20/09/2024 08:38
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Cuando un artista rompe los límites de los géneros, disciplinas y etiquetas buscando incansablemente lo intangible, atemporal, espiritual, humano y profano, hablamos de un genio. Franco Battiato fue uno de ellos. Nos dejó a los 76 años. Después de recorrer el mundo entero partió, desde Sicilia donde nació, rumbo a la eternidad.

Un hombre del Sur, un italiano, pero sobre todo Battiato fue un hombre que obvió las márgenes de las culturas respetando todas sus riquezas, dejando un legado artístico innovador, intensamente bello y profundamente espiritual. Su música ya es clásica, universal. Definirlo solo como músico o compositor sería injusto y reduccionista. Lo fue, pero también un prodigio multi instrumentista, arreglador, director, escritor, pintor, poeta. Un artista inclasificable, que está más allá de los géneros, modas y tendencias, un vanguardista, un explorador del mundo de la música, sonidos, ritmos y lenguajes expresivos. Battiato hizo minimalismo, rock sinfónico, música de cantautor, electrónica, pop, sacra, étnica, clásica, folklore, experimental, psicodelia…

Durante una trayectoria artística de más de medio siglo, primero como Francesco y luego Franco, exploró en la espiritualidad, la filosofía, e incluso en lo esotérico y mistérico, para crear su música y sus canciones. Lo simple se conjugaba con lo profundo, en definitiva, como la vida misma.

Canciones como himnos: La cura, E ti vengo a cercare, La stagione dell’amore, Voglio vederti danzare, Povera Patria, Radio Varsavia o Centro di gravitá permanente son solo algunos de tantos. Músico culto, de vanguardia, experimental y también popular. Bebió de fuentes tan ricas y disímiles como la cultura clásica, el esoterismo oriental, la vanguardia experimental, el pensamiento de Gurdjieff, Platón, Plotino, el sufismo, o la psicodélia. Sin embargo, compuso el disco más pop de la historia de la música italiana “La voce del padrone”, el primer álbum que solo en Italia vendió un millón de copias. También ganó el festival de Sanremo con Per Elisa. Ese también fue Battiato.

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Su muerte ha sido recordada por todo el arco político italiano: Giorgia Meloni, Mateo Salvini, pasando por Giuseppe Conte y Enrico Letta lo han despedido como uno de los suyos, y eso tiene mérito. Battiato no fue de nadie y eso lo hizo de todos.

 

Hace tiempo advirtió: “Vacío de sentido se derrumba Occidente, asfixiado por la codicia y la absurda sed de poder. Y desde Oriente hordas de fanáticos…”. Hoy vemos como lamentablemente se transformó en un presagio que está cumpliéndose delante de nuestros ojos.

Hubo un momento crucial en su vida cuando conoció y entabló una relación personal y estrechísima con el filósofo siciliano Manlio Sgalambro, que le regaló magníficas poesías para sus canciones. Además de ellas, Battiato recibió su sabiduría. “Mi maestro me enseñó lo difícil que es encontrar el amanecer en el crepúsculo…”. Propongo seguir su consejo: sigamos buscando el amanecer aunque no sea fácil.

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José Papparelli
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