04/05/2024 04:39
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Hace 9 años nos dejó D. Blas Piñar, y cómo todo motivo es bueno para escribir sobre su figura antaño célebre y hogaño olvidada, porqué no hacerlo con una excusa tan buena como lo es la del aniversario de su fallecimiento.

Era yo muy canijo con doce años cuando empecé a escuchar a Blas directamente, y desde ahí hasta su muerte le veía un mínimo de cuatro veces anuales, lo que quiere decir que echando cuentas le escuché un mínimo de 160 veces. Daba gusto escucharle, que cabeza no tendría que daba unos mítines, discursos o conferencias que ya bien duraran cinco minutos o una hora, siempre eran sin un papel delante, con una estructuración y un desarrollo perfectamente construidos, expuestos y expresados.

Ya fuera en el Congreso de los Diputados, de dónde quedan filmadas algunas intervenciones y por supuesto en las Actas del Congreso registradas, ya fuera en una presentación de un libro, ya fuera en una cena de un curso político o a los postres de cualquier comida de tantas que lo eran conmemorativas y reivindicativas, en la Plaza de Toros de las Ventas o en conferencias propiamente dichas, muchas de ellas grabadas en cinta, no se observa repetición de discurso, argumentario o exposición. Inaudito en el elenco de cualquier autor.

El grado de dicción, manejo del lenguaje, expresividad corporal y entonación, debería estudiarse como modelo a seguir y registrarse en los libros de cómo hablar en público.

Pero la oratoria no era sino una mínima parte de su fuerza de bestia parda, intelectual y su empuje incansable en su devenir político.

Blas creó un cuerpo doctrinal nunca reconocido al saber vehicular la fuerza de la revolución innovadora, juvenil, nacional y militante con el aplomo doctrinal de la Tradición española en su más amplia definición. Fundiendo en uno el dinamismo juvenil militante sobre la base de unos principios sólidos e inherentes a la idiosincrasia de España como ente inmanente.

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Supo aunar lo bueno de muchas tendencias en ese proyecto político que empezó como una nueva fuerza que se llamó por ello y no al azar Fuerza Nueva.

Fue Fuerza Nueva baluarte y bastión defensivo, así como ariete de lucha contra el comunismo hasta el mismo día de su disolución, quizá errónea, un 20 de noviembre de 1982.

Fuer Fuerza nueva freno al ímpetu progre de la época trabajando en varios frentes. A nivel local, regional y nacional con una nutridísima red de sedes distribuidas por toda España que no hacían más que crecer.

A nivel doctrinal, con el desarrollo de una innumerable sucesión de actos, discursos, mítines, ponencias, publicaciones que no pararon en ese 1982 sino que continuaron hasta el mismo 2014 año en que falleció Blas. Cuna de formación de líderes y semilla de multitud de organizaciones que de ella salieron, bien cómo prolongación, Fuerza Joven, Fuerza Nacional del Trabajo, bien como escisión Frente de la Juventud, Movimiento Católico Español, y un largo etc. cuyo encaste era troncal y único.

A nivel de militancia, con un titánico desarrollo de propaganda incansable, con los medios de la época, sin internet, sin móviles, a base de medios que no diferían mucho de los utilizados en los años treinta, pegadas de carteles, caravanas de coches con megafonía, pasquines y hojas volanderas, pegatinas, pintadas, puestos en la calle, venta de la revista juvenil “Ofensiva” con voceadores y una presencia permanente en la calle, en la universidad , en el trabajo .

Desde esos tiempos iniciales de Blas en los que cientos de miles, sí , cientos de miles de españoles, hasta sus últimos actos políticos, muy mayor, operado de un cáncer de garganta y a los que asistíamos unos pocos, pasaron 40 años.

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Seguía Blas inasequible al desaliento, y ahí su mérito, su poder su fortaleza, una bestia parda.

Su obra escrita, más de quince libros de Teología, poesía, Teoría Política, Historia y reflexiones, cientos de discursos grabados, entrevistas, intervenciones televisivas etc., no lo hacen comparable a muchas personas.

En el convulso siglo XX la mayoría de los intelectuales de línea ideológica semejante, fueron pasados por las armas. Sólo llegaron a mayores y militando como líderes, Giorgio Almirante o Leon Degrelle. Muy pocos.

No tiene importancia el hombre, ya no está.

Tiene importancia su legado escrito y su ejemplo. Recientemente se están editando varios libros monográficos sobre detalles de su Obra. La acción por la a acción es pura barbarie, pero la acción motivada por una ideología para la consecución de un objetivo, es intelecto aplicado. Si además esa acción se refuerza mediante obra escrita que perdura, que pueden leer generaciones venideras, que se puede transmitir, que puede ser semilla de futuros pensadores y éstos de futuros militantes en aras de un bien común, la cuadratura del círculo se completa y hace que el esfuerzo de una vida no quede estéril.

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Lucas68

Fuí, como otros muchos falangistas que nos creíamos en posesión de la ‘pureza’ ideológica, adversario de Blas Piñar, pero ¡que falta nos hace en estos momentos!. Una figura como él agruparía sin complejos y con argumentos a todos los que sabemos que España va directa al precicipio.

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