña María de la Hoz y Bárcena, vizcondesa viuda de Ros de Olano, asi como Doña Isabel de Vega y de la Hoz, hija de la anterior; y un sacerdote llamado D  Antonio Cortes, siendo los tres asesinados; los milicianos autores del crimen, de acuerdo con las sirvientas de las víctimas, denunciantes de sus señoras, ocuparon y saquearon el piso de estas últimas.

Doña Basilisa Andrés, fue conducida el 22 de agosto de 1936 a la “checa” de la calle de Antillon, número catorce, siendo asesinada al día siguiente, y desconociéndose el paradero de su hijo de cinco años, Carmelo López Andrés, que iba en brazos de su madre, y que únicamente se sabe “que al ser maltratada por los milicianos dicha señora; fue arrancado de los brazos de esta y golpeado contra la pared”.

Como dato significativo  sobre los móviles y procedimientos de las milicias marxistas erigidas en dueñas de la zona roja, y de la complicidad y aquiescencia de las autoridades del Frente Popular, puede citarse también el siguiente: Los Duques de la Vega y Veragua, -este último descendiente del descubridor de América, de edad avanzada y que ninguna actividad política había desarrollado durante su vida-, fueron detenidos por móviles exclusivos de robo, por unas milicias “socialistas” dirigidas por un individuo de este partido llamado Zacarías Ramírez, convertido en capitán.

Asesinos del Frente Popular regodeándose en el espectáculo de la muerte.

 

Fueron inútiles, todos los requerimientos de las representaciones diplomáticas, para que el Ministro, de Asuntos Extranjeros, Álvarez del Vayo, garantizara la vida de los detenidos de los que ningún peligro representaban para el régimen rojo.

Finalmente, los dos mencionados señores fueron asesinados después de un prolongado secuestro; no sin que antes el jefe socialista, obligase al Duque de Vergara a transmitirle bajo ciertas solemnidades jurídicas, la propiedad de una finca que el Duque poseía en la provincia de Toledo. Suceso criminal al que ya se refirió, autorizadamente el entonces Embajador de Chile; Excmo. Señor D Aurelio Núñez Morgado; quien en una carta, asi como en una conferencia dada el 30 de enero de 1939, en Paris en la “Academie Diplomatique Internationale” relato las estériles gestiones de las representaciones americanas en favor del último descendiente de Cristóbal Colon. Las hermanas del agente consular del Uruguay en Madrid, Doña Dolores y Doña Consuelo Aguilar- Mella Díaz, fueron detenidas por milicias comunistas de la Pasionaria, el 19 de septiembre de 1936, habiendo aparecido en la carretera de Andalucía, el día 20, los cadáveres de ambas víctimas; brutal crimen que determino la ruptura de las relaciones entre el Gobierno Uruguayo y el gobierno Marxista español.

El 2 de julio, fue detenido en su domicilio por unos individuos que se dieron a conocer como “policías”, el Diplomático D Enrique  Ordoñez Lecaros, no obstante, encontrándose imposibilitado de un brazo, y a pesar de las protestas de su esposa Doña Lea Bourdoiseau, de nacionalidad francesa que trato de oponerse a la detención. Los agentes rojos de policía, se apoderaron en casa del Sr Ordoñez, de un maletín que este tenía guardado y que contenía paquetes de alhajas por valor de unas 450.000 pesetas, propiedad de la expresada Doña Lear Bourdiseau. Después de permanecer secuestrados en una “checa”, policiaca de la calle de Génova, sometida a la influencia del Comité Local de Defensa de la C.N.T. el Señor Ordoñez en unión de D Juan Roca de Togores; marqués de Alcedo y de  D Miguel Treviño López con el detenidos, fue trasladado a la comisaria de policía, del distrito de Buenavista; que ante las reclamaciones de la esposa del secuestrado, había accedido a intervenir. Pero enseguida y bajo las exigencias de la C.N.T. los detenidos fueron entregados a dos agentes de policía anarquistas, llamados Antonio Ariño Ramis y Francisco Vargas Mejías, quienes restituyeron a la “checa” de procedencia, a los mencionados señores, que fueron asesinados.

En la eliminación de los señores Ordoñez, Roca y Treviño, tuvo intervención decisiva la “checa” anarquista conocida por “Campo Libre” y el miliciano de la misma filiación,  Ángel Campos Torresano “El Chino”, habiendo pasado las alhajas y valores incautados a poder del Comité local de Defensa de la C.N.T, que además asesino al poco tiempo a Ángel Campos Torresano, por no haber conducido  este individuo con la discreción debida, la misión de robo y asesinatos que el Comité de Defensa le había conferido.

 

Victima femenina de las checas horriblemente torturada

Estos hechos denunciados a raíz de la liberación de Madrid por las respectivas familias de las víctimas, se encuentra corroborado con todo detalle por una investigación practicada en el año 1937 por la propia policía marxista, que esclareció este suceso sin que tal información trascendiera, ni diera lugar a la menor sanción contra los asesinos, por haber sido ocultados los resultados, de la misma por el comisario general de la policía roja en Madrid, David Vázquez Baldominos.

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