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“MUERETE”, “DAS ASCO”,“ERES UNA VERGÜENZA PARA LA RAZA HUMANA”,”A TI NADIE TE QUIERE”,“ESTAS SOLA”, “YO FOLLO CON CONDON PORQUE SI NO, SALE UNA ABERRACIÓN COMO TU”… Y así, más de doscientos mensajes y audios en un grupo de whatsap creado específicamente para insultar y vejar a una alumna de tan sólo 13 años, en el Colegio Británico.
Noviembre de 2021. Los padres de la víctima ponen los hechos en conocimiento del colegio y exigen al centro que tome medidas. Al insoportable dolor de saber que su hija lleva más de dos meses padeciendo este acoso, se le suma la intolerable respuesta por parte del colegio, que pese las demoledoras pruebas aportadas, considera que los hechos no constituyen bullying. Así lo afirma en una carta dirigida a los padres el 20 de diciembre de 2021 y firmada por la Directora del Colegio Británico donde, con el colmo de la soberbia, la institución británica se jacta de escapar del control tanto de la Consejería de Educación como de sus servicios de inspección educativa y afirma textualmente que “son Ustedes libres de acudir a la inspección educativa pero les informamos de que somos un colegio privado inglés y nos regimos por nuestras propias normas”.
Ante semejante postura, los padres optan por abandonar el colegio y escolarizar a la menor en un centro de Reino Unido, no sin antes denunciar los hechos ante la policía. Interponen una denuncia (contra las niñas autoras de los mensajes y contra el Colegio Británico) en la Comisaría de Pozuelo de Alarcón por lo acontecido en su centro, que mientras no se demuestre lo contrario, es suelo español…
Hasta aquí, tan “sólo” un repugnante caso más de hipocresía de un colegio de tantos que dice perseguir y luchar contra el bullying y que cuando ocurre, lo permite. Prefiere negarlo y ocultarlo antes de reconocer que entre sus muros hay casos de acoso escolar. Pero lo más escandaloso está por venir.
De enero a mayo de 2022, Mónica, una compañera de clase de la víctima contempla estupefacta cómo las dos responsables de los mensajes presumen abiertamente en el patio, siempre orgullosas y entre risas, de no haber sido sancionadas y de haber logrado echar a su amiga de España. No se resigna a que, como casi siempre en estos casos, la víctima se vaya y las presuntas acosadoras se queden. Movida por la más profunda indignación, decide denunciarlo. Eleva las quejas gradualmente, pero sin ningún éxito, a los profesores competentes. Aconsejada por sus padres, recorre la jerarquía que comienza por la tutora, sigue con la jefa de estudios y acude también a la orientadora. Llega incluso a la Directora de Secundaria. No en vano, Mónica tiene en su poder los audios y mensajes que la víctima le ha compartido y que demuestran lo que ha sucedido en el primer trimestre del curso. Insiste ante todas estas instancias en que las dos compañeras no sólo no han pedido perdón, sino que están cada vez más empoderadas. Pero las respuestas que obtiene de ellos van todas en la misma dirección: ella está equivocada, no ha habido bullying. Unos y otros la instan a que deje el tema:“no es asunto tuyo”, le dice la tutora, “tu haz como si nada” contesta la orientadora, y hasta llegan a amenazarla si no asume la versión oficial del colegio: “a lo mejor este colegio no es para ti”, le dice la Jefa de estudios, o “ten cuidado porque si te abrimos un expediente no podrás estudiar en ningún otro colegio de Reino Unido”, palabras textuales. “Tu eres Mónica, verdad? Le pregunta intimidante la Directora del colegio cuando la ve sola en un pasillo, poniendo de manifiesto que todos saben quién es…
Ante la perseverancia de la niña, que pese a tener tan sólo 13 años no se pliega y continúa firme en su denuncia, siente lo que parece una estrategia coordinada entre varios profesores para que abandone el colegio. Mónica se ha convertido en un gran estorbo. No se entiende si no que quien hasta esa fecha era una alumna ejemplar y con un expediente brillante, complacida siempre con constantes elogios de los profesores por su comportamiento impecable, se convierta de pronto en una alumna conflictiva, reiteradamente sancionada, incluso expulsada en dos ocasiones por un pretendido mal comportamiento. Es incluso ella acusada de acoso por “miradas irrespetuosas”, según declara la carta de sanción recibida por sus padres en abril del 2022.
Los mismos profesores que antes la ensalzaban, ahora la sacan diariamente de clase, hasta quince veces en pocas semanas, a veces incluso en medio de los exámenes, para ser interrogada en los pasillos. Se pierde las explicaciones. Es señalada y estigmatizada, víctima de interrogatorios de todo punto ilegales en los que se siente coaccionarla para que termine reconociendo faltas que no ha cometido. Las calificaciones bajan, el estrés es máximo hasta que finalmente la menor es ingresada en Mayo de 2022 en el Hospital Quiron de Pozuelo de Alarcón, diagnosticada de anorexia nerviosa. El informe psiquiátrico recoge expresamente que la enfermedad es fruto del estrés sufrido en el centro escolar. Ha perdido más de diez quilos, tiene una masa muscular del 16% y necesita Orfidal. Su densitometría ósea revela que tiene los huesos de una persona de 82 años. El equipo médico de la Unidad de Trastorno de la Alimentación del citado Hospital Quirón recomienda que no vuelva a ese colegio.
A día de hoy, hay una querella criminal admitida a trámite en el juzgado num 4 de Pozuelo de Alarcón contra cuatro miembros del Colegio Británico por ACOSO INSTITUCIONAL a una alumna. Veremos si la justicia española es competente para conocer de un supuesto caso de acoso en Pozuelo de Alarcón, o si como pretende el Colegio Británico, al tratarse de un nuevo Peñón de Gibraltar, (pese a no constar Pozuelo de Alarcón en la Paz de Utrech de 1713 ), se rigen por las leyes penales inglesas…
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No entiendo como los padres siguen enviando a aus hijos a estudiar a la isla, la verdad.Nuestar experiencia no ha sido mas que un saco de problemas, desde una loca inglesa que se paseaqba en pelota picada por la casa hasta drogas de baja calidad, es decir lo peor de lo peor debajo de las macetas.
La tonteria es interminable y agotadora.La isla no es un lugar idoneo para enviar a esrudiar a ningun niño a el que se le quiera.
Otra cosa es Irlanda.
LOS INGLESES SON LECHE DE CABRA NO MEZCLAN CON NADA. FUI PROFESOR EN UA ESCUELA INGLESA Y ME VINE PA ESPAÑA ACÁ SOMOS MÁS DEMOCRATAS
No sólo tapan el bullying a los menores, también hacen bullying a sus empleados españoles…de primera mano y como antigua trabajadora de allí. Sólo les importa lo que se ve desde fuera, pero parece que empieza a asomar toda la mierda que intentan tapar.
la persona que escribe este artículo es la madre de la niña acosada, así que muy ‘objetiva’ no es, y no es una periodista seria, utilizando este medio para criticar al antiguo colegio de su hija, es un claro conflicto de intereses….