24/11/2024 00:14
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Zelinski  ha dado un paso histórico hacia la paz al renunciar a la OTAN reconociendo implícitamente que esta ha venido jugando con Ucrania en sus provocaciones a Rusia.   Él sabía que la cuestión era casus belli, como lo sabía la OTAN, pero solo cuando la guerra se concretó se dio cuenta de que le estaban dejando solo. Poco antes de su última declaración, escribí este comentario:
En cuanto a España, si algo se ha puesto de relieve es el escaso rigor intelectual y moral  de la masa de políticos y analistas españoles, y su carácter servil. Una vez más entre tantas, como cuando la destrucción de Libia. Aparte prescindir de “menudencias”  como la satelización de España por las potencias dominantes de la OTAN, estos analistas, que ahora quedan en el mayor ridículo,   olvidan lo más elemental en una guerra: las intenciones de cada contendiente.
¿Qué quiere Putin? Básicamente, que se cumplan los acuerdos de Minsk. Recuérdese que Rusia derrotó fácilmente al ejército ucraniano cuando este intentó doblegar la resistencia de la cuenca del Don (Donbás). En ese momento pudo haber avanzado sin apenas obstáculos sobre Kíef, pero prefirió negociar en Minsk unos acuerdos cuya esencia era la autonomía de las provincias del Donbás, cuyos votos, a su vez,  harían imposible  la entrada en la OTAN.
¿Qué quiere Zelenski?  Ni este ni su antecesor Poroshenko hicieron  en siete años el menor intento de aplicar los acuerdos de Minsk, sino que  prosiguieron una política abiertamente antirrusa y pro entrada en la OTAN. ¿Por qué lo hicieron? Obviamente, porque creían tener el respaldo de la OTAN, que sin duda le hizo  promesas. Engañado por ellas, siguió desafiando a Rusia, y al verse abandonado por sus esperados protectores  quiere salvarse comprometiendo en la guerra al resto de Europa.
¿Qué quiere la OTAN? La OTAN (Usa e Inglaterra en la práctica) quiere destruir a Rusia como potencia militar y económica que ven como rival. Para ello ha utilizado a Kíef hasta provocar la guerra. ¿Por qué ha querido la guerra en Ucrania? Porque puede utilizarla para desgastar a Rusia y arruinarla. El único problema que tiene es el poder nuclear ruso pero, ello aparte, los presupuestos militares useños superan en ¡13 veces! al de Rusia, y con el resto de la OTAN en ¡18 veces! De no ser por el arma nuclear, ya se habrían lanzado sobre Rusia como hicieron sobre Irak,  Libia o Serbia
No entender las intenciones de cada cual convierte el análisis en un embrollo o una estafa,  y la información en propaganda de guerra. Como comprobamos a cada paso. La paz puede ahora llegar por una doble vía: la renuncia de Kíef a la OTAN y el alto coste que está suponiendo para Rusia una resistencia mayor que la esperada. Esperemos que la ocasión no se eche a perder.
Por lo que respecta a los intereses de España son, en primer lugar, que la guerra podría  degenerar en una conflagración general europea  como las pasadas, que prácticamente hundieron a Europa; en segundo lugar, que España no tiene conflictos con Rusia y  sí con sus “amigos y aliados”, los intereses de los cuales buscarían  arrastrarla al conflicto; y en tercer lugar, que la política de los nacionalistas ucranianos recuerda demasiado a la de los separatistas en España, razón de más para permanecer neutrales.

Autor

Pio Moa
Pio Moa
Nació en 1948, en Vigo. Participó en la oposición antifranquista dentro del PCE y el PCE(r)-Grapo. En 1977 fue expulsado de este último partido e inició un proceso de reflexión y crítica del marxismo. Ha escrito De un tiempo y de un país, sobre su experiencia como "revolucionario profesional" comunista.

En 1999 publicó Los orígenes de la guerra civil, que junto con Los personajes de la República vistos por ellos mismos El derrumbe de la República y la guerra civil conforman una trilogía que ha cambiado radicalmente las perspectivas sobre el primer tercio del siglo XX español. Continuó su labor con Los mitos de la guerra civil, Una historia chocante (sobre los nacionalismos periféricos), Años de hierro (sobre la época de 1939 a 1945), Viaje por la Vía de la Plata, Franco para antifranquistasLa quiebra de la historia progresista y otros títulos. En la actualidad colabora en ÑTV, Libertad DigitalEl Economista y Época.