09/05/2024 17:22
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Desgraciadamente, España en estas últimas décadas viene soportando demasiadas plagas que atentan contra la integridad territorial, sus seculares tradiciones, su historia, la monarquía parlamentaria como forma política del Estado, en definitiva, contra la Constitución y la soberanía nacional de la que son propietarios todos los españoles, cualquiera que sea su origen o procedencia.

¿Quién duda que las moscas son impertinentes y molestas? su natural destino es el despanzurramiento por tocarnos los mismísimos, empleando diversas técnicas, unas, más sutiles y otras, harto agresivas, pero, todas fatales y determinantes.

Nos resta una consideración, una “mosca cojonera” no es una mosca cualquiera, la Pseudolynchia canariensis, adquiere unas características singulares que la hacen absolutamente insoportable; da a luz a crías vivas en lugar de huevos, produce leche para alimentarlas y adaptan su forma para poder vivir adosadas a otros animales, libando su sangre y sus fluidos vitales.

Sirva este proemio entomológico para referenciar a la “mosca cojonera” con el independentismo catalán, separatistas arrastrados en primera instancia por el catalanismo, y el nacionalismo catalán después que imaginaron a Cataluña como nación a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Este siniestro y disolvente proceso se inició creyendo que podían organizar un país eficiente y elitista, pensando más en las dimensiones particulares y los egoístas intereses de un club privado que en la real envergadura y magnitud de un Estado; continuó alumbrando un nacionalismo excluyente que engulló al catalanismo integrador; terminando por aplicar la política congénita del independentismo, la denominada, tierra quemada.

Una de las principales causas de la perennidad del Procés catalán tiene su origen y explicación en el manifiesto abandono a que han sido sometidos  los catalanes que desean vivir con normalidad su identidad catalana y española, bien por parte de la Generalidad que los considera ciudadanos de segunda como por el traidor gobierno de la Nación,— cuyo presidente, de retrotraernos a la antigua Roma sería recordado en su historia como huésped de la Tullianum, prisión subterránea excavada en el foro—   que apuesta indecorosa y cobardemente por el pacto con los filoetarras y el independentismo catalán; no debemos olvidar la dejación de responsabilidades por parte de los partidos llamados “constitucionalistas” que han contribuido en gran medida a alimentar al monstruo independentista.

No podemos sustraernos, una vez que ha salido a escena el miserable gobierno de España, a calificarlo como “un grano en el culo” de todos los españoles, desdichadamente una parte de la ciudadanía es incapaz de aplicar el tratamiento que requiere su curación; habrá que esperar a las próximas elecciones para evitar que el forúnculo se infecte y se extienda la putrefacción por toda la extensión del tafanario nacional.

El separatismo, haciendo gala de su sociopatía que no demuestra discernimiento entre el bien y el mal, tiene como referente ético, político y moral a exdirigentes de una banda terrorista y se habla de condenados por asesinato como Carlos Sastre como “gran reserva del independentismo” en sus medios públicos.

Solo los malvados o los imbéciles ponen la criminal política por delante en tiempos de grave crisis.

He leído con placer unas líneas de Salvador Sostres que dicen: “solo el ridículo y la humillación es lo que a la catalanidad le espera y es imprescindible una larga ducha de descatetización para que vuelva a emerger limpia de fanatismo, de estupidez y de ese aldeanismo, entre victimista y pedante”.

El victimismo es el engrudo que utilizan para unificar y justificar todas las perversiones y latrocinios cometidos contra la ciudadanía, para intentar ocultar los monumentales ridículos nacionales e internacionales o sus vomitivos sectarismos, de igual manera actúan en lo relativo a las patológicas  fabulaciones históricas y sus burdas e infantiles mentiras…..todo lo tergiversan con el afán de convertirse en víctimas.

Del mismo modo que el impulso político dominante de Lenin nunca dejaría de ser el odio y sobre esa base emocional, su socialismo fue desde el principio una doctrina de destrucción, una de los inalterables factores que fomentan el separatismo en Cataluña es el chovinismo, por no citar directamente el segregacionismo excluyente y despreciativo.

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A esta mosca “cojonera” hay que enfrentarse en beneficio de  Cataluña y del resto de España; el “apaciguamiento”, concepto aireado y proclamado por el gobierno no es sino otra artimaña con un valor intrínseco de traición a la Constitución apoyada no ya por el polvo del camino en las togas de los príncipes del poder judicial sino por las materiales y explícitas zarrias adheridas a los faldones de sus trajes de ceremonia justiciera.

“Lo volveremos a hacer”, indica indubitablemente que quieren seguir en la partida, que no se levantan de sus cómodos “triclinia”; la reconciliación y el diálogo solo es posible desde el reconocimiento del error y la voluntad de rectificación y reparación, y ninguna de las dos existe.

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Aliena

Ah, caramba, que atentan contra «la constitución»… cuando yo habría jurado que es la Constitución la que establece que estos rebeldones puedan tener esas aspiraciones y hasta conseguirlas. Bueno, no pasa nada, que ya lo dijo el (anterior) rey «Constitucional»: «Hablando se entiende al gente». Disfrute usted de su monstruosa Carta Otorgada Setentayochista.

Aliena

Esta «mosca cojonera» no sólo no incumple al Constitución de marras ( que no es tal ) sino que está amparada por ella. Esperar remedio en unas elecciones es, como poco, de ilusos. Por mucho que censuren, señores.

Ramiro

¿APACIGUAMIENTO, de qué…?
Los etarras mandan en el País Vasco, y los separatistas en Cataluña.
Es como si dejas a un hijo malcriado que haga lo que le salga de los cataplines.
Seguro que se «apacigua».
¡Antes de pegarte una patada en el cuclo, y echarte de tu casa, claro!

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