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María del Rosario Guerra de La Espriella es una economista y profesora universitaria colombiana. Sostuvo recientemente que Gustavo Petro va a convertir el país en un narco estado. Yerra plenamente: a Petro se le adelantaron hace mucho, muchísimo tiempo y el súper campeón fue Alvaro Uribe Vélez. Estando en Aerocivil, catapultó espectacularmente el negocio. Iván Duque lo perfiló.
Con Petro, vuelta de tuerca
Colombia es un narco estado desde que Álvaro Uribe, narco 82, «agarró las rutas del narcotrafico de Pablo Escobar. Desde la citada Aerocivil partían ciento de avionetas cargadas con abundantísima y muy lucrativa farlopa. Petro, perfeccionando el business, sin más. De narcoestado paramilitar liberal a, digamos, narco estado paramilitar socialista. Pero siempre narco estado pedófilos. Y China, Rusia, otros BRICS y países musulmanes, incluidos.
El cártel de los Soles de Venezuela, el cártel de Sinaloa mexicano, y la producción de Spice en Uruguay de la Fundación Rockefeller: la «nueva» ruta española, trampolín hacia el resto del continente europeo. El hijo del Rey Elefante, of course ( el Gran Masón Felipe VI asistió a la toma de posesión del primer ministro de Colombia el 7 de agosto del 2022; meses después, visita devuelta). El retoño de Petro y sus bolsitas/bolsones de plástico en el domicilio presidencial. Y la presidencia europea de Sanchinflas, más cincel. Y todo tan bien pasteleado por los inicuos servicios secretos de todo el mundo.
La intervención policial española en la embajada mexicana en La Paz, Bolivia, 2019, parva puntita/tapadera del iceberg. Zetapé y sus asiduas visitas a Venezuela. Y, clave, entre otras, la financiación de los partidos españoles. Sobre todo de sus miembros, más o menos conspicuos. En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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