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La deriva comunista y totalitaria que la jauría podemita, comunista, indepe y terrorista que maneja como títere de feria al que hace de presidente, un tal Sánchez Decretos-Ley, ha alcanzado este pasado martes 16 de noviembre de 2021 uno de sus objetivos estratégicos como es entrar a saco en la red de escuelas e institutos del país y a través de un Decreto-Ley de Evaluación, Promoción y Titulación, panfleto político que da nuevas instrucciones a los profesores, ha burlando una vez más al Poder Legislativo, como a la par, ha ninguneado a maestros y profesores, desoído las advertencias de las organizaciones de padres y madres de alumnos, y en pleno curso escolar ha establecido las bases de un aprobado general para acceder a las distintas titulaciones de ESO y Bachillerato.

Este irresponsable ardid socialcomunista, un maltrato político a la educación del país, genera una disfunción grave en el Sistema Educativo que ahora se ve obligado por motivaciones exclusivamente políticas, de baja política se entiende, a graduar al alumnado sin tener todas las asignaturas aprobadas, es decir, a dar un mismo título a niños y adolescentes con distinto nivel de competencia curricular; como tampoco habrá exámenes de recuperación en la ESO, lo que equivale a que, si un alumno suspende una materia, no se le ofrezca una vía para aprender sus contenidos y después recuperarla.

Una característica, que ya es hábito adquirido en la forma de teledirigir a directores de escuelas e institutos, y al profesorado en general, es la de no establecer criterios concretos o pautas cuando se les obliga por ley a un asunto de su entera responsabilidad. En esta ocasión, la decisión de que un alumno pase o no de curso -promocione- “se tomará de forma colegiada por la junta de evaluación del colegio o instituto” al finalizar el curso escolar. Es el equipo docente, pues, «a quien se otorga la responsabilidad última de la decisión sobre la promoción y la titulación del alumnado». Esto equivale a establecer por ley que, en un barrio de una ciudad cualquiera, un colegio apruebe con tres suspensos, otro con cinco…y no sólo eso, sino que, en una misma escuela, como el asunto depende de un equipo docente, se tengan distintos criterios de evaluación para aprobar o suspender, pasar de curso y dar un título.

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En esto, la incompetencia de la Ministra de “Educación” y del Consejo de Ministros alcanza su cima cuando se afirma que serán los profesores quienes tengan que tomar la decisión después de valorar si el estudiante «ha alcanzado el adecuado grado de adquisición de las competencias correspondientes». Pues alcanzar el adecuado nivel de adquisición de competencias es lo que se venía haciendo y ahora se ha desnaturalizado con el aprobado general. Con un aprobado general las competencias curriculares están de más, como lo están el profesorado, las escuelas, los institutos y el Sistema Educativo de lo que aún queda de país.

Y menos mal que el texto definitivo del real decreto de marras, al que ha tenido acceso elmundo.es (16/11/2021) incorpora las observaciones esenciales que ha hecho Consejo de Estado que, entre otras, ha suprimido la pretensión del gobierno de contabilizar sólo como un suspenso las asignaturas del mismo nombre, es decir, que si el alumno no aprueba Matemáticas de 1º ESO y Matemáticas de 2º ESO, le contará, tras la reprimenda del Consejo de Estado al gobierno, como dos suspensos, no como uno, como pretendía el Consejo de Ministros. Esto, para cualquier profesor, es impensable: ¿Una misma materia de dos cursos distintos con contenidos diferentes contar como un suspenso?

Pero escuchemos a la Ministra de “Educación”, una tal Alegría -alegría de aprobar sin dar un palo al agua es la que tienen los alumnos-: “El 30% de los alumnos de 15 años, al menos ha repetido una vez de curso, y las tasas de abandono escolar vienen engrosadas por este porcentaje de alumnado». Por eso apuesta por un sistema «basado en la confianza en los profesores», la «evaluación continua» y «el trabajo colaborativo de los equipos docentes».

Ahora, según la tal ministra, la confianza en los profesores es incitarlos a que aprueben a todo el alumnado, con lo que eso de la evaluación continua, desde ahora, no servirá absolutamente para nada, ya que al final de cada curso toda la clase está aprobada. Tan perversa maniobra socialcomunista sólo busca que los hijos de los obreros sigan siendo obreros, que ignoren qué es un metro cúbico, un kilovatio/hora, un 30% de interés de demora, un metro cuadrado, una hectárea o que escriba pero en vez de perro (En mi caye, junto a la vaya der colejio, ladra un pero, por poner un ejemplo).

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Pero vayamos a lo concreto de este desgraciado asunto:

¿Con cuántos suspensos se pasará de curso?

En Educación primaria no hay límite de suspensos, en la ESO tampoco y en Bachillerato con dos.

¿Con cuántos suspensos se conseguirá el título?

En E.P. no hay título, en la ESO no hay límite y en bachillerato con uno.

Esta falta de respeto a maestros, profesores, alumnos y padres de alumnos, este maltrato del gobierno por cambiar, nada más y nada menos, los criterios de evaluación, promoción y titulación, ha llevado a varias CCAA a oponerse a tal chapuza que como es natural aún no cuenta con el respaldo del Congreso de los Diputados, al ser una maniobra orquestada en el Consejo de Ministros empleando la puerta de atrás de una democracia que por esa práctica concreta torna dictadura, travestida en régimen totalitario cuando el uso de tal instrumento, un decreto-ley, se hace generalizado, abusivo, y además se emplea para cargarse la educación sin consenso en el Parlamento.

Me viene a la memoria, a principios de los años ochenta, siendo yo alumno en la Escuela Normal de Sevilla, en Pedagogía de 1º, que manejamos un libro de título “La escuela ha muerto”, si mal no recuerdo obra escrita por un tal Everett Reimer.

Pues bien, aquí y ahora, no es que la escuela haya muerto, sino que los/las/les del Consejo de Ministros la han matado.