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Independientemente del pulso ideológico, de los intereses especulativos de la demagogia y de los embates de la política, debería haber una elemental decencia ante tragedias extremas, frente a las injusticias evidentes como fue el destrozo de Grünenthal con una medicación experimental, propia de los campos de exterminio, que administrada a embarazadas en los años sesenta provocó deformaciones físicas a cientos de recién nacidos, sin que nadie en España se haya dignado a cubrir las necesidades propias de tamaña aberración en víctimas inocentes, luchadores de alma acerada, abandonados por distintas administraciones incluida la actual socialcomunista.
Hecha la ley, hecha la trampa, se destinó una partida presupuestaria insuficiente en el 2018 y en esa deficiencia pactada para administrar recursos por valor de 20 millones de euros, se ha estancado cualquier revisión que pueda posibilitar el pago de los afectados a través de la asociación AVITE. ¿Qué supone incrementar las ayudas para seiscientos damnificados en comparación con las dotes con que se proveen ministerios como el de Igualdad? Con la crisis económica arreciando es evidente que los miembros de AVITE combaten la indiferencia política ante este brutal drama, con el tesón de quien se sabe tratado con la indiferente amoralidad de cuantos están llamados, por elemental conciencia, para paliar el sufrimiento de magníficos batalladores que partieron por la carrera de la vida en brutales condiciones de desventaja. Con mayor mérito adquirido se considerará el mayúsculo valor de tantos valientes en contraste con los cobardes y vacíos de moral que no tendieron la mano, cuando en ellos estaba la responsabilidad de responder con mínima dedicación para obrar una gran Justicia.
Pedro Sánchez tan empeñado en procurarse votos de modos, por decirlo suavemente, cuestionables, ignora la respuesta que una ayuda social obtendría si al fin acabase con el calvario de los miembros de AVITE que sólo requieren de una magnífica decisión negada durante décadas, la que desmarque la indiferencia del poder político hacia quienes merecen sufragar sus necesidades de supervivencia. Una mínima modificación en la línea de las enmiendas propuestas, y rechazadas por el PSOE y Unidas Podemos, por el Partido Popular y Ciudadanos, dotaría de una práctica esperanza a tantos enfermos, antes de la aberración universal que supone dejarlos morir abandonados a su suerte.
Provean con una brisa de voluntad política, por encima de falseadas tramitaciones que se quedan en el tintero de la burocracia, de esa ínfima cantidad presupuestaria que necesitan los afectados por la Talidomida, los enfermos por la monstruosidad provocada por Grünenthal y aseguren en la conciencia lo que no se pueda reprochar por mirar hacia el prójimo más necesitado, al margen de la batalla política, al menos solucionando una injusticia dando cuentas morales ante la evidencia de la caridad.
No pierdan los responsables la oportunidad de reparar un daño satánico porque, además, cierto es que con el mismo juicio que se juzga se es juzgado y con la misma medida seremos medidos. Inquietos deberían sentirse los que ante la llamada por esta Justicia elemental no hicieron nada por aliviar el inimaginable dolor, y la heroica resistencia, de los afectados por la Talidomida.
Muevan ese dedo y provean de los Presupestos del 2023 una partida acorde con la Justicia que merecen por toda una vida. Al margen de política, este es un espacio que pone a prueba a la humanidad misma, si es que nos queda en España.
Autor
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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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